LA IGLESIA DE SAN BARTOLOMÉ fue reedificada en el siglo XVI, por lo que toda su fábrica es de esa época, salvo la portada románica abierta en el muro sur, que está protegida por un pórtico posterior. Consta esta portada de tres arquivoltas de medio punto decoradas con boceles y una chambrana con puntas de diamante. Apoya esta estructura en parejas de columnillas rematadas en capiteles de hojas esquemáticas y un mascarón de gesto grotesco, mostrando los dientes y la lengua. Por encima de estos capiteles corre una línea de imposta adornada con tallos y flores entrelazadas. El otro vestigio de época románica que alberga la parroquia de Tartanedo es una pila bautismal de finales del siglo XII realizada en piedra caliza. Se compone de una basa cuadrada con decoración en las esquinas, un corto fuste y una copa semiesférica adornada con un cordoncillo entrelazado en su borde superior y con una cenefa de motivos vegetales, con palmetas y piñones, en el centro.