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Exterior de la ermita de Alguiraré

Identificador
50210_01_006n
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 31' 15.42'' , -1º 0' 3.10''
Idioma
Autor
Jorge Arruga Sahún
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Ermita de Alguiraré

Localidad
Pintano
Municipio
Los Pintanos
Provincia
Zaragoza
Comunidad
Aragón
País
España
Descripción
La ermita de Alguiraré es una de las tres que tenía Pintano, según cita Madoz, aunque no especifica cuáles. Como hemos visto, antiguamente perteneció al monasterio homónimo dedicado a Santa María y tuvo aneja una modesta población. A ella se llega desde Pintano por la carretera A-1602 dirección a Bagüés desde la que, a unos 200 metros, hay que tomar el primer desvío a la derecha para adentrarse en una pista forestal que tras dos kilómetros conduce a la ermita, fácilmente visible desde el propio camino. Se encuentra en un pequeño altozano con magnífica vista sobre la localidad. Ricardo Mur considera que Alguiraré era la iglesia de un despoblado del que ya no quedan vestigios, pero en el que supone habría una casa para el ermitaño. La ermita actual es fruto de, al menos, dos ampliaciones de la fábrica original románica. Así, la zona de la cabecera tuvo una importante ampliación en planta al duplicar su longitud por la zona de los pies. En un momento posterior ambas fases fueron recrecidas en altura, es decir, tanto en la zona del ábside semicircular como en el cuerpo de la nave tal y como atestiguan las últimas seis hiladas. Además, la ermita fue objeto de una restauración en 1960. Es una construcción de nave única de forma rectangular con orientación litúrgica hacia el Este. La nave tiene 13,40 m de largo y 4,57 de ancho y a ella se accede a través de la pequeña puerta, de factura posterior a la fábrica original, ubicada en el muro meridional. Frente a la solidez estanca del muro con que fue edificada la cabecera, destaca el único vano de la construcción, de forma rectangular, muy estilizado y estrecho. Se ubica en la zona semicircular de la cabecera pero no en eje sobre el altar sino desplazado ligeramente hacia el Sur. Su ubicación y el remate recto llevan a pensar en que fue abierto en época moderna con intención de iluminar el retablo. Es precisamente en este lienzo meridional donde se localizan los pocos detalles ornamentales de la ermita. Destaca uno de los sillares situado en las hiladas de la parte superior del muro de la epístola en el que hay tallada una cabeza en piedra arenisca ya desgastada que recuerda a la que hay en la villa de Navardún, en el canecillo occidental del tejaroz de la portada. Tal y como indica Abbad Ríos, el uso de este material es una constante dentro de la arquitectura románica de las Cinco Villas, donde los edificios son de piedra de mayor resistencia “en las partes del edificio que tienen que soportar más peso”. Así, las construcciones son de materiales pétreos estables, mientras que la escultura se realiza a partir de “la blandura de la arenisca al facilitar la labra” en la ornamentación. El muro occidental apenas si reviste interés, ya que es liso en su totalidad y además aparece enlucido con una capa de yeso. La solidez del lienzo cuenta con la excepción de un pequeño vano rectangular abierto en la parte superior y que sirve para albergar la campana que por lo demás resulta de todo punto inaccesible, ya que se toca por medio de una cuerda desde el interior de la nave. Además, en esta zona destacan los sillares de mayor tamaño que se disponen en ambas esquinas con la función claramente marcada de refuerzo estructural. El alzado septentrional demuestra la notable diferencia entre las dos fases constructivas en la zona anexa al semicírculo absidal, puesto que la totalidad del muro que corresponde a la nave se encuentra también enlucido. En el extremo nororiental se aprecian con claridad las dos etapas fabriles ya indicadas así como el recrecimiento de mampuesto irregular y rudamente colocado sobre el que se apoya la estructura de cubierta. La cubierta permanece inaccesible tanto desde el interior como desde el exterior, no obstante deducimos por su tipología que está realizada a base de cerchas triangulares de madera, con vigas perpendiculares al tránsito de la nave que se embeben directamente en el grosor del muro. En la zona externa ha sido recubierta con teja curva. El interior carece de elementos artísticos de relevancia, quedando cubierto por medio de un cielo raso, enlucido en su totalidad. Una hornacina de época moderna rematada por arco rebajado preside el muro del evangelio, realizada en piedra con cierta torpeza. Otra hornacina fue practicada en el centro del ábside, probablemente en las mismas fechas. En consecuencia, estamos ante un edificio de carácter rural y probable origen románico, si bien carece de rasgos habituales en ese período como la ventana en el eje o la diferenciación entre ábside, presbiterio y nave. Hemos de pensar que la hipotética fábrica del siglo XII (cronología propuesta por diversos autores como Aramendía o Ricardo Mur, aunque resulta evidente la inexistencia de elementos que sustenten una datación segura), de la que se conservaría el trazado del ábside y parte de los paramentos, fue modificada de manera significativa incluso en el propio alzado absidal con motivo de las remodelaciones de época moderna.