ESTÁ SITUADA EN EL EXTREMO oriental de la Plaza de España, en el centro del casco urbano aquilarense. Los orígenes de la iglesia de San Miguel se remontan, al menos, a los primeros años del siglo XIII, constan ya noticias del año 1220. En el primer tercio de la centuria siguiente se emprendió la construcción de un nuevo edificio cuyo principal impulsor fue el arcipreste Garci González, según se detalla en el epitafio de su sepulcro. Hacia 1346 debían estar a punto de finalizar las obras pues el obispo de Sigüenza, don Alonso de Aguilar, concedía indulgencias a quienes visitaran el templo una vez terminado. En 1541 la antigua iglesia arciprestal fue elevada a la categoría de colegiata por el papa Paulo III a instancias de don Juan Fernández Manrique, tercer marqués de Aguilar y embajador de Carlos V en Roma. Del antiguo edificio tardorrománico sólo se conserva la capilla del baptisterio que ocupa el último tramo de la nave del evangelio, hoy convertida en una sala del museo pa rroquial. Esta capilla, que en su momento estuvo dedicada a san Juan, es de planta rectangular y dimensiones menores que las del siguiente tramo gótico, por lo que el muro norte se esquina para dar mayor anchura al templo. Se cubre con bóveda de crucería cuyos nervios descansan sobre columnas adosadas en los ángulos. Sin embargo, los vanos son aún de medio punto; el situado sobre la puerta del muro occidental es un simple vano abocinado, carente de decoración. Más compleja es la ventana del lado septentrional, de medio punto con chambrana moldurada y que apea sobre sendas columnas con capiteles de crochets. La portada, de arco apuntado, consta de chambrana nacelada y dos arquivoltas decoradas con boceles entre medias cañas que apoyan sobre dos pares de columnas coronadas por sencillos capiteles de crochets, similares a los del ventanal septentrional. Empotrado en el muro occidental de la torre se encuentra un tímpano descontextualizado reaprovechado, sin duda correspondiente a una antigua portada desaparecida. De arco apuntado, representa a Cristo sedente, como Varón de Dolores, flanqueado por dos parejas de ángeles acomodados al marco, que portan los instrumentos de la Pasión. Sería factible ponerlo en relación con el tímpano de Báscones de Valdivia, tomando ambos como punto de partida el modelo del maestro del Cristo Triunfante del monasterio de Aguilar. En las salas del museo parroquial se conservan algunas piezas románicas de gran interés, entre ellas una Virgen procedente de la localidad de Grijera y fechable hacia la segunda mitad del siglo XII y el Cristo procedente de Santa Cecilia, singular talla cuya cronología ronda el 1200.