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Detalle de la ventana absidal

Identificador
34405_01_001
Tipo
Fecha
Cobertura
42º 29' 56.94'' , -4º 19' 8.96''
Idioma
Autor
José Luis Alonso Ortega
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Martín

Localidad
Hijosa de Boedo
Municipio
Santa Cruz de Boedo
Provincia
Palencia
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LA IGLESIA PARROQUIAL DE SAN MARTÍN posee una única nave dividida en tres tramos, presbiterio de cierta longitud, con una pequeña capilla adosada a su muro sur y la sacristía al norte. El ábside es semicircular. El conjunto lo completan una torre, de planta cuadrada, ubicada a los pies y el pórtico adosado al muro sur de la nave. Tanto en su construcción original como en los añadidos posteriores se utilizaron diversos materiales, destacando principalmente la sillería arenisca local de grano muy fino (ábside, torre y pórtico) y la mampostería, sobre todo en los recrecimientos (ábside, nave, torre, pórtico, capilla, etc.). Otros como el ladrillo, el sillarejo o el adobe serán utilizados en los aleros (ábside y nave) y en los espacios de más reciente creación. Exteriormente conserva todavía, a pesar de las muchas transformaciones sufridas, ciertas partes de época románica. Una de éstas es el tambor semicircular del ábside con su paramento dividido verticalmente en tres paños mediante dos semicolumnas. Éstas poseen gruesos fustes sobre basas con bolas angulares que descansan en un alto plinto prismático y éste, a su vez, sobre un rebanco que lo recorre en toda su longitud. Horizontalmente el muro se articula en dos niveles mediante una simple moldura de caveto lisa. En época posmedieval este tambor sufre un recrecimiento en altura, claramente visible tanto por la diferencia de estilos como por la utilización de otros materiales. Conserva el ábside un ventanal original, abierto en el lienzo central, tan sólo visible desde el exterior. Muy posterior a la construcción románica es el pórtico que aparece adosado al muro sur de la nave, compuesto por sencillas columnas con éntasis que sostienen una techumbre de madera a una sola vertiente. Otro elemento al que hacíamos alusión anteriormente era la torre ubicada a los pies de la iglesia. Aunque pudiera tener sus fundamentos en época románica, la actual presenta una cronología muy posterior. De planta cuadrada, posee un gran cuerpo inferior macizo, que ocupa prácticamente dos tercios de su altura total; una moldura lo separa de un cuerpo superior, en el que se abren dos arcos de medio punto a cada lado. Coronando el conjunto aparece un pequeño tramo, separado del anterior por otra moldura, rematado por cubierta a cuatro aguas con pináculos angulares. Los tres tramos de la nave están cubiertos con bóvedas de aristas decoradas con yeserías barrocas; en el tramo de los pies aparece el típico coro alto de madera y bajo él el baptisterio, que cobija una pila bautismal que podríamos considerar tardía (siglo XVI). Por su parte el ábside semicircular, totalmente enmascarado por un retablo de la segunda mitad del siglo XVII, va precedido de un arco triunfal apuntado que da paso a un presbiterio -cubierto con bóveda de cañón apuntado- que se decora con dos impostas lisas. Tan sólo conserva su muro norte ya que el sur desapareció al construirse la capilla de San Pedro o de los Aguilar, comunicándose con ésta a través de un arco de medio punto renacentista, muy deteriorado en su estructura. Se cubre con una bóveda de crucería tipológicamente gótica pero de cronología tardía y conserva un retablo de hacia mediados del siglo XVI. De hecho, existen noticias documentales que nos hablan de la intervención del cantero vizcaíno Domingo de Bidabe que en torno a 1568 trabajó en la capilla y sacristía de San Martín de Hijosa. El arco toral es de sencilla factura, apuntado y doblado, y apoya sobre columnas con capiteles sin tallar y cimacios en los que se insinúa una decoración geométrica en zigzag. Los fustes aparecen revocados (el de la izquierda con leve estriado) y las basas, muy sencillas, descansan sobre plinto. El interior de los muros de la nave se ve salpicado por multitud de retablos, la mayoría de ellos del siglo XVIII. A excepción de determinados arcos y bóvedas, su interior aparece prácticamente revocado en toda su integridad con un diseño que simula el despiece de los sillares. Este revestimiento, tan común en las iglesias rurales, data probablemente de 1962, fecha que aparece pintada en la clave del arco toral. Las bóvedas, en su mayoría también revocadas, se cubren con yeserías de filigrana vegetal típicamente barrocas. El edificio románico, parcialmente conservado (cabecera y parte del alero del muro norte del presbiterio), presenta características propias del siglo XIII. De esta centuria, conservamos el ábside. Muy posteriormente, hacia la primera mitad del siglo XVII, el edificio sufrió una ampliación y se alzó la torre, pórtico y capilla de San Pedro. De este momento, o ligeramente posterior, data la actual cubierta de la nave. En un momento difícil de precisar (siglo XVIII-XX), se construyó la sacristía. Restauraciones efectuadas en 1962 y 1985 dotan al edificio de su aspecto y configuración actual. Su escasa decoración escultórica se concentra en dos zonas del edificio muy concretas: la cabecera y la portada. En la primera cabría destacar los canecillos, de simple nacela, que aparecen bajo los aleros del ábside y muro norte del presbiterio, y las columnas absidales. Estas últimas con unos toscos capiteles que -sustentando el alero- aparecen decorados, uno con piñas angulares y el otro con arquillos. Las columnillas que flanquean la ventana absidal -compuesta por una estrecha saetera cegada enmarcada por un arco de medio punto con arquivolta de baquetón y bolas y chambrana biselada con decoración de nido de abeja- presentan unos capiteles vegetales igualmente toscos, uno con largas piñas verticales y otro con bandas rayadas y cabeza rostrada angular. Posee fustes lisos y basas de neumático con anillo superior. La portada de acentuado goticismo, que como hemos indicado se abre en el muro sur de la nave, es de una sencillez extrema y de marcado acento popular, acaso emparentada con las de Oteruelo de Mudá y San Felices de Castillería. Se compone de un arco apuntado, sin tímpano, formado por dos arquivoltas y una gruesa chambrana exterior, todo ello decorado con unos simples baquetones. Las arquivoltas se apoyan en simples jambas y los cimacios son lisos.