APESAR DEL NOMBRE DEL PUEBLO, la iglesia parroquial está dedicada a Santa María, aunque teniendo en cuenta la organización en dos barrios sin duda en origen el templo principal era el de San Lorenzo, que finalmente se convirtió en ermita. La actual iglesia es un edificio construido en menuda mampostería, con cabecera cuadrada y una nave y en el que destaca a los pies su voluminosa torre. Prácticamente toda la fábrica data de una renovación llevada a cabo con posterioridad a la Edad Media, aunque conservando del período románico la portada, abierta en el muro sur y precedida por un pórtico. Es ésta una sencilla puerta situada a ras de un revocado muro y formada por arco de medio punto doblado, con la rosca interior recorrida por bocelillo y la exterior similar, aunque ahora trasdosada por una especie de guardapolvo decorado con trece cabecitas humanas frontales, ocasionalmente barbadas y generalmente peinadas con melena partida, recta o formando bucles. La arquivolta interna apoya en pilastras igualmente recorridas por bocelillos, con impostas ajedrezadas, mientras que la externa lo hace sobre columnillas con unos pequeños basamentos cuadrangulares semienterrados, fustes monolíticos y capiteles con motivos figurados, aunque muy erosionados. Aun así, en el occidental llega a reconocerse una lucha de peones, donde apenas si se ven los volúmenes de los dos personajes que sostienen escudos que parecen del tipo de cometa, sujetados al cuerpo con tiracol. En el oriental se aprecian dos aves de largos cuerpos que se dan la espalda, con las cabezas entre tres volúmenes, a modo de bolas o seguramente cogollos vegetales. El relieve de ambos es muy abultado y los cimacios ajedrezados. Dada su extraña composición creemos que la portada está totalmente remontada, pues en la arquivolta exterior parece que las dovelas originales se recortaron y se adaptó más adentro una chambrana. Posiblemente se hizo cuando se reconstruyó todo el templo. En cuanto a su cronología, dados los cambios que ha debido sufrir y la erosión de la escultura, no estamos en condiciones de hacer una valoración fidedigna, aunque cabe señalar que los motivos representados en los capiteles son característicos del último tercio del siglo XII, unas fechas que apunta también Pérez Carmona. Al margen de estos escasos restos románicos Julián García Sáinz de Baranda destaca su retablo mayor “y una tabla flamenca de Van Eyck”.