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Vista de las arquivoltas de la portada

Identificador
40180_01_041
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41º 1' 37.1" , -4º 1' 35.85"
Idioma
Autor
Carlos Álvarez Marcos
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Bartolomé

Localidad
Basardilla
Municipio
Basardilla
Provincia
Segovia
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
DECLARADA BIEN DE INTERÉS CULTURAL el 4 de junio de 1994 con categoría de monumento, este, como veremos, complejo edificio se encuentra enclavado dentro del núcleo urbano acosado por los edificios y sobre un macizo rocoso que aflora en algunas partes exteriores del templo. Está formado por dos ábsides, dos naves, torre ubicada en la esquina suroccidental y portada de acceso al templo en el lado meridional, rodeada además por un murete de piedra que cierra un pequeño terreno frente a la dicha portada en el que recientemente se ha descubierto y excavado un osario. El material constructivo es fundamentalmente la mampostería, empleada en la mayor parte de los muros y reservándose la sillería para los esquinales y las partes principales que llevan decoración: ventanas, portada, cornisa y canecillos. Originalmente la fábrica románica estaría formada solamente por la capilla mayor y la nave principal, notablemente más corta que la nave que vemos hoy día. El ábside mayor permanece enfoscado, dividido en dos cuerpos por una línea de imposta de perfil de nacela y listel y con una ventana ubicada en el centro del cuerpo superior de tipo saetera abocinada interiormente y con forma de arco de medio punto al exterior volteada por una arquivolta también de medio punto que es recogida por pequeñas columnas de fustes lisos y un par de capiteles en los que se representa en cada uno de ellos una pareja de arpías bastante deterioradas con las alas desplegadas. La decoración de la ventana se completa con unos cimacios de nacela y listel y una chambrana de perfil baquetonado. Destacamos también, dentro de la ornamentación de este ábside principal, algunas piezas conservadas de la cornisa decoradas con una doble cinta vegetal acanalada que va formando círculos dentro de los cuales se inscriben estrellas de cuatro puntas. Una serie de canecillos figurados, la mayoría en mal estado, sujetan dicha cornisa, y entre los motivos representados podemos ver un centauro, sirena de doble cola, serpientes, aves picoteándose las patas, rostros humanos, canes con perfil de doble nacela, otros decorados con gruesas bolas, una figurita humana con larga melena y sonrisa burlesca, cuadrúpedos identificables, etc. Aunque en mal estado todavía es posible distinguir en el espacio entre canecillos dos metopas, una decorada con una gran flor de cuatro pétalos y otra con un disco solar. El ábside menor, adosado a la capilla principal por su lado sur, presenta una tipología muy similar al anterior; aunque de menor altura está realizado también en mampostería y sillares en las esquinas, ventana y canecillos. El tambor se divide en dos cuerpos mediante una imposta de nacela, similar al ábside principal, y en el centro del cuerpo superior se ubica una sencilla ventana se sillería caliza con forma de arco de medio punto. Los canecillos son muy simples la mayoría con perfil de caveto, proa de barco y alguno de rollos. El muro norte de este segundo ábside no fue necesario construirlo puesto que se adoso directamente a la capilla mayor, y tampoco hubo necesidad de realizar el muro oeste ya que en este lado se aprovechó como cerramiento de este ábside menor, un contrafuerte construido con sillería que había sido necesario adosar con anterioridad para poder contrarrestar los empujes del arco triunfal de la capilla mayor. La existencia de este contrafuerte está plenamente justificada por los problemas estructurales que debió sufrir esta iglesia prácticamente desde el comienzo de su construcción, problemas que llegan hasta nuestros días y han sido objeto de estudio e intervención de las últimas restauraciones. Curiosamente en lateral occidental de este ábside se encuentra una puerta de medio punto con sillería labrada a hacha por lo que creemos que se podía acceder a este ábside sin necesidad de entrar en la iglesia, y aunque desconocemos su función original creemos que esta estancia pudo ser utilizada como capilla particular o en último caso como sacristía función que desempeña actualmente. El acceso al edificio se efectúa por una única portada colocada en la parte central de la nave menor, una nave que como explicaremos más adelante fue fruto de otra reforma constructiva llevada a cabo en el edificio. Deducimos por tanto, que dicha puerta no se encuentra en su ubicación primitiva sino que fue trasladada aquí desde el muro sur de la nave principal, actualmente desaparecido. Ligeramente adelantada respecto a la nave, se trata de una puerta en forma de arco de medio punto y dos arquivoltas. Parte de su decoración, así como los volúmenes generales que presenta nos hace relacionar esta portada con las de las iglesias de Mata de Quintanar o Villovela de Pirón. Las dovelas del arco se ornamentan con flores de seis pétalos dentro de clípeos perlados y con cuatro hojitas repartidas en cada esquina de la dovela mientras que un bocel y una fila de puntas de clavo talladas en el extradós del arco decoran las arquivoltas; la externa descansa en sencillas jambas prismáticas y la interior lo hace en columnas que sostienen capiteles, el de la derecha con una pareja de cuadrúpedos, posiblemente leones, con las cabezas enfrentadas y unidas por un tallo que se bifurca hacia las esquinas de la cesta (encontramos una cesta parecida en Rebollar, barrio de San Pedro de Gaíllos); el capitel de la izquierda tiene una interpretación más complicada debido sobre todo a su elevado grado de deterioro: aparecen representadas tres personajes bajo arquillos lobulados sostenidos por columnas helicoidales, dos de ellos, los ubicados en los laterales, van vestidos con túnicas hasta las rodillas, media melena y parecen realizar una genuflexión al doblar levemente sus rodillas inclinándose pues ante la figura representada en la parte central prácticamente desaparecida. El interior del edificio se distribuye en dos naves con sus correspondientes ábsides, la nave mayor cubierta por un cielo raso de yeso al que se le han colocado unas vigas de madera que simulan sostenerlo, la nave menor cubierta por una armadura de madera y los ábsides se cubren también con falsos techos de yeso. Siguiendo con la nave mayor, se comunica con la cabecera principal a través de un arco de sillería de medio punto y dos arquivoltas, éstas últimas recogidas por jambas prismáticas de arista viva mientras que el arco principal apea en columnas adosadas cuyos capiteles han desaparecido siendo sustituidos por bloques de piedra lisos sin decoración. Se conservan, sin embargo, los cimacios originales decorados por una cinta doble vegetal que se va entrelazando formando círculos dentro de los cuales se tallan estrellas de cuatro puntas. Dentro de la cabecera, el tramo presbiterial se anima mediante dos arcos ciegos de medio punto realizados en ladrillo en cada uno de sus lados. Uno de estos arcos fue alterado parcialmente para colocar la puerta que comunica el ábside menor, hoy sacristía, con la capilla mayor. La ventana que hallamos en la parte central del exterior del ábside principal tiene su correspondencia interna, siendo aquí una sencilla ventana abocinada de arco de medio punto que apoya en jambas con cimacios y chambrana lisos de perfil achaflanado y listel. Justo encima del arco se conservan los restos de una imposta, que probablemente se desarrollaba por toda la cabecera, en la que se repite el motivo decorativo de estrellas de cuatro puntas dentro de círculos. En el lado sur del ábside en la parte alta se encuentra otra ventana de formato rectangular cuya ejecución data del año 1865. Las dos naves de la iglesia se comunican longitudinalmente mediante un gran arco carpanel de granito con una luz de unos 9,50 m y que es posible fuese realizado por el cantero García del Valle en 1556 por un importe que asciende a 6572 maravedís. Esta nave menor, llamada de Santa Águeda por tener un retablo de la misma en el extremo oriental, creemos que fue construida también en esta época, reubicando la portada principal que se encontraría en el muro sur de la nave mayor y colocándola en su actual emplazamiento, también el muro sur pero de la nave menor. El ábside menor que, recordamos, se había añadido a la cabecera y al contrafuerte del muro sur y creemos funcionaba como una estancia exenta de la iglesia, queda ahora aislado ya que la pequeña puerta de sillería por la que se accedía a él desde el exterior se ciega, colocando en este frente el retablo de Santa Águeda y acentuando así su función de sacristía al tener una única entrada ubicada en la capilla mayor. Las obras en la iglesia continuaron construyéndose la torre ubicada en el ángulo suroccidental, adosada a la nave menor, y a la que se tiene acceso desde el interior del edificio por una pequeña puerta practicada en el muro oeste de la nave. La torre se asienta sobre un zócalo de unos dos metros de altura realizado con mampostería y sillares de refuerzo en las esquinas sobre el que se alzan tres cuerpos. El primer cuerpo y el basamento son obra de finales del siglo XVII mientras que los dos pisos superiores se construyeron uno en 1758 y se culminó la torre diez años después con el último piso de ladrillo y una tronera de arco de medio punto a cada lado para albergar las campanas. También en 1758 se llevó a cabo la obra de ampliación de la nave mayor aumentando en unos cuatro metros la longitud inicial del muro norte de la nave y suprimiendo el muro occidental de la primitiva fábrica románica para construir un nuevo lienzo mural en el lado oeste en línea con la torre de la iglesia. Los retablos existentes en la iglesia se realizaron en los siglos XVII y XVIII y son: en el lado norte de la nave mayor el retablo mayor dedicado a San Bartolomé antes colocado en el ábside, el retablo de la Virgen del Rosario y el retablo de San Antonio y en la nave menor a un lado y otro de la puerta el retablo de la Virgen Dolorosa y el retablo de Santa Águeda. La iglesia también conserva en la esquina noroeste de la nave mayor una pila bautismal románica de una sola pieza de piedra caliza con un diámetro de 116 cm y una altura de 101 cm. La copa semiesférica es completamente lisa sin ningún tipo de adorno mientras que el pie que la sostiene está decorado por un junquillo. Dos restauraciones fundamentales se le han realizado al edificio en la última década del siglo XX. En 1993 se procedió a colocar tres tirantes de cable de acero en el ábside que intentaron solucionar los problemas de empuje de las cubiertas que el edificio. La segunda restauración fue llevada a cabo entre los años 1998 y 1999 y en ella se retiraron los retablos para dejar a la vista la ventana románica del ábside principal, se descubrió el arco de la puerta del ábside menor que lo comunica con la nave aunque se volvió a cegar, y se procedió a enfoscar gran parte de lo muros del edificio con arena de sílice y cemento blanco. En definitiva, la localidad de Basardilla cuenta con un curioso ejemplar de iglesia románica cuya fábrica inicial mitad del siglo XII cuando se construyen el ábside principal y la nave mayor. No mucho tiempo después es necesario reforzar la construcción con un contrafuerte en el lado sur cercano a la cabecera y todavía en estilo románico, quizá en el siglo XIII, se añade un segundo ábside de menor tamaño y que funcionaría de forma independiente a la iglesia quizá como capilla particular. A mediados del siglo XVI el edificio sufre otra fuerte intervención y se amplia con una nave adosada en el lado meridional trasladándose también la portada románica siendo colocada en su ubicación actual. En el siglo XVII se construye el zócalo y primer cuerpo de la torre que se concluye a mediados del siguiente siglo, momento en el que también la nave mayor sufre una pequeña ampliación hacia el oeste. Otras obras de menor tamaño se realizan en el siglo XIX como la apertura de una ventana en el ábside principal o los arreglos en la tribuna de la nave mayor hasta las obras de restauración de finales del siglo XX que otorgan al edificio su aspecto actual.