LA IGLESIA PARROQUIAL, construida fundamentalmente a base de sillares, consta de cabecera cuadrada, cuyo testero ha sido ampliado para convertirse en juego de pelota, como ocurre a menudo en otros templos de la comarca. La nave es de dos tramos, separados por arcos diafragma apuntados, con portada a mediodía y espadaña a los pies, mientras que al sur se adosan la sacristía, las trojes y un pórtico. Toda la fábrica responde prácticamente a construcciones y renovaciones llevadas a cabo tal vez ya en la Baja Edad Media, pero sobre todo en siglos posteriores, conservando algunos pequeños restos de una posible iglesia románica, como ocurre en el muro norte de la nave, donde aparecen retales de una fábrica más vieja, distribuidos en el primer y segundo tramo. En aquél parece averiguarse el esquinal oriental de la antigua nave, también de sillería, aunque de peor calidad que la posmedieval, con la parte superior del muro desmantelado para abrir un ventanal. En el segundo tramo el aparejo es similar, aunque el sector más occidental corresponde ya a la sillería posmedieval, mejor concertada; se conserva sin embargo el alero románico, con claros restos de tres canecillos de nacela y acaso otros dos más, sobre los que posteriormente se llevó a cabo un recrecimiento del muro. Más difícil es tratar de ver algo en el muro sur, donde revocos y añadidos enmascaran el muro. En el interior el arco triunfal es posmedieval, pero el que separa los dos tramos de la nave presenta arco doblado y apuntado, con cortas pilastras e impostas de listel y chaflán, una estructura que Guadalupe Ramos considera como del siglo XIV, mientras que para los restos del muro norte supone una cronología románica. A nuestro juicio nos hallamos ante uno de los típicos edificios rurales de complicada evaluación artística y cronológica pues aunque puede aceptarse la clasificación que esa autora hace, es posible también que el muro norte sea contemporáneo del arco de la nave, pudiendo corresponder ambos a una cronología muy amplia, desde las primeras décadas del XIII hasta ese mismo siglo XIV. Sería en tal caso un testimonio más de unos tipos constructivos -e incluso decorativos- que se dan con frecuencia en las pequeñas iglesias rurales, tanto de Sayago como de muchas otras comarcas de los reinos de Castilla y de León, y que tan complicada hacen la adscripción estilística y cronológica de las mismas.