EL TEMPLO ESTÁ UBICADO en una suave hondonada que hallamos en los aledaños del disperso caserío que conforma la villa. Está construido con calizas de la zona, predominando los mampuestos sobre los sillares, concentrándose éstos en los esquinales, vanos, y espadaña. En el exterior se observan por lo menos dos fases constructivas, una primera de inspiración románica y la otra tardogótica. La morfología espacial no responde a un canon concreto, así nos encontramos que si bien la primitiva iglesia debió ser de una sola nave con cabecera semicircular y espadaña a los pies, actualmente y como consecuencia de las reformas sufridas en el siglo XVI la articulación de los distintos elementos arquitectónicos ha variado ostensiblemente. Se ha añadido una nave en la zona meridional, las bóvedas son ahora de crucería, la cubierta que vierte al sur ha sido aumentada para albergar un pórtico y la espadaña, con claros signos de haber sido reutilizada, se ubica en la actualidad perpendicularmente al punto de encuentro entre el paramento meridional del presbiterio que acodillaba la antigua nave. La presencia románica en el exterior del templo se concreta en el ábside y en la espadaña. El ábside de reducidas proporciones no contiene decoración de valor. Es patente la ausencia de vanos y otros elementos arquitectónicos como arcadas, pilastras, etc. Únicamente son de reseñar los canecillos achaflanados que le recorren. La espadaña es de fábrica más esmerada, seguramente trasladada desde los pies a su actual ubicación. Es de armónicas formas con un remate a dos aguas señalado por un suave alero. Se articula en dos cuerpos divididos por una línea de imposta de la que arrancan las dos troneras, separadas éstas por una columna geminada sobre la que apoya un capitel doble figurado. En la cara que mira a occidente observamos un mascarón de aspecto burlesco, un cimacio achaflanado adornado con círculos que encierran flores cuatripétalas y sogueadas chambranas orlando los arcos. En el lado oriental, el capitel enseña un motivo iconográfico original, con dos personajes que transportan un barril colgando de una vara apoyada en sus hombros. Seguramente este motivo hace alusión a la construcción del templo o a una escena agrícola, como se puede apreciar en otros ejemplos de la misma provincia (Siones) y fuera de ella (Santillana del Mar, Silió, Frómista y San Pedro de Valdecal). El cimacio que se corresponde con este capitel es de similar aspecto al anterior reseñado. En el interior el espacio se estructura en torno a las dos naves señaladas y a la cabecera que enlaza con éstas a través de un doble arco triunfal soportado por pilastras de perfil clásico y cimacios biselados. La bóveda de horno que corona el tambor absidal y las dos credencias situadas en ambos muros presbiteriales son otras evidencias de época románica. De interés son también los restos de pintura de época posterior que encontramos en este mismo ámbito absidal. Datar la construcción del primitivo templo románico no es tarea fácil, aunque debemos suponer que al igual que en otros tantos edificios religiosos de la merindad de Sotoscueva y aledaños, la fecha de construcción no debió ser anterior al último tercio del siglo XII, así lo atestiguan alguno de los motivos iconográficos muy al uso a finales de esta centuria, caso del personaje de aspecto burlesco que saca la lengua en uno de los capiteles de la espadaña, muy parecido a otros de San Pantaleón de Losa, fechada en 1207.