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Capitel del lado izquierdo de la portada meridional. Sirena de doble cola que se agarra sus puntas

Identificador
47282_01_036
Tipo
Fecha
Cobertura
41º 49' 48.35'' , -4º 39' 5.71''
Idioma
Autor
José Luis Alonso Ortega
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Miguel Arcángel

Localidad
Trigueros del Valle
Municipio
Trigueros del Valle
Provincia
Valladolid
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LA IGLESIA PARROQUIAL DE TRIGUEROS está realizada en caliza del pontiense de sillares perfectamente escuadrados. Tiene planta de una sola nave orientada, cubierta con bóveda de medio cañón apuntado y considerablemente abombado, dividida en cinco tramos mediante arcos fajones que alternan su apoyo en pilastras lisas y ménsulas de cuarto de bocel. Todo ello recorrido por una imposta achaflanada sin ornamentar. Estos soportes estuvieron contrarrestados al exterior por contrafuertes lisos y de poco resalte que llegaban directamente hasta la cornisa, hoy desaparecidos en su mayoría. Es de reseñar que esta tipología de cubierta supone una originalidad entre las iglesias románicas rurales de la parte oriental de la provincia, que normalmente suelen presentar armadura de madera. Tal peculiaridad podría explicarse por la dependencia de esta población a la Colegiata vallisoletana y lo que ello pudo implicar: mejor situación económica del clero local y por ende una mayor disponibilidad material para planificar la cubierta de su iglesia. Respecto al desplome de la bóveda y su perfil apuntado, Tomás del Moral señaló que podría obedecer a una reconstrucción de la cubierta en el curso del siglo XIII quizá a causa de su estabilidad. La factura de los modillones del alero, claramente diferentes a la ornamentación del ábside y la portada reforzaría esta hipótesis, no contempla por Felipe Heras. Si bien la parte de la nave ha sido enmascarada por el encalado, ampliada y transformada en época moderna, el ábside, por el contrario, permanece prácticamente intacto, aunque, eso sí, oculto en su interior por un retablo rococó del siglo XVIII si bien está cubierto por cascarón apuntado y presenta arco triunfal también apuntado. En el exterior se percibe cómo está levantado sobre un zócalo de piedra para salvar el desnivel existente. Se divide en cinco paños por cuatro medias columnas entregas sobre plinto semicircular y basas de un toro y filete. En los tres paños centrales se abren ventanas de medio punto con doble arquivolta. La exterior descansa directamente sobre la jamba esquinada, y la interior sobre columnas de basa ática y pesado toro. Los huecos, hoy cegados, debían ser estrechos, de tipo saetera. La cornisa se compone de dos bocelas y escotadura, y descansa sobre los capiteles de las citadas columnas y sobre canecillos de perfil de nacela. Además de los vanos del ábside, podemos señalar otros dos de cierta relevancia. Por un lado una ventana que abierta en el primer tramo de la nave –en el lado de la epístola–, que presenta derrame interior y por otro la portada de ingreso al templo, situada al mediodía y que alberga una interesante decoración escultórica. A partir de siglo XVI el templo experimentó diversos procesos de ampliación. En primer lugar con la anexión, a la altura del crucero y en sus dos lados, de sendos tramos cubiertos con bóvedas estrelladas de terceletes con florones. Para ello se rasgó el paramento presbiterial disponiéndose dos amplios arcos rebajados. Ello obligó a que las pilastras románicas del tramo quedaran voladas. Posteriormente, en el siglo XVIII, se dispuso una nave en el flanco septentrional del templo derribando lo que quedaba del muro románico y abriendo en su lugar arcos de comunicación. Además fue ampliado el templo por su hastial con un tramo y puerta occidental adintelada, y se construyó una sacristía en el ángulo sureste del ábside lo que imposibilita su visión. Todo ello en pobre obra de mampostería. La decoración escultórica se concentra en la portada y en el ábside. Se observa una gran variedad decorativa en talla plana a bisel que, pese a su riqueza y pretenciosidad, no puede disimular su tosquedad y rudeza, propia de un maestro local. La portada, la más rica de las conservadas entre las iglesias rurales de esta zona de la provincia, está situada al mediodía y debió rematar en tejaroz, hoy perdido. Toda ella se asienta sobre un basamento de piedra para salvar el desnivel y presenta basas y plintos fuertemente deteriorados. De amplio abocinamiento y resaltada del muro, está compuesta de siete arquivoltas y chambrana apoyadas sobre jambas esquinadas y tres columnas acodilladas a cada lado. La chambrana presenta decoración de taqueado. En las arquivoltas aparecen diversos motivos decorativos. Desde el exterior al interior puede verse un trenzado perlado (semejante al de Piña de Esgueva o Valdespina) y hojas alancetadas y lisas en serie rodeadas por cuatro medias hojas rematadas en bola. A continuación, puntas de clavo y lazos orlados también con perlas y troncos piramidales en los huecos. La siguiente arquivolta es más sencilla y se resuelve con bocel y escocia. Las dos más internas presentan cinta en zig-zag perlada y taqueado respectivamente. Todo ello reposa sobre la imposta o cimacio, decorado en la parte derecha con seis filas de taquitos y con entrelazo estriado en la parte izquierda. Las columnas, de fuste monolítico, presentan a ambos lados cestas decoradas con tosco biselado. A la derecha aparece uno con animales afrontados (de cuerpo único y cabeza común), otro con figura antropomorfa con túnica de finos pliegues concéntricos y un tercero más sencillo orlado con bolas en su parte superior. Los capiteles de la izquierda presentan a su vez decoración de entrelazo con perlas, sirena de doble cola que se agarra sus puntas (que probablemente alude al pecado de lujuria) y hojas estriadas rematadas en prominencias bulbosas. El ábside, que ya hemos descrito en sus elementos arquitectónicos, es el otro elemento que alberga decoración escultórica. Los capiteles de las medias columnas entrega que lo dividen en paños carecen de cimacio y reciben directamente la cornisa. Son capiteles de hojas carnosa, a veces estriadas, con los remates vueltos y con bolas. La excepción es el primer capitel del lado de la Epístola, en el que vuelve a representarse el tema de la sirena de doble cola, acompañada de otra figura humana. La cornisa descansa también sobre canecillos de perfil de nacela, igualmente decorados. Aparecen en estos canecillos dos figuras humanas acurrucadas, palmeta estriada, de nuevo la sirena de doble cola, grupo de dos piñas con palmeta, poma, hoja carnosa vuelta en sus extremos y trenza. Los capiteles de las columnas que soportan la arquivolta interior de las ventanas de este ábside presentan decoración de hojas planas y carnosas y figuras humanas muy toscas. Los cimacios de estas columnas están decorados con red de rombos a bisel, de fuerte claroscuro, semejante a la que aparece en Villafuerte y también en las palentinas de Dehesa de Romanos, Támara, Vega de Bur o Espinosilla. Esta decoración se repite en la chambrana de las ventanas y se continúa a modo de imposta por todo el muro del ábside, excepto en los fustes de las columnas que dividen los paños, donde queda interrumpida. Tanto en lo constructivo como en lo ornamental, esta iglesia (como todas las del grupo del oriente rural vallisoletano) parece haber recibido el influjo del románico palentino y del burgalés. La influencia de éste último se hace más patente en esta obra por la profusión decorativa de la portada, aunque los elementos en sí están tomados de un repertorio que se repite más en las obras palentinas, tal como hemos ido señalando. Hay que señalar la existencia de una lápida con inscripción empotrada en el muro y junto a la puerta occidental moderna, en el actual sotocoro. Catalogada por Urrea y Martín González como lápida románica, sin embargo su deterioro imposibilita la lectura. En cuanto a la cronología del templo, si bien Del Moral apuntó a los años centrales del siglo XII, más recientemente Felipe Heras ha considerado los últimos años de la misma centuria. Para ello se apoya en la bóveda y los arcos apuntados, la simplicidad de sus apoyos y su correspondencia con contrafuertes lisos y rectangulares, poco resaltados y que ascienden hasta la cornisa. También parece confirmar la fecha tardía de esta iglesia el carácter geometrizado y plano de la decoración de su portada.