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Canecillo animalístico de un ciervo, en el ábside

Identificador
40310_01_033
Tipo
Fecha
Cobertura
41º 14' 44.37" , -3º 42' 29.11"
Idioma
Autor
Carlos Álvarez Marcos
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Pedro ad Vincula

Localidad
Perorrubio
Municipio
Sepúlveda
Provincia
Segovia
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
ESTE MAGNÍFICO EDIFICIO se encuentra ubicado en el centro de la localidad aislado de construcciones que impidan su observación y al borde de la carretera que conduce hacia Vellosillo. Es considerado uno de los mejores ejemplos del románico porticado de Segovia y quizá fruto de esta excelencia constructiva fue su declaración de Bien de Interés Cultural llevada a cabo el 8 de Junio de 1995. El edificio mantiene todavía su estructura original, cabecera semicircular, una nave y pórtico, que tan sólo se ha visto alterada por la adhesión a sus muros de una torre, una sacristía y el cerramiento del pórtico por su lado occidental. En la visita pastoral de mediados del siglo XV al hablar de este templo se dice “fallaron se malas casullas rrotas rremendadas e indecentes e pobre eglesia salvo por un buen feligrés”. Se tiene documentada a principios del siglo XVI la presencia de Rodrigo de Corrales, un cantero venido de la Trasmiera que parece ser trabajo en la iglesia aunque desconocemos cuales fueron esas obras. A su muerte en 1527 queda constancia en su testamento como la iglesia de Perorrubio, además de otras iglesias segovianas, todavía le debía dinero por su trabajo de cantería. Toda la iglesia se levanta con ruda mampostería enfoscada en su mayor parte mientras que la sillería está reservada para los esquinales, y los elementos decorativos ventana, canecillos y portada. Asimismo, el bello pórtico que se adosa a la iglesia por su lado meridional está construido enteramente con buena sillería caliza. Exteriormente, por tanto, la cabecera del edificio se estructura con un tramo recto correspondiente al presbiterio y un ábside semicircular en cuyo eje central se abre una ventana realizada enteramente con sillería, abocinada interiormente y que actualmente se encuentra cegada y formada por un arco de medio punto con el intradós abocelado y una arquivolta lisa sin decoración. El arquillo descansa en columnas de basas áticas, fustes lisos, y pequeños capiteles en los que se representan en la cesta derecha dos sirenas de doble cola y en la cesta izquierda una pareja de cuadrúpedos sobre un fondo de caulículos. Los cimacios que se colocan sobre ambos capiteles tienen la misma decoración: cuatro pétalos puntiagudos inscritos dentro de un doble círculo. Todo el conjunto está protegido por una chambrana formada por tres filas de billetes. Desde el punto de vista formal y ornamental, esta ventana inspiró el modelo de vano que se repite casi como un calco en la ventana central del ábside de la iglesia de Santa Marta del Cerro. Otra ventana de formato rectangular se abre en el lateral sur del presbiterio construida para iluminar la cabecera al quedar cegada la ventana de la parte central por la colocación del retablo. La decoración de la cabecera continua en la cornisa de billetes sostenida por canecillos figurados entre los que se intercalan metopas ornamentadas donde predominan las formas vegetales que imitan grandes florones en los que se inscriben flores de menor tamaño, aunque también hay otros motivos como una estrella de David con cuatro pétalos en la parte central. En cuanto a los canecillos los motivos van desde los mitológicos (sirenas de doble cola), animalísticos (ciervo, aves, bovino) vegetales (hojas puntiagudas) o figurativos (lector, saltimbanqui, hombre con tonel a las espaldas). En el lado norte adosada en la parte de la nave más cercana a la cabecera de la iglesia, se encuentra una torre construida con mampostería reforzada con sillares en las esquinas y dividida en dos pisos, encontrándose en el segundo cuatro troneras una en cada lateral y algunas de ellas parcialmente cegadas. Aunque su construcción no es contemporánea al resto del edificio creemos que cronológicamente esta torre-campanario podría datarse todavía en una fecha no muy posterior a la edificación de la fábrica románica, quizás en el siglo XIV. El pórtico se encuentra adosado a la iglesia por su costado meridional aunque como es habitual en otras iglesias de la provincia de Segovia y sus limítrofes se extiende también al costado occidental. Es evidente que gran parte de la galería ha sido remontada sobre todo la parte superior además de eliminar las rejas que cerraban cada vano y que impedían el acceso al interior de la estancia. Levantado enteramente en sillería de caliza, la entrada principal se realiza por la portada ubicada en el lado sur con un arco de medio punto y una arquivolta apoyando ambas en jambas prismáticas, llevando la rosca interna el intradós decorado por un bocel y adornadas las dovelas con pequeñas incisiones triangulares y de medios círculos mientras que, en la rosca externa cada pieza que la conforma tiene tallada una flor de ocho pétalos con marcado botón central, a excepción de los salmeres en los que se sustituyen los pétalos por unas diminutas hojas de perfil puntiagudo. Dos pequeños cimacios en los que se esculpen pequeñas hojas de parra dentro de semicírculos completan la ornamentación de la entrada al pórtico. Nueve arcos en total componen la estancia, dos a la derecha de la entrada principal, cuatro a la izquierda y tres más en el lateral occidental todos ellos de medio punto con una chambrana de perfil nacelado, sostenidos por columnas pareadas sobre un basamento con las esquinas matadas por un bocel y con numerosos alquerques y cuatro en raya grabados en la piedra. Los capiteles del pórtico tienen características comunes predominando los de temática vegetal, con basas nuevas la mayoría y todavía con la impronta dejada por las rejas que cerraban cada vano en muchos de ellos. Comenzando la descripción, siempre de este a oeste, encontramos las tres primeras cestas a la derecha de la entrada principal, muy similares entre sí con grandes hojas de acanto rematadas en la parte superior por volutas y con cimacios de zarcillos ondulantes, iguales a los existentes en el pórtico de la iglesia de Duratón. Continuando con la descripción, en cinco capiteles que se encuentran a la izquierda de la entrada al pórtico predomina la temática vegetal idéntica a la descrita anteriormente: grandes hojas de acantos algunas dispuestas en dos filas con gruesas volutas y zarcillos en el cimacio. Solamente dos capiteles difieren de esta ornamentación predominante: en el primero dos parejas de demonios, una en cada cara representados con grandes alas y garras acosan y tienen presa a una figura humana difícilmente reconocible por el desgaste de la cesta, simbolizando quizás el hostigamiento permanente del pecado hacia el hombre. En la otra cesta adosada al machón suroccidental se tallan dos curiosos mascarones que asemejan un felino con las fauces entreabiertas de las que surgen tallos ondulantes que acaban extendiéndose por toda el capitel. Finalmente la cuatro cestas del lado occidental del pórtico son las que presentan una decoración temática mas variada aunque los motivos vegetales de los otros capiteles se repiten aquí, con los cimacios decorados con zarcillos ondulantes e incluso siendo una de las cestas similares a las anteriores con la inclusión de unas piñas en la parte central como único elemento decorativo disconforme. En las otras tres se representan, por un lado una pareja de leones de anchas y vistosas colas esculpidos con una extraña torsión del cuello y que al levantar una de sus patas traseras crean un original efecto de movimiento. En la siguiente cesta dos parejas de aves se incluyen dentro de una espesa maraña vegetal con los cuellos agachados y el plumaje de las alas trabajado con una sencilla técnica a base de pequeñas incisiones horizontales. La última cesta ubicada en el ángulo más occidental del templo es también un capitel de temática vegetal con grandes hojas de acanto pero sin volutas que han sido sustituidas por dos cabecitas en los ángulos, una barbada y la otra solamente con perilla, con la boca semiabierta y tocadas con barboquejo. Aunque todavía claramente influenciado por la técnica del maestro que trabaja en el pórtico de Duratón, para Inés Ruiz Montejo los capiteles de costado occidental del pórtico estarían realizados por “un cincel menos hábil que endurece en exceso las formas”. El ingreso al pórtico se podía realizar también por una portada ubicada en el lado occidental que actualmente se encuentra cegada por varios piezas de sillería; estaba formada por un arco de medio punto decorado con boceles en zigzag al igual que la entrada a Sotosalbos, San Pedro de Gaíllos o la iglesia de San Juan de El Arenal en Orejana. Protegía la portada un guardapolvos de tres filas de billetes y el arco apoya en pequeñas piezas que actúan como cimacios en las que se esculpen pequeñas hojitas, imitando la apariencia de las hojas de roble, dentro de semicírculos. La puerta principal de ingreso a la iglesia se encuentra ubicada en el lado meridional de la nave y está conformada por un arco de medio punto y dos arquivoltas todo ello construido en sillería. El arco liso sin decoración es sostenido por jambas prismáticas en las que se tallan dos cruces de Malta. De las dos arquivoltas que rodean el arco principal la interna tiene su intradós decorado con un bocel y apoya en sendas columnas sustentadas sobre dos piezas rectangulares que actúan a modo de plinto y con sencillas basas de grueso toro inferior, escocia y toro superior delgado muy deteriorado. Los fustes lisos y monolíticos son coronados por dos capiteles en los que se representan a la izquierda dos figuras masculinas, una de ellas de larga melena que le cubre las orejas mientras que el otro ha perdido la cabeza, vestidos con túnica larga y sobre ella un pesado manto que forma anchos y planos pliegues triangulares. Ambas figuras parecen unir sus manos justo en la esquina de la cesta aunque esa parte se encuentra mutilada y es imposible distinguir su gesto. De fondo dos finos caulículos que culminan en pequeñas volutas y dos hojitas rectangulares completan la escena. El capitel del lado derecho de la portada tiene talladas dos parejas de majestuosos grifos rampantes con los picos afrontados y apoyando sus patas traseras en el collarino de la cesta envueltos en una espesa maraña vegetal entre la que destaca un tallo vegetal entrelazado que culmina con volutas en las esquinas. Capiteles de temática y factura similar encontramos en la puerta meridional de Duratón y en el más alejado templo de Revenga. En las dovelas que conforman la arquivolta exterior se tallan florones de cuatro pétalos con el nervio central partido inscritos dentro de un doble círculo, rematado todo ello por una chambrana de tres filas de tacos. Los cimacios se han convertido en una imposta que se extiende por toda la portada con el mismo motivo de la arquivolta, separando aquí cada flor por pequeñas hojas triangulares. La portada se culmina con una cornisa decorada con un entrelazo vegetal bastante desgastado sostenida por canecillos entre los que se intercalan metopas decorativas, como ocurre en las iglesias de Duratón, o San Pedro de Gaíllos. En los canes se puede distinguir la representación de un saltimbanqui, una cabeza de león, un felino, probablemente un zorro, que parece llevar un ave entre sus fauces e incluso figuras humanas muy deterioradas. En la decoración de las metopas se emplean por formas helicoidales, estrellas de cuatro puntas, y florones de grueso botón central. Creemos que estilísticamente la portada meridional de Perorrubio emparenta directamente con los trabajos escultóricos que desarrolla el taller que trabaja en la portada de la iglesia de Duratón. Interiormente, la nave de la iglesia se cubre con una armadura de madera en buen estado mientras que la cabecera se encuentra abovedada con bóveda de cañón en el presbiterio y bóveda de horno en el ábside. La separación entre ambas estancias, nave y cabecera, se hace a través de un gran arco triunfal doblado de sillería recogido por grandes columnas con interesantes capiteles: en la cesta del lado de la epístola se talla un cuadrúpedo, probablemente un león, flanqueado por dos serpientes que quizá pueda interpretarse como una lucha entre las fuerzas del mal, encarnadas por los reptiles, aplacadas por el león utilizado aquí con su simbología positiva. Un capitel de temática muy similar aunque diferente talla encontramos en la iglesia de San Andrés de Ávila o en el arco triunfal de la iglesia de Madrona. El capitel del lado del evangelio resulta más interesante con una escena de cetrería en la que una figura con vestido largo y montada sobre un caballo sujeta un halcón con su mano izquierda y con la derecha las bridas de su montura. Se observan restos de policromía de tonos rojizos tanto en el rostro de la figura como en los cuartos traseros del caballo. Esta escena de cetrería se completa con dos animales fantásticos de grandes alas que flanquean la imagen central y cuyo significación en el global de la escena desconocemos. Una escena de cetrería similar se encuentra también en un capitel del arco triunfal de la segoviana iglesia de Nuestra Señora de La Asunción en Caballar e incluso dos halconeros aparecen tallados en un capitel de la portada sur de Duratón, por lo que nuevamente encontramos una conexión entre ambos templos. Los cimacios que coronan las cestas del arco triunfal llevan el mismo motivo decorativo con un doble tallo vegetal que se curva formando círculos en los que se tallan pequeñas flores de cinco pétalos con el nervio central partido. En el lado septentrional de la nave se abre una pequeña puerta apuntada realizada en sillería que da acceso al interior de la torre. Aunque el interior del templo se encuentra totalmente encalado en la última restauración se han realizado catas y han aparecido restos de policromía en tonos azules y blancos que responden a formas renacentistas. Por otro lado y como ya hemos visto en el exterior, parte del pórtico original de la fábrica ha sido cegado configurándose una estancia rectangular en la que se ubica una pila románica de 116 cm de diámetro y 76 cm de altura con la copa decorada con nueve gallones y el interior avenerado. Dicha estancia sirve también para proteger la portada occidental del templo que originalmente se abría al pórtico, muy sencilla, con un arco de medio punto que apoya en jambas prismáticas, un guardapolvos decorado con billetes y dos piezas que actúan como cimacios con un motivo ornamental muy repetido en otras iglesias del románico segoviano, flores de cuatro pétalos con el nervio central partido inscritas dentro de círculos que se separan por pequeñas hojas puntiagudas. También aquí son visibles los restos cegados de la portada occidental del templo y que ya hemos descrito al exterior anteriormente. La iglesia de Perorrubio tiene como característica fundamental aglutinar entre sus muros influencias diversas de otras iglesias segovianas: en el ábside que recuerda al de la iglesia de Sotillo, o la escultura influenciada por los diferentes talleres que trabajan en la iglesia del Duratón. Incluso la profesora Ruiz Montejo apunta que el maestro que trabaja en Perorrubio “podría incluso identificarse con el maestro de la cornisa del pórtico de Duratón”. En cuanto a la iconografía hay temas que se repiten en iglesias como Caballar, Fuentidueña o Duratón nuevamente aunque también la iglesia de Perorrubio actuó como transmisora de modelos escultóricos a otros edificios de su entorno como por ejemplo en la iglesia de Santa Marta del Cerro. Su cronología debe llevarse hasta comienzos del siglo XIII para la construcción de la cabecera y nave de la iglesia, ampliada con la erección del pórtico a mediados de la misma centuria y completada con la torre adosada a la nave por su parte norte ya en el siglo XIV.