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Monasterio de San Andrés de Arroyo

Lejos de los núcleos urbanos y a las orillas del arroyo de San Andrés, se ubica el monasterio femenino que toma su nombre. Se trata de uno de los conjuntos monumentales más importantes de la última etapa del románico palentino y es un ejemplo paradigmático de monasterio cisterciense. Su claustro podría asemejarse al Edén, en el que sus tallas, en un intento de imitar la naturaleza, van más allá y consiguen una plasmación más bella y perfecta, que incluso en la realidad.

San Andrés de Arroyo

Los primeros documentos de este monasterio se remontan a 1181, siendo la primera abadesa Doña Mencía, nieta de Rodrigo González de Lara, que actuó como testamentaria de Alfonso VIII. En los años venideros, a esta abadesa le seguirían doña María (1227), doña Mayor Alfonso (1266-1282) y Elvira Gómez (†1294), en los que el monasterio fue consolidándose y adquiriendo fuerza. Su patrimonio fue aumentando incluso en los siglos XV y XVI, al contrario que los monasterios cercanos más influyentes, como Santa Eufemia de Cozuelos o Santa María la Real de Aguilar, hasta la llegada de la desamortización en el siglo XVIII, aunque posteriormente se recuperaría la vida monacal que hoy continúa viva.

El conjunto está rodeado por una muralla a la que se accede por una gran puerta de estilo clásico renacentista. En el patio se alza un rollo jurisdiccional, simbolizando el poder civil y penal que poseía la abadesa del monasterio sobre pueblos circundantes. Al norte del conjunto se ubica la iglesia. Esta presenta una planta de cruz latina con una única nave y crucero marcado en planta, rematando en una cabecera de triple ábside. En ella encontramos una ornamentación escultórica que sirvió de inspiración en los templos de la zona y nos acontece lo que veremos en el claustro.

El claustro, ubica en el lado sur de la iglesia, es una de las joyas del cenobio medieval. Este consta de cuatro galerías muy restauradas en la década de 1940 que configuran una planta irregular con un aspecto muy similar a su origen primitivo efectuado a principios del siglo XIII, siendo considerada una obra de origen tardorrománico, a excepción del ala este reformada completamente en el siglo XVI. Sobre un pódium corrido que sólo se interrumpe en el ala occidental se elevan las arquerías sobre parejas de dobles columnillas con sus respectivos capiteles con una decoración finísima de tipo vegetal que reproducen motivos de acantos carnosos ornamentados con remates de granadas, bayas, acantos helicoidales o bolas.

Monasterio de San Andrés de Arroyo

Destacan especialmente las columnas angulares, de las cuales sólo se conservan dos en su lugar, puesto que una de ellas se trasladó para ser usada de pedestal para la escultura de San Andrés ubicada en la cabecera de la sala capitular. Estas están compuestas por un gran fuste ricamente ornamentado por motivos geométricos y florales, y rematadas por bellos capiteles tallados a trépano con motivos vegetales entrelazados, que demuestran un trabajo de talla excepcional y primigenio en la zona.

En la panda este del claustro, se ubica la sala capitular, destacable por su bella portada flanqueada por dos ventanales bíforos decorados por arquivoltas apuntadas. En su interior alberga dos sarcófagos pertenecientes uno de ellos a la fundadora Doña Mencía y el otro a doña María, además de la escultura de San Andrés ya mencionada presidiendo la sala.

Para saber más del Monasterio de San Andrés de Arroyo (Santibáñez de Ecla) AQUÍ