Castillo de Castellnou d’Ossó

El castillo de Castellnou d’Ossó, uno de los monumentos más antiguos de la comarca, se encuentra en el centro del pueblo, en una pequeña colina en el camino que conduce a la iglesia de Sant Pere. El lugar fue un núcleo fortificado desde época romana. Construido durante el siglo ii a. C., es uno de los pocos ejemplares conservados de esa época, aunque no el único, ya que también existe la villa romana de Reguers en el municipio de Puigverd. La torre romana se conocía como el castillo Lliuró y en gran medida se conserva su aspecto original. Probablemente, después del proceso de repoblación, promovido por el conde Ermengol IV, se edificó una torre de defensa aprovechando la antigua torre romana como base para la nueva edificación, que  permitía el control de las rutas del valle. Posteriormente, se construyeron las dependencias del castillo y el municipio creció a su alrededor. Con el tiempo se fue agrandando y fue reformado por Lluís de Santmartí, en 1408.

La estructura amurallada tenía una forma circular de 24 m de diámetro, una puerta al Norte y una torre de planta circular en centro. A pesar de su estado ruinoso, se conserva parte de la torre de vigilancia, de unos 4 m de altura, 8,40 m de diámetro y 2,40 m de grosor de sus muros, y una construcción semicircular que corresponde a la parte oriental de las murallas. La mitad occidental fue destruida con la construcción de los edificios de la población que quedan adosados. La fortaleza se ubica en la cima de un pequeño montículo, de manera que las murallas aprovechan parte de esta elevación al encontrase sobre el límite del cambio de la pendiente. Este hecho propicia que la altura de las murallas en la parte exterior sea de 4 m, mientras que en la parte interior sea solamente de 70 cm. El muro tiene un grosor de 2,8 m y está construido con grandes bloques de tamaño métrico. Se considera que esta estructura es la más antigua.

Solamente permanece en pie la mitad oriental de la torre, donde se observa que la parte interna quedaba cubierta por una cúpula. En esta cara oriental destaca una abertura de unos 2 m, probablemente una puerta de acceso al primer piso. Los muros de la torre son gruesos; presentan una capa exterior hecha de sillares escuadrados de menor tamaño que los de la muralla. La parte interna no tiene esa apariencia de fortaleza. Teniendo en cuenta el grosor de las paredes, la torre tenía que ser mucho más alta de lo que se ha conservado, y la cúpula sería la cubierta de una estancia interior situada en la parte baja de la estructura. Se ha datado esta torre a finales del siglo xi o inicios del xii.

Texto y fotos: Nuria Montoya Vives

Bibliografía

Bolòs i Masclans, J., et alii, 2002, pp. 100-103; Castells catalans, Els, 1967-1979, VI, 2, pp. 1095-1096; Catalunya Romànica, 1984-1998, XXIV, pp. 546-547; González Pérez, J.-R., 1997b, pp. 39-52; Lara Peinado, F., 1973, p. 46; Puig i Cadafalch, J., 1934, pp. 72-74; Puig i Ribera, J., 2004, p. 27.