Identificador
37110_01_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41º 12' 11.80'' , -5º 53' 42.49''
Idioma
Autor
Jaime Nuño González
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Santiz
Municipio
Santiz
Provincia
Salamanca
Comunidad
Castilla y León
País
España
Claves
Descripción
LA IGLESIA PARROQUIAL DE SAN MIGUEL se ubica en la zona más alta de la población, rodeada por el caserío y es el resultado de múltiples reformas y reconstrucciones -algunas muy recientes-, acometidas a partir de un primitivo edificio románico. Está erigida fundamentalmente a base de mampostería de granito, con algunos elementos de sillería y hoy se nos muestra como un templo de planta de salón, con amplia cabecera cuadrada y nave articulada en tres tramos, con estancias adosadas al norte y al sur, lugar éste donde se encuentra la portada, bajo pórtico, y con espadaña a los pies. Es precisamente la portada, labrada en piedra de Villamayor, el mayor testimonio que nos queda de época románica. Situada a ras de muro, consta de arco de ingreso y dos arquivoltas, todo ello de medio punto, con dovelaje liso en el ingreso y sencillas decoraciones en las arquivoltas, que además son dobles, es decir, formadas por dos cuerpos de arco distintos e incluso con decoración independiente. La interior está formada por una primera rosca moldurada a base de boceles y una segunda con tacos rellenos de puntas de diamante, mientras que la exterior muestra un conjunto de dientes de sierra rematados en dobles bolas -aunque tal vez puedan interpretarse como motivos vegetales de pequeñas pomas-, con cintas perladas, trasdosada por una especie de chambrana -que no es tal, pues no avanza sobre el muro- con clípeos de rosetas hexapétalas. El arco de ingreso y la arquivolta exterior descansan en pilastras con impostas ajedrezadas, mientras que la otra arquivolta lo hace en columnillas acodilladas sobre pequeño basamento, con basas de grueso toro inferior, fustes monolíticos y capiteles decorados con rudimentarias figuraciones: aves explayadas, bicéfalas, en el oriental y arpías en el occidental. Los cimacios también difieren entre sí, con dos felinos agazapados en el primer caso y con simple taqueado en el segundo. Sobre la portada se encuentran cinco canecillos que en otro tiempo debieron aguantar un desaparecido tejaroz. Todos ellos están decorados con la misma tosquedad de la portada, con un par de ellos que parecen responder a formas geométricas o tal vez a mutiladas representaciones zoomorfas, otro en el que aparece un personaje masculino que se levanta la túnica para mostrar el sexo, otro que representa a un animal -tal vez un leoncillo o un lobo- y un último con un contorsionista, con la cabeza amputada. Otros elementos románicos son tres canecillos conservados en la cabecera, uno en el muro norte, muy deteriorado y dos más en el sur, uno de ellos totalmente destrozado y el segundo con decoración de rollos. Parece que toda esta escultura responde a una misma mano ejecutora, caracterizada precisamente por un deficiente manejo del cincel. Su trabajo, aunque difícil de calibrar cronológicamente, debió llevarse a cabo hacia el último tercio del siglo XII.