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Galería porticada

Identificador
40552_01_005
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41º 27' 28.48" , -3º 33' 31.18"
Idioma
Autor
José Manuel Rodríguez Montañés
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de Nuestra Señora del Ejido

Localidad
Fuentemizarra
Municipio
Campo de San Pedro
Provincia
Segovia
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LA IGLESIA PARROQUIAL se sitúa en el extremo meridional del caserío, junto a la carretera comarcal que conduce a Maderuelo y divide en dos el mismo. Conserva el edificio el perímetro de su nave románica, probablemente de mampostería con sillería labrada a hacha en los esquinales, recercado de vanos y la galería porticada que flanquea el templo por el sur. Durante el siglo XVI se acometió la ampliación y transformación del templo, siendo sustituida la primitiva cabecera -de la que desconocemos su morfología- por la actual, cuadrada y levantada en mampostería, con muros algo más elevados que la nave y rematados por cornisa de gola, contrafuertes angulares y cubierta con una bóveda de crucería con ligaduras. El arco triunfal, de medio punto, se rehizo junto a la capilla. Contemporánea de ésta actuación debe ser la que amplía el cuerpo de la iglesia, transformando en una colateral el atrio románico, entonces cegado y sobreelevado, siendo en el muro oriental del mismo bien visible la roza de la primitiva cubierta. Se comunica entonces este espacio con la nave mediante un atrevido arco rebajado, volteado sobre aproximadamente dos tercios de la longitud del templo y en cuyo machón oriental se dejó constancia epigráfica de la intervención: “año de md / xxxii se / yzo este arco”. A los pies de esta colateral es aún visible el muro sur de la primitiva nave románica, en el que se conserva una ventana cegada de arco de medio punto. La nave se cierra con artesa de madera y la colateral a un agua. Tras convertirse la galería en nave, se añadió al sur de ésta un atrio cerrado de trazas renacientes, levantado en sillería de grandes bloques y dotado de una portada de acceso de arco de medio punto moldurado y rodeado de alfiz. Posteriormente, sobre el cierre occidental de la galería románica se alzó una airosa espadaña barroca con dos troneras de medio punto, coronada por frontón partido con remates apiramidados y una bola. En el muro de la cegada galería se dispuso una portada renacentista aún con resabios gotizantes, similar a la del pórtico y compuesta de arco de medio punto moldurado con bocel corrido en las jambas, rodeado también por un alfiz que apoya en mensulillas aveneradas. Al noroeste de la iglesia se situó el camposanto, desde el que es visible el esquinal de la nave románica, con sillares labrados a hacha. En el remate de este muro, y hoy sin función, resta un canecillo original, con perfil de proa de nave, que nos marca la altura de la primitiva cornisa, ligerísimamente más baja que la actual. Este muro debió padecer problemas de estabilidad, pues se dispusieron ciñéndolo dos bajos contrafuertes en talud. Al norte de la cabecera se adosó una sacristía de planta rectangular y cubierta a un agua-. Por último, probablemente en el siglo XVII, se adosó a la fachada septentrional de la nave una estancia levantada en mampostería y con función de troje, que ocupa prácticamente la longitud de la nave. Cubierta a un agua con madera, se accede a ella mediante puerta coronada con dintel sobre canes de bocel y nacela. En el dintel aparece grabada una cruz y la inscripción IHS, y sobre él un sillar con una roseta incisa. Visto el conjunto del templo, ciñámonos a las estructuras románicas que aún conserva, entre las que destaca la galería porticada. Conserva casi íntegro su perímetro, aunque aún parcialmente cegados los arcos y aun alguno suprimido por las reformas antes citadas. Se compone de dos series de tres arcos a ambos lados de la portada, y otro acceso en el frente oriental ahora cegado. En una reciente restauración se han liberado los tres arcos más orientales del frente. La estructura, que fue luego sobreelevada en mampostería, se construyó en buena sillería con marcas de labra a hacha, alzándose sobre un banco de fábrica moldurado con bocel, rebaje y cuarto bocel. El ángulo sudeste se mata también por un muy desgastado bocel. De sus dos accesos, es el meridional el principal, quedando la roza de su arco de medio punto hoy cegado, más amplio y alto que los de la arquería, ante el que al interior se dispuso un retablo dedicado a Santa Catalina. El otro acceso se abría en el cierre oriental, mediante arco también de medio punto liso, sobre impostas de nacela y jambas de aristas aboceladas, con chambrana igualmente nacelada al exterior. Todos los arcos de la galería son de medio punto, exornados por guardapolvos de bisel, sobre cimacios achaflanados y dobles columnas de basas áticas con lengüetas y plintos. Frente al buen trabajo de cantería, la escultura que decora los capiteles dobles muestra cierta rudeza. De los cuatro que vemos en la parte oriental, el más cercano al primitivo acceso recibe decoración vegetal, a base de tallos entrelazados; le sigue otra cesta decorada con tres parejas de águilas bicéfalas de alas explayadas, con sumario tratamiento del plumaje mediante incisiones, que nos recuerda idéntico tema en la expatriada cabecera de San Martín de Fuentidueña. Tras ella sigue otro capitel vegetal con tallos entrelazados y brotes de tratamiento espinoso y, en el de la columna entrega, cuatro esquemáticas sirenas femeninas que alzan con sus manos sus dobles colas, según la plantilla tan repetida en todo el románico segoviano. De la arquería de la parte occidental del atrio sólo ha subsistido completo uno de los arcos y el arranque de otro, ambos cegados y forrados sus capiteles al exterior. No obstante, reconocemos los temas en ellos labrados al interior, con una cesta con tres filas de tallos enrollados y la otra en la que se afrontan dos aves que entrelazan los cuellos mordiéndose sus propias patas, según esquema visto en los triunfales de Nuestra Señora de la Peña de Sepúlveda, Sotillo, Castiltierra, Becerril, etc. Bajo el coro se ubica la pila bautismal románica, labrada a hacha, de copa semiesférica de 127 cm de diámetro por 63 cm de altura, decorada con gallones bajo arcos en mitra y bocel en la embocadura, sobre tenante cilíndrico de 14 cm de alto y una recompuesta grada, de la que sólo resta un escalón. Bajo la escalera de acceso al coro se conservan además algunas piezas románicas sueltas aparecidas durante la última restauración, así tres canecillos del primitivo alero, respectivamente decorados con un rudo busto masculino, una hoja partida con caulículos en la punta y un personaje alzando una especie de maza, además de un fragmento de estela discoidea. Otra estela, ornada con una roseta, se embutió en la mampostería que sobreeleva la galería porticada, en su cara oriental, y en el enlosado exterior ante los arcos visibles de la misma se dispusieron durante la reciente restauración dos fragmentos de una estela discoidea y un sillar con un alquerque. Por último, rematando el banco de fábrica sobre el que se asienta el retablo mayor, vemos un fragmento del ara románica, con marcas de hacha.