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Vista general de Santa Eugènia de Avinyonet

Identificador
17012_01_030
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42.239965, 2.917214
Idioma
Autor
Clara Poch Gardella
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Santa Eugènia de Avinyonet

Localidad
Avinyonet de Puigventós
Municipio
Avinyonet de Puigventós
Provincia
Girona
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Santa Eugènia de Avinyonet

Descripción

Ermita de Santa Eugènia

 

La pequeña iglesia de Santa Eugènia se encuentra a 1,5 km del pueblo de Avinyonet de Puigventós, en la orilla derecha del río Manol. Para acceder a ella, desde Figueres, se debe tomar la N-260 dirección Olot. Pasado el desvío a Avinyonet, poco después de atravesar el puente sobre el Manol, se debe tomar un desvío a mano derecha que se dirige al vecindario y ermita de Santa Eugènia.

 

La primera noticia que se conoce de Santa Eugènia es de 1338. En este año se efectuó una visita pastoral donde se indicó que la iglesia estaba falta de rentas, a pesar de que antaño las había tenido. Los vecinos del lugar y del pueblo de Avinyonet acusaron a los monjes sanjuanistas de haberse apropiado de dichas rentas. En el registro de una quesitoria del año 1357 se menciona una capilla de Avinyonet donde había unos altares dedicados a santa Eugenia y san Juan, pero el documento no precisa si la capilla en cuestión debe identificarse con la de Santa Eugenia, pues en el pueblo había también la capilla de san Juan, vinculada al castillo de la encomienda. Para Santa Eugènia sí se conocen los nombres de dos ermitaños del siglo xiv, Berenguer Llobet (1362) y Ramon Barrera (1380).

 

En 1403 y 1444 se documentan permisos para ornamentar la iglesia, y poco después, en 1454, se dio licencia de postular para rehacer su estructura. De hecho, el edificio se encontraba en muy mal estado y no se creía posible poderla restaurar con los medios de los parroquianos. Nada más se conoce de las vicisitudes de la iglesia en época medieval. En los siglos xvii y xviii aumentó el culto y los objetos litúrgicos, y se conocen los nombres de algunos ermitaños más: Isidre Sala de Sant Pere Espuig (1689), Rafel Subias de Montagut (1752) y Xavier Ximénez (1762). En 1734, el obispo de Girona Baltasar de Bastero mandó retocar el retablo dedicado a santa Eugenia por no ser de buen gusto e inspirar más a la lascivia que a la devoción. Seguramente se trataba de un retablo ya antiguo, quizás renacentista, que no se amoldaba al decoro del siglo xviii.

 

Cuando Madoz describió la iglesia en el siglo xix, en ella existía un coro, una sacristía y una pequeña torre con campana. Sin embargo ya no vivía allí ningún ermitaño y era el masovero más cercano el que cuidaba del templo. En 1907 se hizo una nueva campana, que sin embargo se destruyó el año 1936 junto con el mobiliario de la iglesia. Ésta quedó abandonada hasta que, por iniciativa popular y con el apoyo de los Serveis de la Diputació de Girona, se intervino para recuperar el edificio, entre los años 1979 y 1991.

 

La ermita de Santa Eugènia es un edificio de dimensiones reducidas, compuesta por una nave con ábside semicircular. Solamente son de época románica este último elemento y un pequeño tramo de muro contiguo. El resto de edificio corresponde a una reconstrucción moderna, quizás efectuada en el siglo xv, tal y como indica la documentación. El tramo más occidental de la nave, donde se asienta el coro, y la fachada se aderezaron en 1852, según indica la inscripción de la portada actual.

 

El ábside es de planta semicircular, ligeramente ultrapasado. Presenta un paramento exterior liso y un aparejo de sillares medianos labrados y dispuestos en hiladas regulares. Una ventana en arco de medio punto y de doble sesgo se abre en el extremo más oriental del muro. En el interior, se conserva también el arco triunfal que comunica el ábside y la nave, elaborado con dovelas bien labradas. Tiene la línea de arranque bajo y se sustenta sobre pilastras adosadas con impostas esculpidas. El ábside se cubre por una bóveda de cuarto de esfera, cuyo arranque se marca con una cornisa de caveto.

 

El aparejo interior es idéntico al exterior, y no muestra decoración alguna exceptuando las mencionadas impostas que sustentan el arco triunfal. La primera imposta muestra una decoración de ajedrezado. Este friso ornamental es muy frecuente y extendido, a lo largo del románico, sobre toda clase de estructuras arquitectónicas, pero especialmente impostas y ménsulas. La segunda imposta presenta un motivo vegetal, una flor de lis esquematizada y enmarcada por una seria de tiras dispuestas formando triángulos. Casi tan extendido como el anterior, el motivo de la flor de lis se encuentra repetidamente en la escultura monumental de los edificios religiosas de época románica.

 

Se desconoce la datación exacta del ábside de Santa Eugènia. La fisionomía del santuario, su arco triunfal y el motivo de las impostas ha sugerido una filiación con el románico rural de la región de finales de siglo xi. Sin embargo, el aparejo, tanto por la labra de los sillares como por la disposición de los mismos, sugiere una datación más tardía, correspondiente al siglo xii. Seguramente se trate de un edificio de transición, o de perpetuación de formas anteriores en un contexto de románico tardío de ámbito rural.

 

Herraje

 

En la puerta de la ermita se ha conservado el cerrojo románico de la primitiva puerta. No han pervivido más elementos del herraje original, simplemente la barra en forma de T que unía las dos hojas de la puerta con la cerradura. Se trata de un cerrojo muy gastado por el paso del tiempo y las inclemencias meteorológicas. Se encuentra en la hoja derecha de la puerta y presenta en su extremo derecho la cabeza de un animal, seguramente un lobo o cánido por las orejas puntiagudas. El resto de la barra cilíndrica presenta unas incisiones, muy deterioradas, dispuestas en diagonal.

 

Texto y fotos:Clara Poch Gardella – Planos: Carlos Javier García Muñoz

 

 

Bibliografía

 

Badia i Homs, J., 1977-1981, II-A, pp. 28-29; Catalunya Romànica, 1984-1998, IX, pp. 413-414; Madoz Ibáñez, P., 1846-1850, III, p. 188; Marquès i Planagumà, J. y Riera i Berga, J., 1978, pp. 56-66.