PONTÓS

El término municipal de Pontós se encuentra al sur de comarca del Alt Empordà, entre los ríos Fluvià y Muga. La cabeza de municipio es el pequeño pueblo homónimo, pero el término comprende, además, otras entidades poblacionales, de entre las que destaca el agregado de Romanyà, en el sector suroeste. El acceso se realiza por la carretera N-II, que lo comunica directamente con la capital de la comarca, Figueres, en 12 km.

Pontós es conocido por los hallazgos arqueológicos realizados en torno al Mas Castellar. En el yacimiento, situado a unos 500 m al norte del núcleo urbano, se han llevado a cabo numerosas campañas de excavación ya desde el año 1967, que han permitido documentar vestigios de asentamientos de la edad de Hierro, un poblado ibérico fortificado y una villa romana.

Por lo que respecta a la historia medieval, la documentación conservada de los siglos x y xi se refiere, fundamentalmente, a los alodios que el obispado de Girona, el monasterio de Sant Pere de Camprodon y los condes de Besalú poseían respectivamente en la zona. Además de la iglesia parroquial, dedicada a san Martín, destacan los restos del castillo de la población y, entre las masías que forman el lugar de Romanyà –que queda ligeramente al Suroeste de Pontós–, la iglesia de Sant Medir i Sant Celdoni.

Castillo de Pontós

A 500 m al sur del pueblo se encuentran los restos de su antiguo castillo. Su localización estratégica, sobre una colina a 124 m de altura, condiciona la planta irregular del recinto amurallado, que debe salvar el desnivel del terreno, y del que hoy sólo restan algunos vestigios. Desde Pontós, el acceso se realiza desde un desvío señalizado en la carretera GIV-5125 en dirección sur. Siguiendo ese camino se llega al vecindario del Castell, en el centro del cual se encuentran las ruinas.

Su dependencia respecto a los señores del castillo de Creixell –que estaba en el vecino municipio de Borrassà, aunque se desconoce su ubicación exacta– está documentada desde el último tercio del siglo xi. Ambos castillos, Pontós y Creixell, formaron parte de la línea de defensa de los condes de Besalú frente al condado de Empúries. Las escasas noticias documentales conocidas únicamente permiten conocer los sucesivos gobernantes: del linaje de los Creixell pasó a las manos de la Corona en el año 1276, durante el gobierno de Pedro el Grande; según la historiografía, entonces debió fortificarse el castillo. Durante la baja Edad Media se tiene noticia de diferentes miembros del linaje de los Pontós y del de los Sagarriga como titulares de la fortaleza.

Los restos medievales conocidos pertenecen a los sectores oriental y occidental, pues los muros norte y sur fueron derruidos casi por completo. Los vestigios de época románica se encuentran en las zonas inferiores de dichos muros, levantados con sillares de tamaños distintos pero colocados formando hileras regulares y que presentan, a media altura, una serie de aspilleras. La historiografía los ha fechado entre los siglos xi y xii.

Texto y foto: Margarida Muñoz Milán

Bibliografía

Badia i Homs, J., 1977-1981, II-B, pp. 17-18; Catalunya Romànica, 1984-1998, IX, pp. 638-639; Font i Verdaguer, P., 2004, pp. 43-48.