Identificador
49000_0163
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41º 30' 21.48'' , -5º 44' 43.45''
Idioma
Autor
Pedro Luis Huerta Huerta
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Zamora
Provincia
Zamora
Comunidad
Castilla y León
País
España
Claves
Descripción
LA IGLESIA DE SAN ESTEBAN está situada dentro de lo que fue el segundo recinto amurallado de la ciudad, entre las pueblas surgidas alrededor de Santiago del Burgo, San Torcuato y San Antolín. Al parecer formó parte de un antiguo monasterio que aparece documentado en 1186 cuando fue cedido con todos sus bienes por el obispo don Guillermo a fray García con la condición de que éste no vendiese nada y permaneciese allí toda su vida. Es posible que luego, aunque no sabemos cuándo, quedase convertida en una parroquia más de la ciudad. En 1253 Fernando Guillélmiz, maestrescuela de León, concedió al cabildo de Zamora dos partes de la tercia pontifical que recibía de la iglesia de San Esteban. Sin embargo, en 1373 se menciona a un tal fray Toribio perteneciente a la “Orden del monasterio de San Esteban”. En el siglo XVIII se reformó parte de ella -especialmente el interior y el hastial occidental- y poco tiempo después pasó a depender de la parroquia de San Antolín. Según José Ángel Rivera de las Heras, su mobiliario litúrgico -retablos principalmente- se repartió entre la capilla del cementerio, la iglesia de San Torcuato y el convento de las Marinas. En 1905 fue entregada a los padres claretianos que la mantuvieron abierta al culto hasta 1986. En 1997 se cedió al Excelentísimo Ayuntamiento de Zamora que instaló en ella el museo del escultor Baltasar Lobo. Desde el punto de vista arquitectónico guarda gran afinidad con la vecina iglesia de Santiago del Burgo que debe ser contemporánea de ella o ligeramente anterior. Se trata de una sólida construcción realizada en sillería de arenisca local con escasos elementos decorativos. Consta de una sola nave de gran amplitud rematada por una cabecera formada por tres capillas de testeros planos, más ancha y avanzada la central, como ocurre en las iglesias de San Cipriano, Santo Tomé, San Juan de Puerta Nueva y en la ya mencionada de Santiago del Burgo. Los muros norte y sur de la nave se articulan en cuatro paños separados por potentes contrafuertes prismáticos que ocupan toda su altura. En cada paño se abre una estrecha aspillera enmarcada por un arco de medio punto, salvo en el tramo más próximo a la cabecera donde se disponen dos ventanas superpuestas. Coronando los muros corre una cornisa de escocia y bocel soportada por canecillos de gola. La portada meridional está formada por un arco de ingreso de medio punto, decorado con boceles y medias cañas, y tres arquivoltas con idéntica ornamentación que descansan sobre parejas de columnas con capiteles de tipo vegetal. Por encima de esta portada y a lo largo de toda la fachada sobresalen varios canzorros que sostuvieron la techumbre de un antiguo pórtico, o tal vez del primitivo claustro que se extendería en el espacio que ocupa hoy la plaza. La portada septentrional ofrece un esquema compositivo similar, en este caso con arquivoltas lisas y capiteles de hojas planas rematadas en volutas. Los paramentos de la cabecera se articulan en dos cuerpos por medio de una imposta de tipo zamorano que marca el arranque de los vanos. En el testero de la capilla mayor se abre un ventanal de dos arquivoltas que apoyan sobre cuatro columnillas con capiteles de volutas correctamente tallados. En las capillas laterales se abren dos ventanas -una en cada muro- formadas por un arco de medio punto doblado con abocinamiento exterior e interior. Se rematan los muros con una cornisa soportada por una colección de canecillos en los que se combinan alternativamente boceles y mediascañas según una fórmula utilizada en otros templos zamoranos (Santiago del Burgo, Nuestra Señora de los Remedios y Espíritu Santo) y de Salamanca (San Marcos). Sobre los ángulos que generan las cornisas de los testeros van colocadas acróteras en forma de gancho cerrado u hoja vuelta, idénticas a las de Santiago del Burgo, San Isidoro y el Espíritu Santo, y que recuerdan bastante a las piezas que decoran la cubierta de la Torre del Gallo de la Catedral Vieja de Salamanca. Por encima de la cabecera, coincidiendo con el arco triunfal, se levantó en 1905 una espadaña de ladrillo. En el muro sur de la capilla de la epístola quedan restos de dos inscripciones epigráficas prácticamente ilegibles que parecen corresponder a los epitafios de dos damas. Su transcripción según la lectura de Gómez-Moreno es la siguiente: “OBIIT FAMULA D(e)I D(on)NA TARASIA UXOR Q(u)ONDA(m) DO(mi)NI HELIE I [...] [...] CCC. OBIIT FAMULA D(e)I DO(n) NA STEPHANIA UXOR Q(u)ONDA(m) DO(mi)NI LUPI VIII [...] E(ra) M CC”. El interior se encuentra totalmente transformado como consecuencia de la reforma barroca y del reciente acondicionamiento como museo. La nave está compartimentada en cuatro tramos delimitados por arcos fajones apuntados que apoyan sobre pilastras. Actualmente se cubre con bóvedas de lunetos que fueron construidas en 1768 según el proyecto del arquitecto Francisco Castellote. Para Guadalupe Ramos de Castro la iglesia tuvo originalmente tres naves, hipótesis poco probable por cuanto ello obligaría a la existencia de un desnivel entre las naves, como en Santiago del Burgo, para así poder abrir vanos que iluminaran la principal. La disposición que presentan actualmente las ventanas en la parte superior de los muros no parece que permita tal solución por lo que de haber tenido tres naves el interior hubiera resultado demasiado oscuro. La capilla mayor se cubre con bóveda de cañón con lunetos y se abre a la nave a través de un arco triunfal de medio punto. Está comunicada mediante arcos con las capillas laterales, cubiertas éstas con bóvedas de cañón apuntado.