La iglesia parroquial, dedicada a San Esteban, es el edificio más destacado del conjunto urbano. Éste tiene una morfología alargada, adaptada al montículo que le sirve de asiento, con un trazado irregular y en cuya zona más alta se dispone la iglesia. Situada en la plaza principal, con la que limita el muro de poniente, mira por el lado sur hacia la abrupta ladera rocosa y el río Onsella. El conjunto exterior denota las diversas fases constructivas sucedidas a lo largo del tiempo. Es de suponer que la estructura básica del edificio es de época románica, pero muy poco queda a la vista que lo pruebe, ya que en el exterior vemos los muros resultantes de añadidos y modificaciones, y el interior se encuentra revestido con nuevas molduraciones o al menos enlucido y pintado. Por tanto, la adscripción del edificio al románico parte de la suposición de que la sencilla nave única articulada en cuatro tramos con bóveda de cañón reforzada por fajones se corresponde con la tipología más habitual de románico rural aragonés, posiblemente edificada en torno a la transición entre los siglos XII y XIII. En el lado sur, próxima a los pies de la iglesia y junto a las escaleras que parten del nivel de la plaza, se abre la portada de acceso. Se trata de una reforma de la fábrica original realizada en el año 1695, tal y como atestigua la inscripción en piedra grabada sobre el dintel. En cuanto al interior del edificio, cabe señalar como intervenciones más aparentes la construcción de la capilla mayor y de una serie de capillas laterales abiertas a la nave. La capilla mayor se cubre con bóveda de crucería con terceletes y una de las capillas con crucería simple. Asimismo, en el extremo nordeste aparece adosada una sacristía que se comunica con la nave central, mientras que en el extremo noroeste surge una torre de planta cuadrada que supone el elemento más sobresaliente a los pies del edificio, así como el hito visual principal en el lado de poniente. En torno al año 1960 se realizó una rehabilitación de la que queda constancia por la clausura de un vano de gran tamaño en el lateral norte a los pies de la torre y por el empleo del hormigón como refuerzo en zonas de la base de la misma. La nave única distribuida cuenta con una longitud total actual de 20,3 m, con una anchura promedio entre los muros de 6 m. Rematada en testero recto del siglo XVI. Ya hemos dicho que los paramentos exteriores a la vista corresponden a añadidos realizados en casi todo su perímetro, salvo en la zona suroccidental. La fábrica más antigua fue ejecutada con piedra sillar regular de mediano tamaño (entre 19 y 31 cm de altura por hilada, de promedio) y bien trabajada. Parte de los añadidos se efectuaron con mampostería de menor tamaño, peor trabada y con juntas muy irregulares. El muro sur de la iglesia aparece reforzado por dos contrafuertes (de algo menos de un metro de anchura cada uno) que llegan hasta la cornisa. No se aprecian marcas de cantería destacadas en ninguna de las zonas correspondientes a las diversas épocas constructivas. La iglesia carece de vanos románicos. Los ventanales existentes tienen forma rectangular aspillerada y poseen doble derrame, tanto al interior como al exterior, mientras que la ventana de la sacristía está simplemente abocinada al interior. A los pies de la iglesia, y formando un ángulo recto con el muro del evangelio, se eleva una torre, de planta cuadrada con estructura hueca y escalera interior adosada a los muros, completamente realizada en piedra sillar. En el lateral norte se observa un acceso en altura, de un metro de anchura aproximadamente, clausurado con posterioridad. Posee una distribución en tres alturas si bien al exterior la apreciación varía, ya que los tres cuerpos son visibles desde el lado norte, pero desde la plaza tan sólo se aprecian dos debido a la separación por medio de una única imposta. Las dos molduras externas en gola corresponden a una construcción posmedieval. Según Abbad Ríos, una de las características del románico de las Cinco Villas es el hecho de “no tener torres, pues las iglesias que las tienen, son de construcción posterior al resto del edificio”. El interior del templo muestra la confluencia de los diversos momentos constructivos. Bóvedas y muros se encuentran enlucidos y pintados. Los arcos fajones, ligeramente apuntados, se encargan de transmitir las cargas verticales por medio de pilastras adosadas al muro que apoyan en el suelo. Éstas poseen en su parte superior pequeñas molduras decorativas de inspiración vagamente clasicista. Las bóvedas, por su parte, son de medio cañón apuntadas en todos los tramos de la iglesia, salvo en el correspondiente a la zona de los pies, donde en la actualidad se asienta el coro en alto, delimitado por una barandilla de madera y sustentado por vigas transversales.