LA ÚNICA CARRETERA DE ACCESO al pueblo, que se estructura en una amplia recta, nos deja vislumbrar, ya desde lejos, la ubicación de su iglesia. Ésta se sitúa en el extremo norte, en su zona más alta, y basta con tomar la primera calle hasta el final para llegar a la plaza que le da cobijo. El templo consta de una única nave, ábside semicircular, portada de ingreso en el muro sur y espadaña en el extremo de poniente, paralela a la citada portada. La construcción se realizó mediante el uso de mampostería con sillares de refuerzo en las esquinas. El edificio se cubre a dos aguas mediante el uso de teja cerámica curva, quedan- do el vuelo de los aleros recogido mediante dos roscas de teja vuelta. Posteriormente, en el siglo XVII, se le añadieron dos habitáculos en ambos lados del ábside, debido a que la iglesia se había quedado demasiado pequeña. El ábside remite a la construcción original románica. Su única portada, reconstruida no hace muchos años, parece mantener la estructura inicial. En ella podemos ver un arco exterior con dovelas que apoya en jambas lisas y dos arquivoltas interiores (realizadas mediante decoración de cordón) que, como el arco exterior, apoya en jambas con molduras en las esquinas. Llama la atención la colocación de su espadaña, de forma paralela a la portada de ingreso. Dicha espadaña se estructura en dos cuerpos, escalonados y separados mediante moldura. El cuerpo inferior, totalmente cegado y de altura similar a la de la nave, sustenta el cuerpo superior, de escasa altura, que presenta dos vanos (de medio punto) para sendas campanas en posición horizontal y paralela. Completa esta estructura un remate triangular de piedra, con cruz en su parte más sobresaliente. Volviendo a la situación de la espadaña, nos gustaría hacernos eco de las palabras de Nieto Taberné sobre este tema: “tan atípica en las construcciones, sólo la encontramos repetida en la iglesia de Villaescusa de Palositos, aldea de Guadalajara que fue de la Diócesis de Cuenca, aunque en este caso se puede suponer que su situación se debe a un traslado posterior desde su situación original a los pies del edificio”. Al parecer, y sin querer desmentir dicha tesis, la espadaña original habría sido sustituida por un campanario en 1749, derrumbándose dicha torre a finales del siglo pasado (al igual que la portada original) y siendo nuevamente sustituida por la actual en 1949. En esta última intervención se transformó su cúpula cónica por la presente hoy en día, de forma piramidal. En cuanto al interior, en la actualidad está formado por tres naves que recorren el templo de Este a Oeste, acabando la del centro en un ábside donde se encuentra el presbiterio y el altar mayor. Cuatro robustas columnas de estilo toscano separan la nave central de las laterales, soportando el peso de la bóveda central. Las naves laterales descansan en esas columnas y en otras medias columnas adosadas a los muros. Los arcos de las bóvedas son de medio punto.