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Identificador
09141_02_005
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 32' 21.72'' , - 3º 43' 20.00''
Idioma
Autor
Jaime Nuño González
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción

Localidad
Castrillo de Rucios
Municipio
Merindad de Río Ubierna
Provincia
Burgos
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
Es un modesto edificio de piedra caliza, con despiece de sillería un tanto irregular, mostrando cabecera semicircular, presbiterio recto y una serie de capillas y dependencias adosadas tanto al norte como al sur de la nave original, dando desde el exterior un aspecto disimétrico pues desde el este tiene la apariencia de contar con tres naves y desde el oeste sólo con dos, aunque en realidad cuenta con nave única. En el lado meridional se encuentra la portada, formando un estrecho pasillo entre la capilla de la epístola y una troje, contigua ésta a la espadaña que se alza ya sobre el lado occidental. El conjunto ha sufrido múltiples renovaciones desde su origen románico, obras que han enmascarado, alterado, o desplazado incluso, los elementos originales, lo que ha dado como resultado una fábrica ecléctica donde la arquitectura románica aparece en buena parte revestida por formas muy posteriores. Toda la zona meridional esta rodeada por un atrio abancalado que compensa el fuerte desnivel de la ladera y que se prolonga por el cementerio que bordea la cabecera. Exteriormente encontramos un ábside semicircular originalmente soportado por cuatro contrafuertes -uno de ellos oculto por los adosamientos posteriores-, formados por tres cuerpos decrecientes, albardillados en chaflán. A ellos se añadieron más tarde otros dos, mucho más voluminosos, dando lugar a una compleja serie de contrarrestos que apenas si dejan ver el muro del hemiciclo, que se corona con imposta de nacela, sin canecillos. Los paramentos del ábside muestran abundantes marcas de cantero en V, aunque el trabajo a trinchante y la tipología de los primeros contrafuertes no dejan lugar a dudas de que ya nos encontramos en un momento gótico, a pesar de la tradicional forma románica del ábside. Los segundos contrafuertes debieron ser añadidos ya en la renovación que sufrió toda la cabecera en época postmedieval y que se aprecia mucho mejor desde el interior. El presbiterio se desarrolla sin solución de continuidad con el ábside, con la misma anchura, cuyo tránsito se marca simplemente mediante uno de los contrafuertes originales. Sólo se ve el muro sur -ya que el norte está oculto por los adosamientos posteriores-, que muestra un gran ventanal gótico cegado y sustituido por una ventana postmedieval más pequeña. El alero es continuidad de ábside. La nave primitiva está casi completamente enmascarada por los añadidos posteriores. En el norte sólo queda visto el tercio posterior, de sillería un tanto irregular, soportada por un contrafuerte añadido en época más tardía y conservando el alero, formado por cornisa achaflanada con dos líneas de celdillas a bisel, quedando sólo tres canes, uno de nacela, otro con tosca cabeza humana y el otro mostrando a un personaje masculino con las piernas abiertas, mostrando un amputado sexo. La esquina occidental de esta fachada se refuerza con un contrafuerte, recorrido por una imposta del mismo tipo que el alero descrito, pero discurriendo a menor altura y prolongándose por el hastial occidental, hasta que es interrumpida por las reformas postmedievales. La fachada meridional original está totalmente oculta por añadidos que van desde época gótica hasta los siglos XVII o XVIII. Aquí se ubica la entrada, constituida por dos portadas, una que da paso a todo el conjunto y otra en el interior que da acceso directamente a la nave. Esta última es un rudo arco doblado y apuntado que descansa en pilastras dobles con impostas achaflanadas, todo semioculto por los adosamientos que sufrió esta fachada. La puerta precede a ésta es claramente románica, aunque se halla en un paramento muy posterior y fue muy alterada cuando se recolocó. Consta de arco de ingreso seguido por dos someras arquivoltas y una chambrana, todo ello de medio punto, habiendo perdido en buena parte el abocinamiento que sin duda tuvo en origen. El arco interno es liso, siguiendo otro cuyas dovelas están recorridas por un sogueado y un tercero que muestra dientes de sierra, finalizando con el guardapolvo, que muestra la misma decoración de celdillas o cuadrados a bisel en dos bandas que se veía en la cornisa norte de la nave. Los apoyos son dobles jambas, pero igualmente someras, que rematan en dos capitelillos - a modo de ménsulas- con toscas cabezas humanas de ojos abultados. En la fachada occidental se diferencian claramente dos partes, la mitad septentrional que corresponde al hastial de la nave románica, recorrido por la citada imposta, aunque también ha sufrido algunas reformas tardías, como son las dos ventanas y la cornisa de gola que la remata. Es posible que en origen se elevara aquí una espadaña románica, como parece indicar su remate lateral en contrafuerte, pero ha desaparecido toda evidencia. En cuanto a la mitad meridional corresponde en su totalidad a los añadidos postmedievales, con una típica espadaña barroca. El interior del templo resulta muy llamativo pues estructuralmente es una construcción románica revestida íntegramente por formas barrocas, pero no con las habituales yeserías sino talladas en buena sillería. Aunque se halla enjalbegada se aprecia el cuidado despiece de los sillares en muros y bóvedas, encontrándonos con la típica iglesia románica de hemiciclo absidal cubierto con bóveda de horno sobre imposta corrida, presbiterio recto con bóveda de cañón -también sobre imposta- y nave articulada en tres tramos marcados por los arcos fajones que soportan la bóveda de cañón. Las diferencias con aquel estilo sin embargo son sustanciales pues la bóveda del ábside es avenerada, la del presbiterio -de la misma anchura, como se veía en el exterior- está recorrida por casetones y el arco triunfal ha sido sustituido por un fajón más que apoya en ménsulas, todo ellos con un gusto decorativo muy característico de un tiempo que podemos cifrar en el entorno de 1600. Es posible sin embargo que los muros laterales sean en buena parte los originales y los apoyos del segundo y tercer arco fajón -aquél sobre ménsulas y éste sobre pilastras- sean obra del siglo XIII, contemporáneos de la imposta de chaflán que soporta la bóveda de la nave. A cada uno de los lados del primer tramo de la nave se abren sendas capillas cubiertas con bóveda de crucería, a las que se accede por arco doblado y apuntado, muy similares al de la portada interna, aunque en este caso carecen de impostas. En la de la epístola se halla el escudo y una inscripción alusiva al beneficiado Francisco Díaz de Mata, fechada en 1657. En resumen, las transformaciones que ha sufrido el templo desde su origen románico ha desvirtuado considerablemente su imagen e incluso dificulta su interpretación y la adscripción cronológica de sus diferentes partes. Aún así creemos que se conserva en buena parte la estructura primitiva de cabecera y nave, aunque sólo han sobrevivido algunos elementos característicos como el alero del lado norte o la portada primitiva, que sin embargo fue trasladada de sitio. Este templo pudo levantarse a fines del siglo XII o en los inicios del XII, para sufrir a lo largo de esta última centuria su primera transformación en la que posiblemente se renovó el ábside. Se mantiene la forma típica del hemiciclo románico pero la talla y los contrafuertes nos hablan ya de un momento gótico, incluso el hecho de que se reforzara la estructura de esta manera nos puede indicar el problema que pudo haber tenido la cabecera precedente, dada la pendiente sobre la que se asienta la iglesia. En este mismo momento se renovó la puerta de acceso a la nave, se abrieron las dos capillas laterales y se trasladaría la anterior a una posición que pudo ser ya la actual, como entrada a un pórtico o porche. Finalmente, a finales del siglo XVI o comienzos del XVII se asumirá otra gran etapa constructiva, renovándose el abovedamiento de ábside, presbiterio y nave, añadiéndose una sacristía al norte de la cabecera y levantándose el cuerpo sobre el que se alza la espadaña, que bien pudo sustituir entonces a otra románica que se levantaría sobre el hastial de la nave.