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Identificador
09514_04_009
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
43º 2' 7.41'' , - 3º 26' 34.59''
Idioma
Autor
José Luis Alonso Ortega,Augustín Gómez Gómez
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de La Expectación de Nuestra Señora

Localidad
Colina de Losa
Municipio
Junta de Traslaloma
Provincia
Burgos
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LA IGLESIA PARROQUIAL de la Expectación de Nuestra Señora, es un templo de una sola nave con muros de sillarejo y mampostería. El ábside es semicircular con las dos partes clásicas (presbiterio y capilla absidal) unidas mediante un codillo. Por el interior la nave se divide en tres tramos mediante arcos fajones doblados. Todo el templo se aboveda con cañón. A los pies se abre la portada, que es el resto escultórico más interesante del templo. Tiene guardapolvo y dos arquivoltas de medio punto apeadas en dos columnas a cada lado. La primera arquivolta es un grueso baquetón sobre el que vemos cabecitas de león, manos y algunos tallos. La segunda decora su superficie plana con varios círculos concéntricos de gran plasticidad. En la rosca del arco vemos también círculos, formados aquí por una especie de cinta perlada que enmarca un fruto redondeado dividido en tres partes. La línea de imposta se decora en el lado izquierdo con el clásico zarcillo de tres tallos ondulándose y ramificándose en hojas que al doblarse atrapan al tallo. En el lado derecho presenta rosas de cinco pétalos abiertos y zarcillos que salen de las fauces de un león y acaban en hojas de pétalos muy estilizados. El primer capitel de la izquierda muestra a una bailarina desnuda, con las manos en jarras, acompañada de una sirena- pez masculina que toca un instrumento musical de cuerda y baila a su son, arqueando exageradamente el cuerpo hasta colocar la cabeza en el ángulo del capitel. El siguiente exhibe leones pareados y afrontados en el ángulo, volviendo la cabeza al frente. A la derecha de la puerta una de las cestas se embellece con dos peces y un batracio, mientras que la otra lo hace con un fondo de hojas planas sobre el que destaca un hombre sentado en el suelo con las piernas cruzadas y los brazos separados del cuerpo. La profusa decoración se extiende también por los fustes de las cuatro columnas y la cara externa de las jambas que flanquean el acceso. Los primeros se decoran con bandas en sentido helicoidal adornadas con pequeñas flores bastante redondeadas, escamas colocadas de modo imbricado, círculos perlados tangentes unos a otros y labores de encestado muy tupido. Las jambas, por su parte, están recorridas en sentido vertical por una serie de flores acorazonadas y un zarcillo plano con perlado central que se va ondulando y abriendo en hojas. En el interior, la cabecera conserva en parte su estructura original -con bóveda de horno en el tramo curvo y de cañón en el presbiterio- salvo el arco triunfal que fue modificado posteriormente. De los capiteles de los arcos fajones queda sólo uno triple en el muro norte. Su equino izquierdo se decora con un doble cuerpo de hojas de acanto que sostienen un pequeño pomo. En el central vemos dos águilas con las alas desplegadas y una carátula con la boca abierta, los ojos saltones, perilla y pelo formando un caulículo. Finalmente el equino derecho lo ocupa una figura humana muy desproporcionada. El cimacio de este capitel triple se decora con un zarcillo similar al de la línea de impostas de la jamba izquierda. Se conserva también una ventana románica con dos columnas rematadas en capiteles de hojas planas que acogen bolas y cimacios con tallos ondulantes. Reutilizado como pila de agua bendita hay un capitel exento que, aunque muy deterioradas, tiene las cuatro caras labradas. Ello y la inexistencia de parecidos entre el tipo de figuras que lleva y la decoración de este templo nos hace pensar que pueda proceder de otro edificio. En él se narran dos episodios: la Matanza de los Inocentes y la Degollación de San Juan Bautista. Sus figuras están dotadas de mayor corporeidad que las que vemos en los capiteles de la portada y responden a una estética ya plenamente románica, mientras que en la portada los procedimientos técnicos empleados y la concepción del relieve parecen indicarnos modos de hacer indígenas anteriores. A modo de conclusión podemos señalar que la orn amentación escultórica de este templo es escasa, aunque en ocasiones llama la atención por su iconografía. Desde el punto de vista técnico, el escultor que aquí trabaja re aliza una labra dura pero de indudable plasticidad sobre todo en los motivos vegetales. A este respecto merece la pena destacar las decoraciones de las líneas de impostas, las de las jambas en que descansa el arco de la portada y las del cimacio del único capitel del interior. En este último caso se trata de un zarcillo ondulándose y abriéndose en flores de aro, labrado todo ello de forma muy dura pero muy minuciosa, consiguiendo el artista distintos planos y la creación de huecos muy bien integrados en la composición. El motivo es muy similar a otros existentes en las portadas de Almendres, Bercedo y Soto de Bureba, pero el escultor de Colina alcanza cotas mayores de calidad plástica. La labra sigue siendo dura y minuciosa pero más tosca en los motivos vegetales de las líneas de imposta de la portada, que además se despegan menos del fondo que el motivo visto anteriormente por lo que alcanzan menor plasticidad. En la jamba izquierda la hoja en que se va abriendo el zarcillo abraza a éste. Este tipo de motivos vegetales nos lleva también a las portadas de Almendres y Soto de Bureba, concretamente a unos motivos de entrelazo vegetal que ambas llevan en sus arquivoltas. Otro elemento (los fustes decorados) también es característico de varios talleres de esta escuela. Sencillos pero de indudable plasticidad también son los elementos circulares que decoran la segunda arquivolta y la rosca del arco de la portada. En los capiteles la labra empleada también es muy dura y compositivamente son bastante deficientes. Son los que más lejos están de la decoración vista en los templos citados anteriormente. La portada, tanto por las proporciones como por la técnica del relieve, presenta notables relaciones formales con los templos de Bercedo, Almendres y Soto de Bureba. Parece una obra de la segunda mitad del siglo XII.