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Interior hacia la cabecera

Identificador
09462_03_005
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41º 33' 8.58'' , - 3º 47' 38.27''
Idioma
Autor
Jaime Nuño González
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Pedro

Localidad
Moradillo de Roa
Municipio
Moradillo de Roa
Provincia
Burgos
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LA IGLESIA PARROQUIAL cumple a la perfección una labor de vigía que se complementa con su fortificada torre, rematada en merlones y cuya fachada oeste muestra un parapeto abocelado. Hay quien sostiene que esto es herencia de una fortaleza anterior, aunque nos parece más bien que es una de tantas iglesias encastilladas a lo largo de la Baja Edad Media, como respuesta de las poblaciones a los peligrosos momentos que se vivieron durante más de dos siglos. El templo, con cabecera poligonal, dos naves, la torre a los pies y un pórtico a mediodía donde se abre la portada, es fundamentalmente obra gótica de mediados o de la segunda mitad del siglo XIII, en la que aún se pueden ver algunos rasgos inerciales del mundo románico, pero donde las características constructivas, como la traza y el abovedamiento de la cabecera, o los apoyos y capiteles del arco triunfal, son característicamente góticos. Ese templo original fue de una sola nave, añadiéndose en siglos más modernos otra en el lado norte, donde también se abrió la sacristía. Todas las cornisas, tanto de la capilla mayor como del muro meridional de la nave -el único de esa época conservado- presentan canecillos de proa de barco, cuya tipología arranca en el tardorrománico. Pero no podemos caer por ello en la tentación de considerar a esta iglesia como perteneciente a aquel momento, ni tampoco suponer necesariamente que los canes fueron reutilizados, sino que perfectamente pueden ser una muestra más de la perduración de tradiciones anteriores, aunque también es justo es reconocer que en la cabecera sí aparecen numerosos sillares de talla románica que estarían reutilizados. Mucho más evidente es el goticismo de la portada, formada por tres arquivoltas en arco de medio punto, profusamente molduradas, descansando directamente en jambas apilastradas con el mismo tipo de molduración, sin imposta alguna. En realidad como únicos elementos románicos podemos considerar a las dos pilas bautismales que aquí se conservan, una en el interior del templo y otra expuesta en el pórtico. La primera se encuentra en el testero de la nave del evangelio y es una enorme pieza hecha en piedra caliza, de 85 cm de altura y 156 cm de diámetro, en forma de copa dispuesta sobre un podio circular. El vaso, de forma hemisférica, se decora en la embocadura con una cenefa de zarcillos ondulantes, con hojas lobuladas, bajo la que aparecen abultados gallones, entre los que se disponen catorce figuritas representando a cabezas humanas, cabezas de toro y motivos vegetales. Llamativo es también el pie, de corta altura y tendencia cilíndrica, decorado con una serie de toscas incisiones a medio camino entre representaciones geométricas y vegetales. Es una notable pieza cuya decoración la emparenta con las de Hontangas, Torregalindo y con la que se guarda en Fuentelisendo procedente del despoblado de Corcos, aunque de todas ellas es la de mejor calidad y mayor tamaño. Su cronología podría cifrarse en el entorno de 1200. Más sencilla es la que hay en el pórtico, también hecha en piedra caliza, con una altura de 79 cm y un diámetro de 107,5 cm. Tiene forma de copa, con tosco pie cilíndrico y vaso hemisférico irregular, decorado en la embocadura con una cenefa lisa, cuya parte inferior traza arquillos de medio punto que se corresponden con otros tantos gallones. Su morfología es muy común, especialmente en tierras sorianas, y las marcas del trabajo de la piedra, a trinchante, nos la llevarían a una data algo más tardía que la anterior. Al mismo período románico pueden pertenecer varias estelas discoidales que aparecen repartidas por distintos muros. En el interior, en la nave norte, hay dos, ambas decoradas con cruz griega de brazos crecientes. Otras dos coronan las tapias del cementerio que se adosa en el lado septentrional del templo, también con cruces similares a las anteriores, aunque ahora conservando los vástagos que las otras han perdido. Finalmente otra esta empotrada en el muro oeste del pórtico, con el disco decorado con una roseta de once pétalos lanceolados, sobre un pie trapezoidal.