Identificador
33556_03_003
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
43º 20' 0.42" , -5º 2' 47.58"
Idioma
Autor
Adriana Carriles García
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Teleña
Municipio
Cangas de Onís
Provincia
Asturias
Comunidad
Principado de Asturias
País
España
Claves
Descripción
LA CAPILLA DE LOS REMEDIOS, construida en el siglo XVI, está situada dentro de los límites de una propiedad particular, en un extremo del pueblo de Teleña. Se trata de una capilla modesta y de proporciones reducidas. A pesar de ser obra de época moderna, mantiene la fuerte impronta de la tipología tradicional del románico rural, tan arraigado en la zona oriental de Asturias. Así pues, se trata de una construcción de nave única, sin pórtico, y portada articulada en arco de medio punto; el imafronte se corona con pequeña espadaña. El interior de esta capilla alberga un retablo barroco en cuya hornacina central destaca una imagen románica de la Virgen con el Niño. El retablo, recientemente restaurado, se complementa con el escudo de las “Armas de Teleña” y otras dos tallas exentas, de San Francisco y Santiago, flanqueando la imagen románica. La Virgen de Teleña es una figura de madera policromada de 59 cm de altura, 17 cm de anchura y 14,5 cm de fondo. Las imágenes marianas más antiguas que se conocen en Asturias están fechadas ya en el siglo XII, es decir, que se relacionan con la formulación románica plena. No obstante, hay que recordar que esa formulación fue, durante mucho tiempo, deudora de la iconografía oriental o bizantina, a su vez procedente de los primeros modelos catacumbales. El tipo iconográfico adoptado era la llamada Virgen Theotokos, según el cual María era representada en su papel simbólico de Madre de Dios, entronizada y con el Niño en el regazo. Por influencia de la severidad iconográfica bizantina, estas imágenes muestran un carácter mayestático y solemne; su identificación con el trono, su rígida frontalidad y hieratismo y su inexpresividad contribuyen a reforzar el mensaje de distanciamiento entre lo humano y lo divino, de ahí que durante el periodo románico se renuncie por completo a insinuar sentimientos materno-filiales o incluso a establecer algún tipo de comunicación entre la Virgen y el Niño. Atributos propios y recurrentes son las coronas que ciñen ambos personajes, o el Libro que porta el Niño, en clara alusión a su papel de Pantocrátor. La Virgen de Teleña es una talla continuadora del modelo románico tradicional, pero incorpora algunas novedades que la ponen en relación con la iconografía mariana de transición al gótico. Se trata de una imagen distante e inexpresiva, de absoluta frontalidad; tanto la figura de la Virgen como la del Niño se disponen hieráticas conforme a un rígido eje axial; los cuerpos se convierten en volúmenes geométricos puros, de duras articulaciones, con los plegados de las ropas apenas modulados. El aspecto global de esta obra es el de una talla compacta y severa. El Niño está caracterizado como Pantocrátor o Juez Supremo, con las Sagradas Escrituras en la mano izquierda, y con la derecha levantada en actitud de bendecir. María no aparece como madre, sino como trono del Hijo de Dios, aunque es en ella donde podemos apreciar una sutil evolución. Ha perdido los dos antebrazos, que se dispondrían, como era habitual en este modelo iconográfico, paralelos a las piernas, sin entrar en contacto con la figura del Niño, y aún mantiene la mirada ausente, pero ya no se trata de una mirada perdida en el horizonte, sino que, aunque inexpresiva, es una mirada baja, más cercana al mundo terrenal; y, aunque aún no pueda hablarse del grado de humanización que caracterizará las Vírgenes de la etapa gótica, sí avanza muy ligeramente en este aspecto al marcar un tímido apunte de sonrisa.