Pasar al contenido principal
x

Espadaña

Identificador
34485_04_007
Tipo
Fecha
Cobertura
42º 44' 5.19'' , -4º 27' 31.88''
Idioma
Autor
José Luis Alonso Ortega
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción

Localidad
Quintanatello de Ojeda
Municipio
Olmos de Ojeda
Provincia
Palencia
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LA IGLESIA DE LA ASUNCIÓN, que actualmente cumple las funciones parroquiales, se localiza en el centro del núcleo de población, junto a la carretera que nos conduce a Vega de Bur, Colmenares y Dehesa de Montejo. Situada en una pequeña elevación que tiende hacia la parte noreste de la población, se encuentra rodeada por un pequeño muro de contención moderno. Fue declarada Bien de Interés Cultural por la Junta de Castilla y León el 12 de marzo de 1993. La planta de Nuestra Señora de la Asunción presenta las complicaciones estructurales propias de un edificio románico que ha sido muy transformado en épocas posteriores: posee una única nave dividida en cuatro tramos, un presbiterio flanqueado por sendas capillas laterales (convirtiendo este espacio en una especie de transepto, al menos desde una perspectiva visual) a un nivel más bajo que la nave y, por último, un ábside semicircular. Adosado a la nave aparece un pórtico con cubierta de madera a una sola vertiente que apoya sobre una columna rematada por un capitel jónico neoclásico que arranca de un zócalo pétreo de gran altura. El conjunto se completa con una sacristía, cuadrangular en planta, que se adosa al lado sur y con un cuerpo de acceso a la espadaña, ubicada en la parte occidental del edificio. En su construcción se utilizaron diversos materiales, predominando la mampostería (ábside, capilla sur) y la sillería de aparejo irregular (sacristía sur, capilla norte, espadaña). El interior de la nave se cubre con bóveda de cañón apuntado con tres arcos fajones que descansan sobre semicolumnas adosadas. El interior tan sólo se ilumina por un vano apuntado abierto en el hastial bajo la espadaña. La portada se abre en el muro meridional de la nave, enmarcada al exterior por dos contrafuertes. La caída del revoco en el coro alto y cuarto tramo de la bóveda permite vislumbrar un revestimiento pictórico que imita juntas de sillería, realizado probablemente cuando se hizo este abovedamiento. El muro norte presenta al exterior potentes contrafuertes y se remata por un alero soportado por una hilera de canecillos. El ábside semicircular está cortado interiormente por un murete de cierre que acodaba el anterior retablo ya desmontado, en el que se abre un ventanal rectangular abocinado en el lado de la epístola. En el extremo occidental localizamos la espadaña -de modestas dimensiones- rematada a piñón; ésta se divide, mediante simples molduras, en dos niveles con vanos apuntados en el intermedio y campanil superior. Como ya indicamos la actual fábrica del templo es el resultado de varias fases constructivas, alguna de ellas de cronología posmedieval. La primera (primer cuarto del siglo XIII) que podríamos considerar de transición, comprendería el hemiciclo absidal, el presbiterio y la espadaña. Estos espacios se diferencian de la nave -arquitectónicamente hablando- por la sección de alguno de sus arcos fajones, completamente lisa y con perfil a modo de dos listeles unidos. Un segundo momento, gótico tardío (segunda mitad del siglo XV), comprendería la elevación de la nave en una única campaña. En una tercera fase (siglos XVXVI) se construiría el coro alto. Y en una última (siglos XVIIXVIII) se añadieron las capillas que, a modo de sacristías, se sitúan a ambos lados del presbiterio. Distintas obras de remoce y reformas (1887 y 1986) completan la visión del edificio que hoy contemplamos. En el arco fajón del último tramo de la nave es todavía visible una inscripción que nos data puntualmente la construcción de la bóveda de la nave: AÑO DE MIL CCCCLXXVI, ejemplo de perduración de una tipología románica en época gótica. Ya indicamos que en el muro meridional de la nave se abría la portada románica. De medio punto, posee chambrana decorada con alternancia de elementos vegetales, geométricos y zoomorfos (un ingenuo león que expulsa hojarasca por la boca, en el arranque izquierdo entre cintas perladas y dientes de sierra) y dos arquivoltas también de medio punto: la externa moldurada con media caña y bocel y abilletada la interna. Éstas apoyan sobre cimacio a modo de capitel corrido con un motivo decorativo vegetal idéntico al de la chambrana. La exterior apea sobre dos columnillas entregas que no llegan apoyar en el suelo, con capitel decorado y basas ornamentadas con garras de concha. Una portada muy similar encontramos en la parroquial de Payo de Ojeda, a pocos kilómetros de Quintanatello. Las columnas del interior de la nave también tienen decorados sus capiteles y basas. Algunos de los primeros presentan la cesta lisa, con piñas o bolas en los ángulos, y amplios acantos geometrizantes adheridos a la misma, mientras que las segundas presentan lengüetas. Otros se ornamentan con hojas de parra (idénticas a las aparecidas en la portada), bayas o entrelazos, cimacios adiamantados y garras de concha en las basas. En general la decoración vegetal presenta un textura muy membranosa y nervuda muy en consonancia con la del mismo tipo aparecida en la portada. Dos capiteles más formaban parte del pie del altar del templo, y hoy en día se encuentran desperdigados en la sacristía norte; los dos están decorados con elementos vegetales en estrecha relación con los del tramo presbiterial (hojas de palma y frutas de baya), y en uno de ellos se incluye además un ave atacando a un cuadrúpedo. Muy probablemente formaron parte de algún tramo eclesial ya desaparecido. Sobre uno de ellos se alzaba la anterior mesa de altar, circular, con la siguiente inscripción: HIZOSE ESE PUL(PIT)O SENDO CUR D(O)N EUGENO DEL (fracturado) O 1764. Por tanto formaría parte del púlpito que estuvo instalado en el lado del evangelio, bajo el arco pre s biterial, del que aún se conservan restos pétreos policromados apoyados en el muro sur de la capilla. En el ábside los canecillos son de simple nacela, excepto uno de ellos que lleva una piña tallada. Merece la pena señalar la existencia de un par de relieves localizados en la enjuta derecha del arco rebajado sobre el que se eleva el coro. Se trata de dos blasones inscritos en sendos rectángulos: uno de ellos con las llaves y el otro con dos flores cuatripétalas. Otro más corona la clave del fajón apuntado de acceso al presbiterio: en placa pétrea tallada con cardina aparece un florón a modo de remate de retablo. Por lo que respecta al exterior, se conserva un bajorrelieve -empotrado sobre el guardapolvo de la portada- muy tosco y esquemático con la re p resentación del Calvario inscrito en rectángulo bajo doselete avenerado y fondo decorado con flores de lis. Bajo este relieve volvemos a encontrar otro elemento epigráfico, ilegible en parte, en caracteres plenamente góticos: AÑO DE MIL E CCCCLXXI AÑOS... Como podemos comprobar la secuencia cronológica que establecimos en el apartado arquitectónico encaja perfectamente con el análisis formal de su ornamentación escultórica, pudiendo llegar a diferenciar el trabajo de varios canteros. En primer lugar, y a nivel de hipótesis, podríamos datar la portada como obra gótica basándonos tan sólo en la inscripción existente sobre ella (1471), si bien es verdad que quizás un detallado análisis del relieve lo desligue totalmente de la portada. Pero además contamos con varios aspectos que nos inducen a pensar así, sobre todo su relación con los capiteles del interior de la nave. Otro síntoma claro de goticismo es el hecho de utilizar los capiteles a modo de friso corrido, como ocurre en infinidad de templos palentinos: Corvio, Matamorisca, Colmenares, etc. Hernando ya cuestionó, por causas estilísticas, el posible reaprovechamiento de una portada anterior, opina que los capiteles de la portada constituyen una versión degradada y tardía de los existentes en San Tirso de Vega de Bur y en Dehesa de Romanos. En cuanto a los capiteles que formaban el pie del altar, destacar su decoración vegetal del tipo andresino, mientras que a nivel figurativo copian temas ya existentes, por ejemplo, en uno de los canecillos de Dehesa de Romanos y en determinadas ménsulas de cabeceras ya plenamente góticas como son las de San Cebrián de Mudá y San Andrés de Barrio de San Pedro. Alguno de los capiteles del interior de la nave datarían, por el tipo de decoración, en torno al tercer cuarto del siglo X V ( relacionables también con sus homólogos de la iglesia parroquial de la Asunción de Perazancas de Ojeda), y a esta misma cro n ología puede pertenecer el florón que decora uno de los relieves ya mencionados y la placa del Calvario. También el canecillo decorado con nacela y piña es muy semejante a otro existente en Vega de Bur. Todo ello hace que consideremos su escultura de la misma forma que su arquitectura, es decir, como un caso paradigmático de ese románico de inercia utilizado por canteros rurales cuyos talleres estaban activos en plena época gótica, y que trabajaban copiando plantillas románicas. Parte de la escultura de Quintanatello de Ojeda -junto con la de otros edificios palentinos como San Nicolás de Bari en Sotillo de Boedo o la parroquial de Vega de Bur y de Payo de Ojeda- representa un caso extremo de la pervivencia formal, incluso hasta el siglo XV, de formularios románicos.