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Detalle de la portada

Identificador
19257_25_351n
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41º 3' 58.47'' , -2º 38' 26.25''
Idioma
Autor
Ana Belén Fernández Martínez
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de Santiago

Localidad
Sigüenza
Municipio
Sigüenza
Provincia
Guadalajara
Comunidad
Castilla-La Mancha
País
España
Descripción
LA IGLESIA DE SAN VICENTE está enclavada en una de las calles del medieval barrio alto de Sigüenza, junto a la plaza del Doncel. El templo está adosado a vetustos edificios y flanqueado por estrechas callejuelas. Antiguos documentos fechados en época del obispo don Cerebruno (1156-1166) señalan que este templo, al igual que el de Santiago de la misma villa, se iniciaron durante su mandato. Sin embargo el estilo de estos edificios parece apuntar a los primeros años del siglo XIII, de tal manera que los antiguos escritos deben referirse a pequeños templos provisionales bajo previsión de ser sustituidos posteriormente. El edificio es una construcción de origen románico formada por una capilla mayor de testero plano y una sola nave. Posteriormente, quizás entre los siglos XVI y XVII, se colocó delante de la portada principal un gran antecuerpo a modo de arco de triunfo. El campanario fue realizado en época moderna. Debemos de señalar que entre los siglos XVII y XVIII el templo fue objeto de varias reformas más, como la construcción de unas bóvedas de yeso. Sin embargo estas reformas posmedievales fueron eliminadas durante una restauración llevada a cabo entre los años 1979 y 1990, la cual intentó devolver al edificio su primitivo aspecto románico, de tal manera que se sustituyeron las bóvedas de yesería por una armadura de madera, se liberaron las tres hornacinas de la cabecera e incluso algunas columnas que estaban en mal estado fueron sustituidas por unas nuevas que repiten el modelo de las antiguas. El templo presenta una fábrica de buena sillería arenisca. Destaca el gran tamaño de su cabecera, a la que una imposta achaflanada divide en dos cuerpos, el inferior a modo de zócalo. En su costado septentrional se abre un gran óculo decorado con boceles, mediascañas y puntas de diamante. En este mismo costado se alza la torre cuyo cuerpo bajo está unido al de la cabecera y se fecha en época románica. En esta zona se abren dos pequeñas aspilleras cuya función era iluminar la escalera de acceso al cuerpo superior. Sobre este cuerpo románico que llega hasta el nivel de cornisas de la cabecera se eleva un cuerpo de campanas del siglo XX. Debemos suponer la existencia de una torre o espadaña en época románica, ya que conserva las escaleras de acceso. La iglesia de Santiago, que presenta la misma estructura que el templo que nos ocupa, se culminaba con una espadaña, de tal manera que es factible pensar que al estar realizada por los mismos canteros se pudiera rematar de igual manera. En el lienzo pictórico de la parroquia de Torrecuadrada de Molina, en una representación del martirio de la patrona seguntina, Santa Librada, vemos como en el siglo XVII existía ya la torre con chapitel y remate de una gran altura. Igualmente en una fotografía de 1905 aparece a lo lejos ya la torre actual. El muro oriental del ábside, visible desde el interior de un patio de una casa adosada, es muy sencillo, con un pequeño vano compuesto por un arco de medio punto que se corresponde con un óculo interior decorado de forma similar al descrito anteriormente. El lienzo meridional también es muy humilde, sólo roto por una aspillera. Culmina la cabecera una moderna cornisa de nacela. A lo largo de toda la nave, en su flanco meridional, se dan una serie de construcciones que no dejan ver los paramentos. Sin embargo podemos apreciar el alero soportado por canecillos lisos y el principio del contrafuerte situado a la mitad de la nave a cuyos lados se desarrollan los muros de las dos pequeñas capillas interiores. El muro norte de la iglesia se encuentra alterado por un contrafuerte rectangular en alineación con el del muro meridional. En este flanco destaca, a los pies, la bella portada de acceso, a la que se llega por unas escalinatas que salvan el desnivel existente con la calle. Está compuesta por un arco de medio punto de entrada que descansa en jambas de aristas achaflanadas. Rodean el arco tres arquivoltas decoradas con finos billetes, acantos afrontados y tallos ondulantes que albergan rosetas de pétalos puntiagudos y botón central. Culmina la rosca una chambrana ornada con puntas de diamante. La estructura apoya en tres pares de columnas acodilladas que rematan en capiteles vegetales decorados con finos y nervados acantos de puntas vueltas. Esta portada está cobijada por un gran arco de medio punto cuyo origen es fácil de explicar. Creemos que en el planteamiento inicial del templo se pensaba cubrir la nave con bóvedas de crucería, idea que confirman los triples haces de columnas proyectados en el interior para recibir el apoyo de los nervios. El peso de esa cubierta iría en parte contrarrestado por un gran contrafuerte colocado en el exterior. Cuando la nave estaba a punto de finalizarse, se cambió el plan y en vez de construirse las bóvedas de crucería se hizo una techumbre de manera, lo que provocó que los contrafuertes quedaran interrumpidos a la altura de la que ahora arranca el gran arco. En el interior se terminaron los haces de columnas pero sin su función original de recoger los nervios. En un momento indeterminado, entre los siglos XVI o XVII, se decidió dar un uso al antiestético contrafuerte inacabado, de modo que sobre él levantaron el gran antecuerpo a modo de arco de triunfo. En el costado occidental, el gran arco descansa en una ménsula decorada con boceles. La arista del arco está achaflanada, mientras que una moderna chambrana con puntas de diamante recorre su parte superior. En el espacio situado entre la portada y el gran arco se dispone una Virgen con el Niño, gótica, que apoya en una ménsula abocelada mientras un doselete gótico cubre su parte superior. Observando en conjunto la estructura nos vuelve a sorprender la disposición de sus elementos, pues la portada está profundamente descentrada, pero además la escultura de la Virgen presenta una extraña situación que no coincide con el centro de la portada ni con el del gran arco que la cobija. Así que no descartamos que cuando se levantó el gran arco de triunfo estuviese planeada una segunda intervención que afectase a estas estructuras, tal como el remonte de la portada o su sustitución. Finalmente remata el antecuerpo una cornisa de nacela sustentada por once canecillos con la misma moldura, seguramente realizados en época posmedieval. Un potente esquinal comunica el muro sur con el hastial occidental, profundamente reformado, en cuya parte inferior se abre una moderna portada que imita el estilo románico. Consta de un arco de medio punto al que rodea una chambrana de puntas de diamante. En la parte alta está situado un abocinado ventanal de medio punto. Ya en el interior, la nave, cubierta con una reciente armadura de madera, exhibe las estructuras que indican su primitivo plan abovedado con crucerías. El hastial occidental está reforzado con dos potentes esquinales a cuyos laterales se adosan sendos haces de tres columnas que debieran recoger los nervios de la bóveda inicialmente proyectada. Las columnas nacen de podios a los que continúan basas doblemente boceladas desde las que surgen unos fustes lisos que culminan en capiteles decorados con hojas planas y nervadas rematadas en cogollos. Sobre las cestas se disponen cimacios moldurados con nacela, un pequeño bocel y listel. Todos los capiteles de este hastial occidental fueron sustituidos durante los años ochenta del pasado siglo XX. En el centro de la nave se dispone un gran arco fajón apuntado y doblado que descansa en dos pilastras a las que se adosan sendas semicolumnas de gran tamaño. La pilastra y la columna meridional están flanqueadas por otros tres pares de ellas. De este grupo únicamente la semicolumna cuya arenisca está muy deteriorada es original, mientras que las restantes, con capiteles incluidos, son modernas aunque manteniendo el modelo original románico. Sin embargo son originales la pilastra y columna septentrional, a los que flanquean dos columnas. Éstas repiten la estructura anterior con unos capiteles de hojas planas rematadas en cogollos. El arco fajón con sus apoyos se corresponde con los contrafuertes exteriores, el norte utilizado para girar el gran arco que protege la fachada. Dos esquinales más pequeños refuerzan la fusión entre los muros de la cabecera y nave. En cada uno de los dos tramos del lienzo sur de la nave se dispone una pequeña capilla a la que se accede desde un arco apuntado. En la más occidental se abre una pequeña aspillera de iluminación. En la parte superior de la nave aún quedan las marcas de la antigua bóveda de yeso que la cubrió hasta la década de 1980. Dos sencillos arcos, de medio punto para la occidental y rebajado para la septentrional, marcan la entrada desde las portadas exteriores. Permite el acceso a la cabecera un arco triunfal apuntado protegido por una chambrana de puntas de diamante. Descansa en un pilar con dobles columnas en los frentes y otras dos acodilladas en los laterales. Sus capiteles repiten la estructura y ornamentación expuestas anteriormente, aunque el cimacio rebasa la superficie de las cestas y se convierte en imposta. La cabecera se cubre con una bóveda de crucería cuyos nervios, decorados con tres boceles, descansan en cuatro haces de triple columna, cada uno situado en una esquina, repitiendo el mismo sistema que hubiese utilizado la nave si se hubiese completado el plan inicial. Como es habitual los capiteles siguen la estructura y decoración ya señalada de hojas rematadas en cogollos. Los cimacios de las cestas se continúan como impostas rodeando toda la cabecera. En el muro oriental de la capilla mayor se abren tres hornacinas de medio punto, la central de mayor tamaño. Con respecto a su función, la hornacina septentrional da entrada a la escalera de caracol que actualmente sube hasta el campanario; la central presenta función litúrgica con un sagrario central, mientras que en la meridional se dispone una especie de pequeña ara o sagrario en su costado norte, similar a otra que alberga el muro norte de la cabecera. Antiguamente estas hornacinas estuvieron total o parcialmente cegadas, y no se descubrieron y recompusieron del todo hasta la restauración de los años ochenta del pasado siglo. Sobre la puerta de la sacristía se encuentra una ventana con arco de medio punto, dos arquivoltas y chambrana con puntas de diamante. Los capiteles de las columnillas muestran acantos con cogollos en las puntas. En lo alto del muro oriental se dispone un gran óculo central decorado con boceles, medias cañas y la habitual chambrana con puntas de diamante. Similar esquema presenta el que se abre en el costado septentrional. La estructura inicial del templo, con una nave rectangular que en origen se abovedaría y su cabecera cuadrangular con bóveda de crucería, además de su decoración escultórica, está muy vinculada con la iglesia de Santiago de la misma villa. De igual manera ambas están profundamente emparentadas con el taller que trabajó en la catedral a finales del siglo del siglo XII y principios del XIII. Arquitectónicamente, la iglesia de San Vicente responde al tipo que el historiador francés Lambert y posteriormente Camón Aznar definieron como hispano-languedociano, término actualmente en curso de redefinición, pero que sirve a efectos prácticos. Este modelo se caracteriza por el uso de dobles columnas y pequeñas columnillas acodilladas que recogían el peso de los nervios de las crucerías. Características que observamos en el templo que nos ocupa. Las cuales también son visibles en las naves laterales de la catedral de Sigüenza, donde también se repite el modelo de capiteles de hojas planas rematadas en cogollos. En un margen más amplio estas mismas características también se observan en el refectorio del monasterio soriano de Santa María de Huerta, cuyo abad a principios del siglo XIII, Martín Muñoz de Finojosa, fue obispo de la diócesis de Sigüenza entre 1186 y 1191. Pero además estás mismas características también aparecen en grandes construcciones burgalesas de patrocinio regio como son el monasterio de Santa María la Real de las Huelgas, a la sazón panteón regio, y el Hospital del Rey. En estas construcciones también se observan unas estructuras similares y una decoración de capiteles de hojas vegetales rematadas en cogollos. Es comúnmente aceptado que estos edificios punteros, seguramente levantados por canteros procedentes del norte de Francia, son el germen de un nuevo estilo que va a tener una gran importancia en Castilla en las primeras décadas del siglo XIII, y del que como hemos podido comprobar la iglesia de San Vicente de Sigüenza es descendiente directo. Con respecto a la relación estilística de sus motivos decorativos, ya hemos observado como sus capiteles de hojas planas rematadas en cogollos conducen hasta los punteros edificios burgaleses, aunque hay que señalar también que estos tipos se advierten en la iglesia de San Martín de Molina de Aragón, que además utiliza las puntas de diamante, tan habituales en las chambranas de nuestra iglesia, y que a su vez derivan de la catedral, principal origen de la decoración que utiliza San Vicente, como de manera clara señala también su portada. Estos esquemas decorativos gozaron de gran fortuna por la comarca. Es posible que este mismo taller o seguramente alguno más popular surgido por irradiación de la manera de hacer de éste, trabajase en otros edificios de la zona, como podemos advertir en Pozancos, Carabias o Jodra del Pinar, donde se repiten los motivos de finos acantos nervados.