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Capiteles del lado derecho de la portada sur

Identificador
09145_02_002
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 48' 44.96'' , - 3º 46' 40.63''
Idioma
Autor
José Luis Alonso Ortega
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de Santa María la Mayor

Localidad
Escalada
Municipio
Valle de Sedano
Provincia
Burgos
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LA IGLESIA PARROQUIAL DE ESCALADA, dedicada según Madoz a Nuestra Señora de la Asunción, es un edificio de nave única, con muros de sillarejo y mampostería salvo el antecuerpo de la portada, este de buena sillería, espadaña a los pies hoy reconvertida en torre y una estructura que es fruto de sucesivas reformas, fundamentalmente de los siglos XVII y XVIII. Los fragmentarios vestigios románicos están particularmente presentes en la reutilizada espadaña y el muro meridional, destacando ante todo la monumental portada abierta en un antecuerpo del primer tramo de la nave. Notablemente abocinada, consta de baquetonado arco de medio punto y seis arquivoltas apeadas sobre jambas escalonadas que albergan seis parejas de columnas acodilladas, de fustes monolíticos, basas de perfil ático con toro inferior aplastado y con garras, sobre un fino plinto, alzándose el conjunto sobre un zócalo abocinado. Una imposta con perfil de listel y nacela corona los capiteles, y remata el antecuerpo un tejaroz sobre canecillos de simples cavetos, algunos ornados con prótomos de animales, dos máscaras humanas, puntas de diamante, motivos vegetales, etc. La arquivolta interna presenta una serie de 22 figurillas, de tosca talla y bastante deterioradas, que recuerdan en cuanto a su disposición a los Ancianos del Apocalipsis, aunque no sea éste -en realidad no parece haber un programa claro en estas figuraciones- el asunto representado. De derecha a izquierda vemos tres figuras muy destrozadas, a su lado un personaje sentado en actitud de tocar un instrumento de viento o tonel que sostiene sobre sus rodillas; sigue un personaje encapuchado, una figura casi irreconocible pero que por su actitud podemos suponer que quizá re p resentase a un arpista, dos tocadores de laúd -el segundo descabezado y con las piernas cruzadas-, dos personajes juntos, el izquierdo sosteniendo o tocando una campanilla y ambos descabezados. Continúa el arco con un personaje muy perdido, un músico con un instrumento de viento no reconocible, una pareja sosteniendo entre ambos una especie de bandeja en la que advertimos objetos circulares, y, en el centro, un personaje con ropas talares con un vaso o fuente en sus manos. A la izquierda de esta figura central aparece un hombrecillo barbado con un libro abierto en sus manos y un ángel alado con una filacteria en su mano izquierda. El resto de las figuras se encuentran muy deterioradas. Algunas de ellas portan un nimbo gallonado del estilo al visto en las portadas próximas de Moradillo de Sedano y Ahedo del Butrón, de donde probablemente extrajo su inspiración el artista de Escalada, que las interpretó libre y muy torpemente. La segunda arquivolta recibe un haz de tres boceles, la tercera un baquetón entre dos filas de hojitas, la siguiente un bocel sogueado entre bandas de tacos, una hilera de puntas de diamante entre sendos boceles ocupa la quinta y, por último, una banda de motivos vegetales calados a modo de dientes de sierra acogiendo palmetas, orna el arco exterior. La manifiesta inspiración en lo vegetal de Las Huelgas de Burgos y el taller tardorrománico del claustro de Aguilar de Campoo es bien visible en los capiteles vegetales de la portada, que se combinan, alternándose, con otros figurados de muy ruda talla. En el interior del lado izquierdo vemos dos felinos atacando a un cordero situado en la zona baja de la cesta, al que muerden en el lomo y cuello; el siguiente, de notable factura, muy similar a otro de la panda norte del claustro aquilarense y otros de los machones del claustro burgalés, recibe ramificados acantos rematados en voluminosos prótomos vegetales. En la cesta contigua se afrontan dos toscas arpías, y en la siguiente vemos la fina decoración de tallos entrelazados en espiral acogiendo brotes, remedo de otros de Aguilar y Las Huelgas. El penúltimo capitel de este lado muestra el combate de dos infantes; el derecho embraza un escudo ovoide y viste cota de malla y el izquierdo, con cota de malla y escudo, alza con su diestra una especie de maza de doble cabeza contra su rival. El capitel exterior es vegetal, con tres niveles de acantos: los inferiores curvados hacia fuera, los centrales hacia el interior de la cesta y rematados por otros de puntas rizadas, efectista esquema, idéntico a una cesta doble de la galería norte del claustro de Aguilar. En los capiteles del lado derecho las figuraciones se reducen a un jinete que embraza un escudo de cometa y ataca con su espada a un tosco dragón alado -capitel interior- y dos torpes arpías afrontadas y enlazadas por un tallo central, en el penúltimo. El resto muestra decoración vegetal de la misma filiación citada, a base de acantos arremolinados en espiral, dos niveles de acantos con ramillete central -similar a una cesta de la capilla de La Asunción de Las Huelgas-, otro de espinosos acantos rematados por prótomos vegetales enlazados, según un esquema visto en Las Claustrillas, Aguilar y San Andrés de Arroyo y, en el exterior, una bella composición de tallos ramificados que dan lugar a hojas incurvadas de carnoso tratamiento. Aunque Pérez Carmona vio en esta portada “una cabeza de serie, pues de ella dependen las de Madrigal del Monte y San Lorenzo de Villadiego [...], y las de Castil de Lences y Quintanarruz”, la calidad de los relieves denuncia los menguados recursos del escultor en el campo de la figuración. No ocurre lo mismo con la temática vegetal de los capiteles, donde encontramos un escultor con mayor dominio técnico que evidencia, como señaló el mencionado autor, sus indudables deudas respecto a los talleres que trabajaron en Las Claustrillas del monasterio de Las Huelgas y en el claustro de Santa María la Real de Aguilar de Campoo, no resultando infrecuente tal asociación de distintas facturas entre lo vegetal y lo figurado, como prueban los más agraciados ejemplos de Revilla de Santullán o el propio apostolado de Moarves de Ojeda. Sobre y bajo la saetera abierta en el muro meridional de la sacristía se aprecian, empotrados en el muro, tres fragmentos de moldura decorados con palmetas bajo clípeos anillados, que pudieran corresponder bien al guardapolvo de la portada bien a la chambrana de una desaparecida ventana románica. Otros restos de molduras decoradas con abilletado se conservan en el interior del templo -capilla septentrional-, así como una dovela decorada con un bocel, parte de un tambor de una semicolumna, un fragmento de un can, etc. Quizá bajomedievales sean las pinturas murales, con ovas, estrellas, palmetas, zarcillos y llagueado imitando sillares, en tonos azules y ocres, que ornan la portada y el antecuerpo en el que se abre, responsables también de los letreros pintados sobre el arco y la tercera arquivolta, que rezan, respectivamente ALABADO SEA EL SACRAMENTO E IHS BENEDICTUS QUI VENIT IN NOMINE DOMINI. La cronología de esta portada, en función de la otorgada por Hernando Garrido para la escultura afín del claustro aquilarense y del burgalés de Las Huelgas, debe rondar el primer tercio del siglo XIII.