Santa Magdalena de Noves
Ermita de Santa Magdalena de Noves
La pequeña ermita de Santa Magdalena está situada en un cerro, en los terrenos llamados de Noves, al Oeste del término municipal de Camós. Una vez situados en el pueblo, se deben buscar las indicaciones hacia la iglesia que se encuentran una vez cruzado el río Matamors.
La primera noticia documental que se conserva sobre los terrenos de Noves se remonta al año 1303, por lo que no conocemos mención alguna de época románica. Hasta ese año, el Manso vocato de Novis era propiedad del judío Mair y la ermita se hallaba entre sus posesiones. El documento informa de la compra de la propiedad por parte del abad de Sant Esteve de Banyoles, Bernat de Vallespirans, quien además restituye el culto en la ermita.
Santa Magdalena de Noves, como sus vecinas Sant Vicenç y Santa Maria de Camós, quedó muy afectada por los terremotos del siglo xv (1427 y 1428). A lo largo del siglo xvi la iglesia fue reformada y, para la ocasión, se encargó un retablo pictórico que todavía se conserva in situ; la historiografía considera que este interesante retablo, dedicado a la santa titular, a la Virgen y a san Valerio, se debió ejecutar entre los años 1530 y 1570. La ermita, que en la actualidad pertenece a la jurisdicción de Sant Vicenç de Camós, fue restaurada en 1991-1992.
Pese a sus numerosas reformas, Santa Magdalena de Noves conserva todavía restos de la primitiva fábrica románica, por lo menos en su perímetro lateral, así como la planta de nave única, que está cubierta por una bóveda ligeramente apuntada. Hoy el muro Este –presidido por el retablo mencionado– es un simple testero plano, que substituye al ábside románico de forma semicircular, del cual es visible la fundamentación. En el extremo oriental del muro norte se abre una curiosa absidiola semicircular, de altura media, que parece añadida con posterioridad a la fábrica, aunque es difícil afirmar exactamente cuando. Este supuesto se fundamenta en el cambio de aparejo, el cual combina grandes sillares de labra muy irregular con material de pequeñas dimensiones y abundante utilización de mortero. Por el contrario, y a pesar de las reformas que se advierten en los muros laterales, especialmente en la fachada sur, aún son perceptible algunos paños de aparejo original, a base de bloques calcáreos de cierto tamaño, e irregulares.
Por otra parte, a la fachada occidental se añade un pórtico rectangular, abierto en los laterales y cubierto con bóvedas de arista, y con una escalera frontal de acceso. Es plausible pensar que este pórtico se acopló durante las reformas del siglo xvi. Por encima de esta estructura, y coronando la iglesia, se sitúa una enorme espadaña de dos grandes aperturas y con remate superior a modo de frontón rectangular. Posiblemente esta obra sea también de época moderna, aunque no está documentada.
Los escasos vestigios originales dificultan establecer una cronología para el edificio. La historiografía suele situar sus orígenes en el siglo xi, aunque el estudio del aparejo inclina a situar su construcción hacia finales del xii. No obstante, la imagen actual que presenta el edificio es consecuencia de las remodelaciones del siglo xvi, así como de las restauraciones del siglo xx.
Texto y fotos: Lorena García Morato
Bibliografía
Butinyà i Teixidó, I. y Tubert i Tulsà, A., 2009, p. 38; Catalunya Romànica, 1984-1998, V, p. 405; Constans i Serrats, L., 1985-1993, I, p. 93; Coromines i Planellas, J. M. y Marquès i Casanovas, J., 1967-1978, III, p. 38; Marquès Planagumà, J. M., 2000, p. 59; Montsalvatje y Fossas, F., 1889-1919, XVIII, p. 140; Palmada Auguet, G. et alii, 2005, p. 199.