LA PARROQUIA DE SAN PEDRO es obra del siglo XVII construida con materiales pobres: tapial, cantos rodados embutidos en argamasa y algunas verdugadas de ladrillo, cimentados por varias hiladas de heterogéneos sillares y reforzados con contrafuertes. Entre la piedra usada en los cimientos y estribos se aprecian diferentes sillares reutilizados de un edificio anterior. Ya Navarro García mencionó en las páginas del Catálogo Monumental de la provincia de Palencia que “en el sillar más alto de un contrafuerte hay un signo románico con cruces pathés; y en un cimiento visible una imposta ajedrezada... reliquias de una iglesia románica...”. La imposta no hemos podido verla; quizás esté oculta bajo la salvaje vegetación, o estuviera en la cimentación de alguno de los paños horadados para adosar las modernas capillas. Sí está bien visible, en la culminación del contrafuerte central de la cabecera, lo que Navarro denominó “cruces pathés”. En un sillar de aproximadamente 45 x 35 cm y en su cara vista aparece labrado un relieve geométrico formado por la intersección de una circunferencia y varias semicircunferencias de perfil sogueado. En el interior del lazo formado se excavaron dos torpes tetrapétalas. Idéntico motivo a éste se repite en uno de los sillares bajo el tejaroz -entre los canes que lo sujetan- de la portada de la ermita de San Esteban de Quintanatello de Ojeda, instalada desde 1962 en el claustro de la catedral de Palencia, lo que podría hacer pensar en la posibilidad de que el relieve de Bustillo sea un antigua metopa de una portada románica desaparecida. Además, en unos pocos sillares se observan, con dificultad por la pátina de la humedad y el musgo, algunos signos lapidarios de trazo simple: cruces potenzadas y una cruz doble.