Identificador
37317_01_004
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
40º 56' 30.64'' , -5º 12' 26.63''
Idioma
Autor
José Luis Alonso Ortega
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Aldeaseca de la Frontera
Municipio
Aldeaseca de la Frontera
Provincia
Salamanca
Comunidad
Castilla y León
País
España
Claves
Descripción
LA IGLESIA DE LA ASUNCIÓN se encuentra sobre una pequeña elevación del terreno junto a la Plaza Mayor de la localidad. Según Antonio Casaseca, a comienzos del siglo XVII la advocación era de Nuestra Señora del Castillo, tal vez por haberse construido sobre o junto al emplazamiento de alguna construcción defensiva. A mediados del siglo XIX aparece como la Asunción. Se trata de un edificio de origen románico que fue ampliamente reformado en el siglo XVI, conservando de la vieja fábrica un ábside semicircular de ladrillo, que tampoco escapó a las reformas tardogóticas, el muro de la epístola y la portada. Restos que parecen confirmar la teoría de Gómez-Moreno para quien el templo primitivo contaría con tres naves separadas por arcos. El ábside se decora con tres niveles de arcos de medio punto doblados, salvo en los extremos que son simples y estrechos. En el cuerpo intermedio se abren además tres aspilleras que proporcionan luz al interior de la capilla mayor. Las obras llevadas a cabo en el siglo XVI alteraron considerablemente su fisonomía exterior; en esos momentos probablemente se cegó la arquería inferior y se construyó la torre sobre el presbiterio lo que obligó a modificar también la cubierta, dejando a la vista el trasdós del cascarón absidal. En el interior, el hemiciclo se cubre con bóveda de cuarto de esfera (muy reformada) y articula su paramento en dos cuerpos separados por un doble friso de esquinillas y sardineles. En el inferior se distribuyen ocho arcos de medio punto mientras que en el superior se abren tres ventanas abocinadas de cuatro roscas cada una separadas por arquillos simples. Se decora este cuerpo con pinturas murales tardogóticas descubiertas al retirarse el retablo mayor que las tapaba. Por su parte, el presbiterio presenta bóveda de medio cañón sobre arco fajón doblado que apoya en pilastras escalonadas entre las que se disponen dos arcos de medio punto a cada lado. El arco triunfal que da paso a la nave es de medio punto y triple rosca. El espacio de las naves se encuentra totalmente transformado. Los primitivos formeros que las separaban -seguramente de ladrillo- fueron sustituidos en el siglo XVI por dos grandes arcos de piedra que abarcan casi toda la longitud de las naves. Sobre uno de los soportes de ladrillo que hay en el tramo de los pies -en el lado de la epístola- hay una antigua ventana que indica que o bien en origen sólo existió una sola nave, o bien que había un desnivel entre la nave central y las laterales en el que se abrían algunos vanos que fueron anulados al construirse los arcos actuales. En esos mismos momentos se recrecieron también los muros laterales. En el costado meridional de la iglesia se abre la primitiva portada protegida por un pórtico más moderno. Consta de un arco apuntado doblado sobre imposta de nacela que cobija a su vez un arco carpanel y todo ello enmarcado por un alfiz. Antonio Casaseca señaló el parecido existente con la portada septentrional de San Juan de Alba de Tormes. En el interior de la iglesia se conservan igualmente una serie de capiteles románicos descontextualizados pertenecientes al mismo templo y que nos hablan de la utilización de una fábrica mixta de ladrillo y piedra. Esta fórmula mixta se adoptaba con cierta frecuencia en aquellas zonas donde se carecía de canteras, utilizándose en esos casos un material más barato como el ladrillo. El acabado final del paramento era el mismo que el de un edificio de piedra ya que en ambos casos los muros se enlucían tanto al interior como al e x t e r i o r. A veces, según vemos en las iglesias de Aldeaseca de la Frontera, San Juan de Alba de Tormes y Paradinas de San Juan, se recurría a la piedra para realizar los elementos esculturados, tales como capiteles, canecillos y portadas. En el último tramo de la nave del evangelio se halla una columna empotrada en el muro de ladrillo compuesta por un fuste poligonal sobre el que apoya un capitel decorado con tosco crochet y cimacio con hexapétala y tripétala inscritas en círculo y semicírculo respectivamente. Este capitel aparece liso por uno de sus lados como si hubiera estado adosado a otro formando parte de un pilar o de una portada. Por otra parte, en dos dependencias modernas construidas en los lados del evangelio y de la epístola se conservan dos capiteles tallados por las cuatro caras. Uno de ellos muestra su cesta decorada con dos niveles de crochets y bolas separados en dos de sus caras por un tronco ramificado de superficie helicoidal y por una especie de bastón o báculo rematado en volutas en las otras dos. Sobre la cesta se dispone un cimacio ornamentado con flores de hojas puntiagudas inscritas en círculos. El segundo capitel se decora con dos parejas de personajes tocados con gorro o casco que se disponen en las esquinas de la cesta unidos por las manos y sobre ellos, en cada cara del capitel, una cabeza zoomorfa. Al menos una de las figuras es femenina pues lleva marcados los pechos. Como rasgo curioso hay que señalar que una de ellas parece sujetar con su mano una especie de porra o tronco helicoidal. Todas se muestran inexpresivas y carentes de movimiento lo que dificulta la interpretación de la escena. Se trata en ambos casos de piezas torpemente esculpidas que fueron ejecutadas por canteros bien dotados para la labra de sillares, pero con pocos recursos técnicos para la talla de elementos figurados. Cronológicamente pueden fecharse, como el resto de la fábrica románica, en los años finales del siglo XII.