Mare de Déu de la Fabregada
SANT ESTEVE DE LA SARGA
Santuario de la Mare de Déu de la Fabregada
A pocos metros del antiguo yacimiento industrial de la Fabregada, en la ladera norte del Montsec d’Ares, se encuentra este santuario del siglo xii dedicado a la Virgen María. Conocida popularmente como ermita de la Fabregada, se trata de un templo románico de reducidas dimensiones en muy buen estado de conservación. Para llegar a él, se debe partir de Sant Esteve de la Sarga y tomar el camino en dirección a Alsamora, durante apenas 1 km.
Sin ninguna duda, se trata del templo del antiguo poblado de la Fabregada, lugar que durante la Alta Edad Media se convirtió en núcleo de referencia de esta parte del Montsec. El villaje, formó parte del entramado defensivo contra los sarracenos y se convirtió en uno de los puntos de frontera de los condados catalanes. En 1038, Ramon IV de Pallars hace donación a Bertrán Ató del honor de Fabregada, Ipsa Fabricata, por el cual quedaban establecidos los límites territoriales bajo la jurisdicción del castillo de Mur. Es en 1076, cuando Ató y su mujer Ermengarda dotaron a la recién construida iglesia de Sant Esteve de un tercio del diezmo de la Fabregada y de su poblado. Desde entonces, Sant Esteve de la Sarga tomó mayor preponderancia en detrimento de la Fabregada, que acabó desapareciendo durante el siglo xiv. Sus habitantes se desplazaron hacia los pueblos vecinos, pero el lugar mantuvo el topónimo y el culto en su ermita.
En cuanto a su morfología, se trata de un pequeño templo, de 6 m de ancho por 10 m de largo, compuesto por una nave de planta rectangular y un ábside semicircular. El exterior del ábside es liso y está decorado mediante una cornisa trapezoidal sobre pequeñas ménsulas biseladas. En el centro del semicilindro absidal se abre una estrecha ventana de derrame simple y antepecho plano, que se encuentra enmarcada por un arco de medio punto en el que llama la atención el gran tamaño de los sillares situados en el arranque del mismo. Mientras que el muro lateral norte es completamente liso y carece de vanos, en el meridional se abre la puerta de acceso, que está formada por un arco de medio punto enmarcado por una arquivolta lisa, cuyas dovelas están rodeadas por una chambrana biselada decorada con pequeños medios cilindros y bolas dispuestos en serie. Recorre horizontalmente la portada, a la altura del arranque del arco y de la arquivolta, una imposta biselada. En los muros laterales se aprecia algún mechinal aislado. En la lisa fachada occidental se abre una segunda ventana, de único derrame, muy poco marcado, y cuyo arco de medio punto está trabajado en una pieza monolítica. Por encima de este vano, se yergue un campanario espadaña, de factura más tardía, formado por dos ojos de medio punto, imposta biselada y cubierta a dos aguas. La techumbre de la nave y del ábside está realizada con losas de piedra, mientras que en los paramentos se empleó un aparejo compuesto por sillares de tamaño desigual, por lo general alargados, bien escuadrados, pulidos y dispuestos en hiladas regulares.
En el interior, su nave, cubierta con una bóveda de cañón de perfil apuntado, está compartimentada en dos tramos mediante un arco fajón, también apuntado. El ábside está cubierto por una bóveda de cuarto de esfera y enmarcado por un estrecho arco presbiterial que facilita la transición entre ambos espacios de distinto tamaño. Una imposta biselada recorre el perímetro del templo a la altura de la base de las bóvedas. Tanto el arco fajón como el triunfal, arrancan sobre pilastras adosadas a los muros laterales. Destaca un doble podio en ángulo recto situado en la parte oeste por debajo del coro. El podio inferior se prolonga mediante un banco corrido por el primer tramo de la fachada norte. En la parte absidial, destaca otro podio cuyas mediadas son 45 cm de altura máxima por una anchura de 15 cm.
Durante los años setenta del siglo xx se llevaron a cabo algunos procesos de consolidación y mantenimiento que dejaron la ermita en un estado óptimo de conservación. Sus formas constructivas y su morfología hacen pensar en un proceso edificativo uniforme que se puede situar en la segunda mitad del siglo xii, si bien, el campanario puede datarse durante la siguiente centuria.
Texto y fotos: Daniel Altisent - Planos: Manel Castellnou Perucho
Bibliografía
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