ESPOLLA

El término municipal de Espolla está situado en el límite con Francia, al Oeste del Parque Nacional de l’Albera. Para llegar al pueblo, desde Figueres, se debe tomar la carretera C-252 en dirección hacia Vilabertran y Perelada. Una vez se llega a Peralada, seguir la carretera GIP-6021 en dirección a El Morassac y Mollet de Peralada, desde donde se tomará el último tramo de carretera de unos 4 km en dirección Norte hasta llegar a Espolla.

El lugar de Spedolia aparece documentado en el año 982 como posesión del monasterio de Sant Pere de Rodes. A partir de esta fecha, no se tiene constancia de más documentación sobre el municipio en época medieval, aunque sí de algunas de las iglesias de su término. Debe destacarse, en particular, la ermita de Sant Martí de Baussitges, uno de les templos prerrománicos mejor conservados de la zona.

El término municipal de Espolla es, además, uno de los más ricos de la provincia en vestigios prehistóricos, con un amplio abanico de ejemplares megalíticos. Gracias a su situación geográfica, dentro del Parque Nacional de l’Albera, dichos conjuntos están protegidos.

Castillo

Los pocos restos que quedan del castillo de Espolla están integrados dentro del entramado urbano del pueblo, situados concretamente en el carrer del Castell (calle del castillo), en el corazón del municipio.

La historiografía considera que el castillo, una estructura más o menos fortificada de dimensiones reducidas, tenía planta rectangular y doble piso. En realidad, muy poco se conserva de todo ello, sólo una parte del perímetro de muros y, particularmente, un paño de la fachada sur donde todavía se puede contemplar una de las puertas de acceso; esta entrada es de arco de medio punto, adovelada con bloques de gran tamaño. El resto de fachadas están integradas en edificios de viviendas modernos.

En la parte interior del perímetro se puede apreciar como el castillo fue remodelado para servir de almacén y caballerizas; nada se conserva, pues, de su estructura primitiva. Del análisis de lo visible al exterior, con muros de aparejo de dimensiones medias y bien trabajados, y por la factura de la portada, la historiografía suele datar el castillo en el siglo xiii. No hay información documental alguna que pueda corroborar dicha datación.

Texto: Lorena García Morato – Foto: Juan Antonio Olañeta Molina

Bibliografía

Badia i Homs, J, 1977-1981, II-A, p. 161; Catalunya Románica, 1984-1998, IX, p. 474.