Identificador
50265_01_025n
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41º 49' 36.12'' , -1º 43' 29.22''
Idioma
Autor
Delia Sagaste Abadía
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Trasmoz
Municipio
Trasmoz
Provincia
Zaragoza
Comunidad
Aragón
País
España
Claves
Descripción
El castillo, que fue construido en varias fases entre los siglos XII y XV, es actualmente propiedad de un particular y está abierto al público y gestionado por la Fundación Castillo de Trasmoz, a través de la cual se vela por su conservación, difusión y puesta en valor. Se trata de una fortificación muy bien estudiada, ya que no sólo ha sido objeto de excavaciones sistemáticas (entre 1977 y 1978, y 2002), sino que también ha sido exhaustivamente investigada por Jose Luis Corral y ha sido incluida en todas las obras generales sobre castellología aragonesa. Dentro de la clasificación de Guitart Aparicio, figura dentro del tipo de fortalezas de los siglos XIII y XIV con planta irregular que permitía su adaptación a las irregularidades del terreno. De este modo, no se encuentra exactamente en el punto más alto de la loma, sino en la zona oriental, desde donde domina mejor la zona de paso hacia el Moncayo por los valles del Somontano. Un estratégico entorno, fronterizo con Castilla y Navarra y que había sido reconquistado entre 1118-1119, al igual que la vecina Tarazona. Su historia estuvo envuelta en numerosos episodios bélicos y fue objeto de interés y moneda de intercambio entre los monarcas aragoneses y sus homólogos navarros y castellanos. En 1155 Trasmoz era señorío de Fortún Sanz junto con la vecina Vera. No se menciona el castillo documentalmente hasta 1174. Alfonso II lo recuperó de Navarra en 1185 pero a lo largo del siglo XIII seguirá cambiando de manos. En 1267 pertenecía a Pedro Pérez de Tarazona quien, como castigo por acuñar moneda falsa, vio confiscados sus bienes, el castillo entre ellos, que revirtió en la Corona. En la segunda mitad del siglo XIV pasó a formar parte de los dominios de los condes de Luna, que ya controlaban los vecinos Lituénigo, San Martín, Ainzón y Bureta, todos ellos con fortificaciones. En 1430, Alfonso V confiscó el castillo a Federico de Luna, dándolo después a Lope de Gurrea junto con la villa al servicio del enemigo rey de Castilla. Sin embargo, la Corona de Aragón no tardaría en recuperarlo en 1436 para cederlo al año siguiente a Lope Ximénez de Urrea, en pago a sus servicios prestados durante la guerra, junto con San Martín de Moncayo y Lituénigo. La “paz perpetua” entre Castilla y Aragón dejaría sin sentido la frontera defensiva creada por estos castillos, de modo que Trasmoz entraría en declive a partir del siglo xvi. Fue de señorío particular hasta la desamortización decimonónica, y permaneció como propiedad del Estado español hasta su venta en los años 70 del pasado siglo. Como ya hemos dicho, es una construcción de planta poligonal irregular, levantada sobre grandes bloques de pizarra en mampostería, reservándose el empleo de sillares para los ángulos. En su eje máximo mide 55 m. Posee seis torreones cuadrangulares orientados al Este y al Oeste, y otro triangular o rediente, poco habitual en Aragón, al Suroeste. Son poco destacados en planta y alzado. Relacionado con la arquitectura militar musulmana es el ingreso en recodo, a través del torreón del norte, con una portada en arco apuntado, ya irreconocible. Encontramos en Añón el mismo tipo de entrada. En el centro mismo se yerguen los restos más antiguos, construidos a mediados del siglo XII, correspondientes a la torre del homenaje y a un recinto que la envolvía de planta oval muy mal conservado, del que sólo queda un lienzo de bloques de pizarra en pie. Entre estos dos elementos se conseva el aljibe del castillo, del siglo XIV. La torre, de planta rectangular con unas medidas de 10 por 5 m, se construyó a base de sillares de arenisca, algunos almohadillados, alternado en sillarejo de pizarra calzado con ripios. El grosor de sus paredes varía entre los 76 cm y 1 m. Tenía 3 plantas, cuyos suelos de madera se han recreado. A 3,5 m de altura se abría la puerta de acceso, conservándose cinco ventanas saeteras, enmarcadas por sillares. Al igual que en otras ocasiones a lo largo de su historia, estaba desmochada y fue reconstruida recientemente, poniendo cuidado en que se distinguiera esta intervención. En torno a la torre se cavaría un foso de 9 m de ancho y 3 m de profundidad, practicado en la propia roca natural. En una segunda etapa constructiva, a comienzos del siglo XIII, se amplió considerablemente el conjunto hasta los límites actuales, con la construcción de una cortina de muralla acompañada de un foso exterior. Dos de las torres conservadas, incluida la de acceso, datan de este momento. A finales de dicha centuria se añadirían tres torres al recinto, con similar estructura y de hasta cuatro pisos. Este sistema defensivo sería aumentado y corregido a lo largo de los siglos XIV y XV, debido al recrudecimiento de las guerras con Castilla. Son especialmente significativas las intervenciones que datan de los reinados de Pedro III y Pedro IV. Esta cortina externa, de aparejo sumamente irregular, es de gran espesor y muestra hacia la mitad de su altura almenas con saeteras, del siglo XIV, que fueron tapiadas porteriormente. En el interior de la torre más antigua hay a lo largo de sus tres alturas una exposición permanente que narra la historia del castillo y muestra los materiales usados por sus moradores en época medieval y hallados en diferentes etapas constructivas, como cerámica de Manises y Paterna, un juego de dados, fragmentos de metal, monedas, vidrio, mimbres y otros útiles domésticos.