Identificador
19235_01_007n
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
40º 52' 47.40'' , - 2º 16' 44.30''
Idioma
Autor
Víctor Manuel Ricote Ridruejo
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Loma, La
Municipio
Riba de Saelices
Provincia
Guadalajara
Comunidad
Castilla-La Mancha
País
España
Claves
Descripción
LA IGLESIA PARROQUIAL DE LA LOMA, amparada bajo la advocación de San Sebastián, se asoma desde el pequeño promontorio en el que se encuentra el pueblo, al suave valle que se prolonga a su vera, siguiendo el curso del caprichoso río Linares que en sus inmediaciones vierte sus aguas al cauce mayor del Ablanque. La parroquia, situada en una amplia ladera abierta hacia el límite occidental de la localidad, obedece en su tipología al patrón determinado por su primitiva traza románica. De su alzado original conserva la planta y la espadaña, notablemente transformada por reformas posteriores, que presumiblemente habrían también reutilizado el paramento original de su única nave. Dicha disposición responde nuevamente al definido como estilo románico de transición, que afectó al conjunto de parroquias de repoblación levantadas en la provincia durante la etapa de consolidación del dominio cristiano, que se extendió desde finales del siglo XII hasta comienzos del XIII. El templo consta de una sola y reducida nave, que parte de la espadaña situada a sus pies y se prolonga en breve traslado hasta su actual cabecera rectangular. El principal aparejo empleado en su construcción es la mampostería, con amplia inserción de irregulares módulos de piedra, todo ello rematado en las esquinas con sillería de piedra, también utilizada tanto en la portada principal como en el último cuerpo triangular que se ubica en lo alto de la espadaña. La reforma a que fue sometida durante el siglo XVI transformó el primitivo ábside semicircular en un diseño de cabecera cuadrangular, recurriendo al descrito alzado que combina mampostería en los muros y sillerías en las esquinas; en la parte superior se prolonga una amplia cornisa, que soporta el tejado superior, a cuatro aguas. La cabecera se muestra exenta de elemento anexo alguno, y se une, respetando la misma anchura, a la nave, con cuya cubierta a dos aguas guarda una importante diferencia de altura. El tramo de nave que en la actualidad se conserva ha sido sometido recientemente a un completa rehabilitación; la intervención, obligada por el considerable deterioro que sufría, y que ponía en grave peligro su estabilidad, ha afectado tanto a su cubierta, reforzada en su interior con un armazón metálico y retejada, como al paramento externo, levantado en sillarejo y rejuntado con cemento, en el que abre a mediodía su sobria portada renacentista, compuesta por un arco de medio punto, exento de motivo decorativo alguno. Una vez franqueada la clásica traza de su portada principal, accedemos al interior. La nave longitudinal se nos muestra completamente blanqueada por la gruesa pátina de yeso que la cubre. Su cabecera se articula en dos tramos definidos por sendos arcos de medio punto, que apean sobre pilastras coronadas por escuetas cornisas, únicos motivos ornamentales que se pueden reseñar de su sobria concepción. El primero de los arcos que nos encontramos, ligeramente desplazado, pudiera constituir un remedo modificado del primitivo arco triunfal que precediera al presbiterio recto, y que habría sido adaptado a las nuevas necesidades planteadas por el diseño cuadrangular del moderno testero. A los pies de la nave, cerrando su estructura, se emplaza la interesante espadaña. Está compuesta por la superposición de dos cuerpos, el inferior de mayores dimensiones y edificado en mampostería. El cuerpo superior, de forma triangular, se alza sobre irregular sillarejo, cerrado en los esquinales con sillares de piedra y coronado a dos aguas por un estrecha cornisilla, de posterior factura, que define su contorno superior. En sus muros abren dos estrechos vanos semicirculares, ubicados de manera simétrica a ambos lados del eje central, donde se hallan las campanas. El conjunto aparece coronado por una cruz trazada en piedra. Su primitiva disposición fue evidentemente modificada en el transcurso de las reformas a que el edificio fue sometido, siendo presumiblemente recrecida a lo largo del siglo XVI. Pese todo, la espadaña preserva los caracteres esenciales que definen su origen y constituye sin duda el elemento más representativo de la iglesia de La Loma y el vestigio más sólido de su primigenia fábrica románica.