Santa Maria de Claret
Iglesia de Santa Maria de Claret
La iglesia de Santa María se encuentra en la localidad de Claret, a unos
La iglesia debió de pertenecer en origen a la familia Claret, señores del sitio, como parece deducirse de un documento de 1139, en el que Bernat de Claret la donó a Santa Maria de Solsona, junto con tierras y otras propiedades que poseía en esta zona. A partir de este momento pasó a formar parte de la canónica, como lo confirman la bula de 1150 del papa Eugenio III y la tercera acta de consagración de Santa Maria de Solsona, de 1163, así como sendas bulas de los papas Alejandro III (1180) y Clemente III (1188). A finales del siglo xiii aún pertenecía a dicha canónica.
El edificio presenta una planta formada por una sola nave rectangular y un ábside semicircular. Exteriormente, en el liso paramento absidal se aprecian dos tipos diferenciados de aparejo, formados, el inferior, por sillares de gran tamaño bien labrados, escuadrados y pulidos, y, el superior por piedras de menores dimensiones, más toscamente trabajadas y sin pulir. Este cambio de material pone de manifiesto que en un momento determinado se procedió a sobreelevar esta estructura. En el centro del muro se abre una estrecha y alargada ventana rectangular de derrame simple hacia el interior. El muro lateral norte es liso, y en su tramo occidental se abre la puerta de acceso al interior, la cual está formada por un arco de medio punto de grandes dovelas, obra, indudablemente, de época posterior. También es un añadido realizado con posterioridad la ventana cuadrada situada en su lado oriental. El aparejo que presenta este lienzo es dispar, en su tamaño, forma y factura, lo que es testimonio de que ha sido reformado en varias ocasiones. Corona este paramento un pórtico moderno sostenido por cinco pilares, que se cubre con la techumbre del edificio. Nada se puede decir del muro lateral sur, pues está oculto por una construcción adosada al templo. La fachada oeste, que ha sido también sumamente alterada, cuenta con un potente contrafuerte de perfil triangular, sobre el que se abre un óculo monolítico. Corona el frontis un campanario de espadaña construido, seguramente, entre los siglos xvii y xviii, fechas en las que se podría situar la adición de los dos otros elementos citados. Por último, hay que añadir que en 1984 el edificio fue objeto de una importante restauración que afectó al ábside, la fachada y el tejado.
En el interior, la nave se cubre con bóveda de cañón ligeramente apuntada. Como en el exterior, el interior de la iglesia ha sido notablemente modificado en época moderna. Así, el ábside ha quedado separado de este espacio por un tabique, los muros laterales fueron perforados para abrir sendas parejas de capillas a cada lado, y en los pies del templo se construyó un coro elevado. No obstante, el elemento más interesante de este espacio es quizás la lápida funeraria encastrada en uno de los muros laterales, la cual contiene un texto escrito en latín en el que se constata la fecha de la muerte de Albert, hijo de Berenguer de Claret, que debió de morir siendo aún un niño en 1292.
Sarcófagos
En el exterior de la iglesia, y procedentes del antiguo cementerio situado junto al templo, se conservan tres sarcófagos medievales que pudieron pertenecer a los señores de Claret. El primero de ellos es el único que puede considerarse plenamente románico. De menor tamaño que los otros dos, presenta una caja rectangular decorada en tres de sus caras, lo que lleva pensar que se hallaba adosado al muro. En el frente, presenta una decoración vegetal con ocho flores de ocho pétalos inscritas en círculos, mientras que en las caras laterales aparecen sendas cruces latinas trabajadas en relieve y enmarcadas por una línea de puntos a modo de orla. Uno de los laterales presenta una decoración incisa entre los brazos de la cruz, a base de flores de ocho pétalos unidas por líneas de puntos. Igualmente, recorriendo las tres caras se halla una orla formada por tres líneas de puntos incisos. En lo referente a la tapa, con forma de prisma irregular, presenta nuevamente los motivos de la cruz y la flor, esta vez en forma de relieve. Estos motivos, que aparecen de forma recurrente en la plástica medieval, figuran, por ejemplo, en los sarcófagos de Linyà, Joval, Cuiner, Ardèvol o Santes Creus.
El segundo sarcófago, de cronología imprecisa, presenta una caja decorada con cruces latinas incisas en tres de sus frentes, mientras que su tapa es plana y no presenta decoración alguna. Por último, el tercer osario, de mayores dimensiones, incluye tres escudos triangulares en relieve en sus frentes. Hasta hace pocos años estas piezas se hallaban encastradas en el muro oeste del cementerio de la iglesia. Actualmente se hallan en un emplazamiento construido ex profeso frente al ábside, sobre un pequeño podio y bajo una cubierta que permite una mejor conservación.
Texto: Nuria Trigueros Beltrán/juan Antonio Oleñeta Molina- Fotos: Nuria Trigueros Beltrán
Bibliografía
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