Sant Pere Cercada
Iglesia canonical de Sant Pere de Cercada
El antiguo monasterio de Sant Pere de Cercada se encuentra a 10 km al Suroeste de la villa de Santa Coloma de Farners. Se llega a él por una pista forestal que sale del parque de Sant Salvador en dirección al castillo y al santuario de Farners. Hay que pasar de largo el desvío del castillo y continuar hacia la serranía del Planiol; el camino que lleva a Sant Pere sale en el km 7,7, y discurre en suave descenso hasta llegar al solitario paraje de Cercada.
Las primeras noticias que tenemos del cenobio se remontan al año 1063, cuando un primitivo templo fue cedido al monasterio de Sant Marçal del Montseny, junto con una pequeña dotación, para que se fundase en él un monasterio. Pero la decadencia de Sant Marçal y la oposición de los monjes benedictinos de Breda hicieron inviable la fundación a corto plazo. A inicios del siglo xii, acorde con las nuevas corrientes monásticas favorables a la regla agustiniana, el sacerdote Berenguer de Llavaneres y la familia Vilademany decidieron crear una comunidad canonical. El 30 de marzo de 1136 obtuvieron de Elies, prior y abad de Sant Marçal, la renuncia a la propiedad de Sant Pere de Cercada, y ese mismo año, el obispo de Girona, junto con la familia Vilademany, erigió una nueva iglesia y fundó una comunidad agustiniana. El documento precisa que, con esta fundación, esperaban enderezar un territorio anteriormente rico y próspero que se encontraba por entonces abandonado a la rapiña y a la incuria de la gente.
Berenguer de Llavaneres fue el primer prior de esta comunidad, que en su momento de máximo esplendor, a inicios del siglo xiii, llegó a tener cinco canónigos y dos capellanes beneficiados. Los señores de la comarca, especialmente los Vilademany, los Xetmar d’Argimon y los Paba de Solterra, cedieron al nuevos monasterio diversos alodios y masías y, en 1167, el obispo de Girona, Guillem de Peratallada, cedió las iglesias de Santa Martí de l’Esparra y Sant Iscle i Santa Victòria de Sauleda. En 1198, una bula de confirmación de propiedad añadió las iglesias de Santa Coloma de Farners y Santa Eulàlia de Vallcanera.
La iglesia de Sant Pere debió empezar a construirse a finales del siglo xii o a inicios del xiii. Gracias a un documento del 25 de diciembre de 1225, sabemos que Elisenda de Vilademany hizo una donación para las obras del portal, probablemente el de la iglesia o, tal vez, el que cerraba el recinto amurallado que protegía el monasterio; cabe afirmar, en todo caso, que por esas fechas el conjunto monacal estaba en pleno apogeo constructivo. La iglesia fue consagrada el día 2 de mayo de 1245 por el obispo de Girona, Guillem de Cabanelles. La comunidad se mantuvo hasta el siglo xv, cuando entró progresivamente en decadencia, hasta que fue secularizada en 1592. Seis años después, sus rentas se incorporaron a las del convento de agustinianos de la Seu d’Urgell.
Del antiguo conjunto monástico, sólo quedan hoy visibles la iglesia y un gran portal con vano adovelado en forma de arco de medio punto, que se ha identificado con el acceso al recinto canonical; la presencia de saeteras en esta estructura indica que debió formar parte de una torre de defensa, perteneciente al recinto amurallado que debió proteger el monasterio.
La iglesia tiene planta de cruz latina. Consta de una nave rectangular y un crucero en el que se abren un ábside central y dos absidiolas laterales, los tres con ventanas axiales de doble derrame. El espacio presbiterial está elevado en relación a la nave, y se accede a él a través de tres escalones. En la intersección entre la nave y el crucero se levanta un cimborio octogonal cubierto con una cúpula sobre trompas, en cuyo tambor se abren tres pequeños óculos. Completan la iluminación del interior del templo cuatro ventanas abocinadas, de tamaños diversos, situadas respectivamente en los brazos del crucero y en la pared sur de la nave. Esta cubre con bóveda de cañón, al igual que el transepto, mientras que los ábsides disponen de la habitual bóveda de cuarto de esfera.
El templo conserva el pavimento original, a base de losas de piedra. En el suelo de la nave principal hay un pequeño orificio de boca cuadrangular, que podría relacionarse con un reconditorio.
Originariamente la iglesia disponía de tres puertas de acceso: la principal, situada en el muro oeste, y otras dos en los brazos del crucero, justo delante de las absidiolas. Éstas últimas son adinteladas en el exterior, y rematadas en arco de medio punto en el interior; la del brazo sur podría haber dado acceso a un claustro, actualmente desaparecido.
Las hiladas de mechinales en las paredes angulares que dan al exterior indican la posible existencia de una techumbre de madera. La presencia de tres lápidas sepulcrales encajadas en las paredes exteriores de la nave y del crucero sur, fechadas contemporáneamente a la construcción del templo, parece confirmar esta hipótesis. De hecho, la existencia de un espacio funerario en Sant Pere de Cercada está perfectamente documentada en el testamento del caballero Bernat d’Aiguaviva, del cual se hablará más adelante.
La decoración del edificio se concentra en la fachada principal. La portada, rematada por dintel y tímpano lisos, está monumentalizada por cuatro arcos en degradación sostenidos por columnas, provistas éstas de basamento y capitel esculpido. Los capiteles originales se retiraron para preservarlos de la erosión, y se sustituyeron por reproducciones. Se conservan en la parroquia. A la derecha de la puerta, un pequeño arcosolio cubierto con arco ultrapasado debió dar cobijo a un sarcófago. Sobre la puerta, se abre una ventana de notables dimensiones, enfatizada por una secuencia de arcos estriados. Corona la fachada un pequeño campanario de espadaña, descentrado.
La iglesia fue restaurada entre los años 1987 y 1993 con la participación del Departament de Cultura de la Generalitat de Catalunya, la Diputación de Girona y el Ayuntamiento de Santa Coloma de Farners.
Capiteles esculpidos
En la parroquia se conservan los mencionados capiteles de estilo tardorrománico procedentes de la portada occidental del templo, que pueden fecharse hacia mediados del siglo xiii. Los cuatro capiteles van provistos de collarín y presentan una cesta de perfil alargado, que evoluciona en un volumen cúbico en su parte superior.
Dos de ellos, los centrales, tienen prácticamente la misma forma y motivos. El primero contiene, en la base de cada cara, una palmeta central de derivación corintia doblada hacia el exterior. Sobre cada palmeta, se disponen un par de piñas inclinadas y tangentes por la base. En cada ángulo, y entre estos motivos, sobresalen sendos rostros de cabello largo y peinado con flequillo. Las cabezas parecen sostener la amplia faja o cenefa superior compuesta de anillas perladas entrelazadas entre sí, que contienen sencillos motivos foliáceos y florales en su interior. El ábaco presenta un volumen marcadamente paralelepípedo. En el otro capitel, se repite el motivo de las palmetas −con diseños bastante más estilizados−, pero no el de las piñas.
En el ábaco de ambos capiteles, en sus cuatro caras, se desarrolla una inscripción a doble línea que dice así: hic sepelit(ur) : r : de turre canonic(us) habe[(n)s aniv(er)sariu(m) suis su(m)ptib(us) stabilitu(m) et ded(it) la(m)pade(m) altari sti petri non deficiente(m) pane(m) tritic(um) se(m)p(er) frue(n)d(um) et hu(ic) fab(ri)ce co(n)tulit mille (Aquí está enterrado Ramon de la Torra, canónigo, que de sus bienes fundó un aniversario y donó una lámpara para el altar de San Pedro; donó también trigo para que nunca faltase pan, y para esta construcción donó mil sueldos).
El capitel exterior del lado izquierdo presenta, en la base, unas estilizadas hojas de palmeta que se doblan hacia el exterior. Encima de ellas, se disponen dos círculos abiertos de cintas perladas que, en su parte inferior, se prolongan hacia el interior y evolucionan en formas foliáceas que acogen una piña central. Las cintas están unidas por una abrazadera. El ábaco está decorado con sencillas flores de cuatro pétalos alternadas con otras de dos pétalos estilizados y colocados en vertical.
El último capitel presenta, en la base, el tradicional motivo de palmetas enrolladas, entre las cuales aparecen rostros humanos de facciones graves –uno por cara–. El tambor está decorado con parejas de cintas perladas en cada cara, enrolladas en espiral, que evolucionan, en ambos extremos, en formas foliáceas que contienen una piña central. Una de ellas queda encerrada dentro de la espiral, mientras que la otra se proyecta en vertical hacia lo alto del capitel. Estas cintas también están unidas con abrazaderas.
Algunos autores creen que el emplazamiento original de este conjunto escultórico no habría sido la portada, sino el supuesto claustro desaparecido. Sorprende, en efecto, que las columnas están hechas con piedra numulítica de Girona, y no con granito, como el resto de la iglesia. Además, los capiteles presentan todas las caras labradas, cosa inexplicable en una portada donde sólo hay dos lados visibles. El carácter funerario de la inscripción tampoco se ajusta a la iconografía propia de las portadas, y en cambio resultaría menos extraño en un claustro, o en relación con un monumento funerario. Cabe la posibilidad, entonces, de que los capiteles y sus columnas pudieran haber sostenido un sarcófago, quizás emplazado en el mencionado claustro.
Pila bautismal
En el portal de entrada a Sant Pere Cercada se conserva una sencilla pila bautismal de piedra granítica y factura tosca, reutilizada como jardinera. Se trata de un bloque de forma troncocónica, aplanado por la base y vaciado en el interior, que presenta unas pequeñas muescas en la boca destinadas a acoger los encajes de una desaparecida tapadera de madera. En el entorno rural, este tipo de pilas se han reutilizado a menudo como abrevadero para animales.
Sarcófago y laudas sepulcrales
En Sant Pere de Cercada se conservan un sarcófago y dos laudas sepulcrales de finales de siglo xiii, y otra lauda quizás anterior, del xii. El sarcófago, situado en el interior de la iglesia, corresponde al caballero Bernat d’Aiguaviva, muerto en 1292, según consta en la inscripción latina, en cinco líneas y flanqueada por escudos heráldicos, que decora la caja sepulcral.
Las laudas sepulcrales están encastadas en el exterior, en la fachada meridional. Una de ellas parece corresponde al periodo románico, pues menciona a los priores Pere de Togores (1167-1170) y Bernat de Pera (hic jacent · p · / de tuguriis · et · b · / depiru · priores). Las otras dos laudas son ya de la segunda mitad del siglo xiii; una corresponde al canónigo Guillem de Manuetelino (m. 1262), y la otra a Ebdomanario de Vall Canera (m. 1276).
Fragmentos de Tejido
Hay que destacar, finalmente, la procedencia de Sant Pere de Cercada de dos fragmentos de tejidos hispanoárabes que se conserven hoy en el Museu Episcopal de Vic (núm. inv. 8573) y el Museu Textil de Terrassa (núm. inv. 5776), este último procedente de la colección Viñas. Se trata de dos restos de una tela de seda realizada con la técnica del tafetán y decorada con un motivo de águila. Este tejido se ha relacionado con los del grupo del Burgo de Osma, y como algunos de los fragfmentos menos finos de dicho grupo, podría proceder, según D. Shepherd, del importante centro andalusí de Almería.
Texto y fotos: Luisa Amenós Martíenz – Planos: Isabel Font Mercader
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