Santa Magdalena de Vilaprinyó
CASTELLAR DE LA RIBERA
Iglesia de Santa Magdalena de Vilaprinyó
Los restos de Santa Maria de Vilaprinyó se localizan en un punto bastante recóndito del término del Castellar de la Ribera. Para acceder hasta este antiguo edificio, en primer lugar hay que llegar al lugar de Vilaprinyó, en dónde hay una gran masía, para lo cual se ha de coger en el kilómetro 90 de la carretera C-26, en sentido Solsona, un desvío señalizado a mano izquierda y recorrer 1 km. Desde se prosigue por el camino que hay en sentido noroeste, hasta llegar a un punto al lado de un campo alto de cereales en el cual se ha de dejar el vehículo y continuar unos 100 m a pie por un sendero que sube hasta los restos de la edificación, que se visualizan con dificultad entre la masa boscosa. Se trata esta de Santa Magdalena antigua, ya que la nueva iglesia se adosa a la masía de Vilaprinyó.
La iglesia de Santa Maria de Vilaprinyó puede que fuese una capilla vinculada a la parroquia de Sant Pere de Castellar, sin llegar a ser parroquial. El lugar de Vilaprinyó se documenta en 1061, cuando Illa quiso enmendar la usurpación del diezmo de Vila Prino, que había retenido injustamente, para lo que donó un alodio a Santa Eulàlia de Castellar. Esta noticia ha hecho considerar que ésta podría haber sido la primitiva advocación del templo y que, posteriormente, se hubiese producido el cambio de titular a santa Magdalena. La hipótesis se ve refrendada hasta cierto punto por el hecho que en 1024 fueron vendidos unos molinos situados en el término de Santa Eulàlia o de Castellar, en el río Altés (así se llamaba también a la Ribera Salada), en el lugar de Saltell. En cualquier caso, si la iglesia de Santa Eulàlia hubiese existido, se habría localizado muy cerca de Vilaprinyó.
La antigua iglesia de Santa Magdalena de Vilaprinyó está parcialmente derruida, aunque las partes que conserva permiten analizar sus características constructivas, singulares en algunos aspectos. Se trata de un templo de nave única que se cubre con bóveda apuntada y que a levante se cierra a con un ábside semicircular. En el punto de unión entre ambos cuerpos se halla un arco fajón a modo de arco triunfal. El templo ha conservado dos ventanas, ambas de doble derrame y rematadas con un arco de medio punto adovelado, una practicada en el centro del ábside y la otra en el muro sur. La puerta se abría, así mismo, en el lado meridional del templo, y estaba coronada con un arco de medio punto de grandes dovelas, ninguna de las cuales se conserva hoy en día en su lugar. No obstante, algunas de ellas están esparcidas por el suelo, muy cerca del vano de la mencionada puerta.
En el interior del templo, una imposta lisa recorre el perímetro de la nave, marcando el punto de arranque de la bóveda. En el muro meridional, esta misma imposta prosigue por el extradós del arco de la ventana, como si de una chambrana se tratase. Esta imposta concentra la decoración que ha conservado el templo, pues en su parte inferior se dispone una serie de puntas de diamante, aunque sólo aparece en el ábside y la parte occidental del edificio. Se ignora las razones de la diferenciación de estas dos partes, si bien pudo haberse realizado con el objetivo de resaltar la zona más sagrada del templo, la oriental, y diferenciarla, así, del resto de los espacios de la iglesia. Pero también se ha considerado que el sector oeste, desde la puerta hasta la fachada, hoy desaparecida, correspondería a una reforma posterior, la cual, desde nuestro punto de vista, resulta difícil de percibir.
La solución constructiva más insólita que se encuentra en esta iglesia es el encaje del paño de muro circular del ábside por su parte interna, consistente en un engrosamiento del mismo hasta la línea de la imposta, lo que reduce la anchura interna del ábside con respecto a la nave. También es llamativo el hecho que la imposta y, por lo tanto, el mismo muro del ábside presenten una mayor altura que la nave, lo que crea una cierta incoherencia estructural en la cabecera.
Las características constructivas de este templo, de reducidas dimensiones, con un aparejo compuesto por sillares bien trabajados, permiten situar la construcción en el siglo xii.
Texto y fotos: Meritxell Niña Jové - Planos: Eva García Luna
Bibliografía
Bach i Riu, 1995, p. 62; Catalunya Romànica, 1984-1998, XIII, pp. 87-88; Vidal Sanvicens, M. y López i Vilaseca, M., 1979, pp. 229 y 297-299.