PONT DE MOLINS
Pont de Molins es un pequeño pueblo altoampurdanés básicamente agrícola, que ha crecido disponiendo sus casas mirando al río Muga. Se llega fácilmente por la N-II en dirección a La Jonquera-França. Se encuentra a unos 7 km al norte de la capital de la comarca, Figueras.
Su situación privilegiada, en la ribera de la Muga y rodeada de bosques de alto interés ecológico, favoreció que el territorio fuera ocupado ya desde tiempos del neolítico. Por su situación geográfica, el pueblo se ha visto afectado por todas las vicisitudes bélicas, desde la ocupación musulmana, la conquista franca, los enfrentamientos entre los condes de Besalú y los de Empúries, y, modernamente, la guerra del Francés y la Guerra Civil española.
Capilla de Santa María de Molins
Santa María de Molins fue en su momento la capilla del castillo de Molins, aunque en la actualidad ambos se encuentran en estado ruinoso. Se ubican en un pequeño plano en la ribera derecha de la Muga, a unos 500 m del desvío de la carretera N-II hacia Pont de Molins, siguiendo el llamado camí natural de la Muga. El castillo y la capilla, situada en su sector nororiental, se divisian entre la vetegación espesa.
El castillo es mencionado documentalmente por primera vez en 1122, cuando el conde Ponç I de Empúries renovó el vasallaje a Ramon Berenguer I. La advocación de la capilla la menciona, tardíamente un campesino de Llers del siglo XVIII, Gregori Pallisser, en su Llibre de Racionaris de la vila del Castell De Llers: “Capella de Santa Maria situada en lo Castell de Molins en la cual hi havia un Benefici fundat per los Señors de dit Castell”. La iglesia estaba ya en ruinas en el siglo XV, cuandon se retiró el beneficio que habían fundado en su momento los señores del castillo para trasladarlo a la iglesia parroquial de Llers. Se sabe también que tuvo un cementerio propio, aunque algunas fuentes citan que sólo se utilizó en épocas de epidemias.
La capilla de Santa María era de una sola nave, bastante reducida, con ábside de planta semicircular en la parte de levante. De todos modos, el edificio está destruido en su práctica totalidad. Se conserva un paño del muro septentrional y casi tres cuartas partes del ábside, que llegan aproximadamente a los tres metros. En la parte de más altura se conserva lo que fue el arranque de la bóveda, hoy desaparecida por completo, y que por su inclinación debió de ser de cañón.
El aparejo usado es semejante al que hay en los restos antiguos del castillo (una parte del cual fue reformada en el siglo xvi o xvii), a base de cantos redondeados y pequeños sillares apenas desbastados, ligados con abundante mortero de cal y formando hiladas horizontales dispuestas con esmero. Algunas piedras de mayor tamaño y algo mejor labradas parecen indicar, según afirma la historiografía, que arcos y puerta fueron construidos con ese segundo tipo de material. Incluso es posible que las esquinas estuvieran constituidas por sillares mayores y de mejor corte, pero no tenemos evidencias de ello. La construcción debe ser fechada, probablemente, en la primera mitad del siglo xi.
Texto y foto: Consuelo Vila Martí
Bibliografia
Badia i Homs, J., 1977-1981, II-B, p. 9; Castells Catalans, Els, 1967-1979, II, p. 495; Catalunya romànica, 1984-1998, IX, p. 954; Egea i Codina, A., 1979-1980, p. 288; Pallisser i Camps, G., 1730.