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Vista occidental de Sant Pere de Llorà

Identificador
17172_03_002
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42.0205144,2.7047681
Idioma
Autor
Luisa Amenós Martínez
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Sant Pere de Llorà

Localidad
Sant Martí de Llémena
Municipio
Sant Martí de Llémena
Provincia
Girona
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Sant Pere de Llorà

Descripción

Iglesia de Sant Pere de Llorà

 

La iglesia parroquial de Sant Pere preside el vecindario de Llorà, situado en la parte suroriental del término de Sant Martí de Llémena.

 

La referencia más antigua que conocemos de esta iglesia corresponde al 12 de octubre de 986, cuando aparece citada en un testamento como Ipsa fraterna Sancti Petri Laurano. En el año 1058, la condesa Ermessenda la restituyó al obispo de Girona, y aparece nuevamente citada en el testamento que Guillem Guifré hizo en 1065 a favor de la canónica de la catedral. En el año 1248, el capellán de Sant Pere era Guillem de Cartellà, miembro de una de las familias más influyentes de la región. Entre 1279 y 1280 la iglesia de Llorà aparece citada en las Rationes Decimarum Hispaniae como Ecclesia Sancti Petri de Lorano y, en 1362, en el Llibre Verd de la catedral de Girona.

 

Sant Pere de Llorà es un edificio de una nave, cubierta con bóveda de cañón de perfil apuntado, y un ábside semicircular a levante. En la pared norte se abre una sencilla capilla cubierta con bóveda de arista enfoscada. En este espacio hay una puerta adintelada que da acceso a una escalera de caracol, dividida en dos tramos, que en origen subía a la torre campanario y que fue tapiada cuando se abrió la puerta exterior. La anulación del acceso interior del campanario pudo producirse durante la reforma efectuada en el templo después de terremoto de 1427, o bien durante la gran remodelación llevada a cabo entre los siglos xvii y xviii, que enmascararon la estructura original del edificio. El primer tramo de la escalera lleva a un rellano que permite acceder a un vano cuadrangular abierto en el muro de la nave, situado al lado del crucero, y que podría estar relacionado con un antiguo púlpito o a algun otro elemento desaparecido.

 

En el ángulo noreste de la nave, se levanta un esbelto campanario de planta cuadrada. La mitad inferior de la torre está construida con gruesos muros ciegos, a excepción de la fachada de levante, donde se aprecia una sencilla saetera. La mitad superior consta de dos pisos abiertos a los cuatro vientos. El más alto presenta parejas de ventanas geminadas sostenidas por columnas coronadas con capiteles mensuliformes. El más bajo no disponía en origen de este tipo de elementos, tal como puede comprobarse en las fotografías publicadas en el Àlbum Meravella, realizadas entre 1927 y 1933. El muro exterior del ábside está decorado con un friso de arcuaciones lombardas alternado con lesenas, distribuidas en dos series de cuatro arcuaciones, excepto en el lienzo central que es de cinco y enmarcan una ventana doblemente abocinada.

 

El aparejo de la nave de la iglesia y de la planta baja del campanario es de pequeños sillares unidos con abundante mortero de cal, mientras que las dovelas de las ventanas abiertas en los pisos superiores del campanario son de piedra volcánica. El aparejo del ábside incorpora piezas de gres.

 

Durante el año 2003, se llevó a cabo una campaña de excavación arqueológica que dejó al descubierto la estructura original de la cabecera de la iglesia, constituida por un ábside flanqueado por dos hornacinas abiertas en los muros perimetrales, de las cuales sólo se conserva entera la situada en el muro norte. Se localizaron también el pavimento original de losas planas, las gradas de acceso al presbiterio, la parte baja del altar y los restos de un lienzo de considerables dimensiones que atraviesa transversalmente la nave y la divide en dos mitades. Seguramente se trata de los restos de la fachada del edificio pre-románico, documentado en el año 986. Este muro estaba cimentado a su vez sobre los restos de una construcción anterior, de dimensiones más reducidas, cuyo uso y cronología exacta se desconocen.

 

El 1 de marzo del año 1427, un potente terremoto derribó gran parte de los edificios existentes en las actuales provincias de Girona y Barcelona y destruyó parcialmente el ábside de Sant Pere de Llorà. Se construyeron entonces una especie de contrafuertes en los laterales del ábside que cubrieron y ocultaron las hornacinas originales. Quizás también, se tapió el acceso interior al campanario y se abrió uno nuevo en el exterior.

 

La iglesia fue objeto de otra gran reforma en el siglo xvii. En 1600 se alzaron las dos grandes capillas de la fachada sur, formando una nave paralela a la principal. En 1642, se erigió la sacristía al lado del ábside y, en 1731, se edificaron el coro, el esconjuradero y el porche de la fachada de poniente.

 

Tanto la decoración arquitectónica como los dos tipos de aparejo documentados indican que el edificio fue construido en dos fases: una primera, fechable en pleno siglo xi, deudora de los modelos formales propios de la primera arquitectura románica, y una segunda correspondiente al siglo xii, cuyo objetivo fue cubrir la nave con la actual bóveda de cañón.

 

Entre los años 1990 y 1991, el Departament de Cultura de la Generalitat de Catalunya, realizó diversas obras de restauración del edificio.

 

 

Pinturas murales

 

Durante las excavaciones realizadas en el año 2003, se localizaron unos restos de pinturas murales en la cabecera románica original de Sant Pere de Llorà, esto es, en la parte inferior del ábside y en las dos hornacinas que lo flanqueaban.

 

La hornacina norte conserva los restos de una decoración pictórica de vivos colores ocres sobre fondo azulado, correspondientes a la mitad inferior de la superficie total. Representan unos pies humanos y una cenefa dispuesta horizontalmente, situada más o menos a media altura de la hornacina, de la cual simulan colgar unos cortinajes decorados con medallones circulares que contienen animales fantásticos. En la cenefa horizontal se aprecian dos motivos decorativos dispuestos uno al lado de otro: el primero se inscribe dentro de una cartela de fondo blanco y corresponde a la figura de perfil de un cuadrúpedo, tal vez un león, en posición de caminar. El segundo está pintado con tonos azulados y dibuja, mediante la ayuda de líneas blancas, un motivo de dobles espirales opuestas, centradas por una especie de tallo o columna vertical. El artificioso cortinaje inferior se imagina colgado de una barra mediante argollas fijadas en la orla superior del tejido, decorada ésta con tonos rojizos y motivos circulares dibujados con líneas punteadas de color blanco, igual que los marcos de la orla. El tejido presenta dos registros de medallones circulares tangentes de los cuales sólo se conservan cuatro y evoca, sin duda, los pallia rotata, un tipo de tejido caracterizado por desarrollar secuencias decorativas a base grandes círculos que contienen seres fantásticos en su interior.  Los dos medallones superiores rodean a animales colocados de perfil, aunque sólo resulta identificable el caballo o grifo alado situado en el derecho. Los dos inferiores no parecen contener decoración o, si la tuvieron, actualmente es muy poco visible.

 

En lo que queda de la hornacina sur, muy maltrecha por la reforma del siglo xvii, son visibles también los restos de cortinajes pintados con colores blancos, negros y grises. En la parte inferior del ábside, se localizó el registro inferior de unos cortinajes pictóricos iguales a los de la hornacina norte.

 

Los cortinajes de Llorá se asemejan a los pintados en el ábside de Sant Pere de Burgal entre fines del siglo xi e inicios del xii, especialmente en la disposición de la cenefa horizontal –aunque no en los motivos decorativos− y en el tipo de tejido representado. Presentan semejanzas también con los cortinajes del ábside de santa Maria de Taüll, pintados hacia 1123, donde se aprecia con detalle la decoración del tejido a base de animales fantásticos inscritos dentro de grandes círculos tangentes. Los paralelismos formales e iconográficos entre estos ciclos pictóricos permiten fechar los restos localizados en Llorá en un intervalo cronológico situado entre finales de siglo xi y el primer cuarto del siglo xii.

 

 

Reja de hierro

 

El vano central del ábside de Sant Pere de Llorá mantiene todavía la reja original de hierro, dispuesta verticalmente a lo largo de casi toda la abertura. Sus vergalinas dibujan el típico motivo de dobles espirales opuestas que nacen de un nudo bitroncopiramidal, cuya función es fijarlas y actuar de abrazadera. El conjunto se compone de cuatro piezas independientes: dos de ellas, situadas en el tramo central, están formadas por dos parejas de espirales opuestas; la inferior, está constituida por tres parejas de espirales opuestas; en el extremo superior se halla colocada una cuarta pieza, rota, que sólo conserva un único registro de espirales.

 

                                                  Texto y fotos: Luisa Amenós Martínez – Planos: Rosa Meléndez Frigola

 

 

Bibliografía

 

AA.VV., 1995, pp. 381-382; AA.VV., 2002, p. 265; Àlbum Meravella, 1927-1933, V, p. 340; Arnau Guerola, M., 1993, pp. 445-446; Badia i Homs, J. y Olavarrieta i Santafè, J., 1987, p. 221; Botet i Sisó, J., s.d., p. 390; Cabestany i Fort, J.-F., Matas i Blanxart, M. T. y Rovira i Pons, P., 2003; Catalunya Románica, 1984-1998, V, pp. 205-206; Mallorquí Garcia, E., 2007a, pp. 162, 676; Montalbán Martínez, C., 2004, pp. 479-484; Montalbán Martínez, C., 2006, pp. 413-419; Monsalvatje y Fossas, F., 1889-1919, XVII, pp. 307-308; Rius i Serra, J., 1946, I, pp. 71, 98; Sobrequés i Vidal, S. et alii, 2003, II, p. 455.