Sant Martí de Romanyà
Iglesia de Sant Martí de Romanyà
Romanyà de
En un documento del año 881, Romagnano se menciona por primera vez como término limítrofe de
Sant Martí de Romanyà es un edificio de planta de cruz griega, un tanto alterada por algunas modificaciones tardías. De cabecera trapezoidal, presenta un crucero elevado en alzada, que destaca por encima de los brazos del transepto y del resto de la nave. El conjunto cubre con bóvedas de cañón –en las que se insinúan las marcas del encañizado– que caen sobre arcos de herradura adovelados, sustentados por pilastras de impostas austeras.
La puerta de entrada se sitúa en el costado sur de la nave, con dintel y tímpano lisos. A su derecha hay empotrada una lápida sepulcral del siglo xiv, mientras que a su izquierda se abre una pequeña ventana abocinada, parecida (de medidas más reducidas) a las que hay en el brazo sur del transepto y en el centro del ábside, todas ellas de arco de medio punto elaboradas con mampostería ordinaria –exceptuando la de la cabecera, trabajada con sillares bien escuadrados–. Sobre el brazo del transepto sur se levanta un campanario turriforme de planta cuadrada culminado por una cubierta piramidal; está formado por un nivel superior de aberturas de arco de medio punto geminadas, cuyas columnillas divisorias presentan capiteles trapezoidales.
Protegida por una cubierta a dos aguas en el exterior, la bóveda de la nave y el transepto aparece sutilmente rebajada con respecto a la del ábside, en cuya intersección se erige más elevado el crucero, en cuya parte superior aparece otra ventana de arco de medio punto, abocinada y tapiada, en el muro occidental, y dos pequeñas aberturas cuadrangulares que dan luz desde el sector oriental. Al mismo tiempo, la cabecera y el brazo sur del transepto cubren por una bóveda de cañón ligeramente ultrapasada.
Durante el siglo xvii se construyeron dos cuerpos añadidos en el sector oriental de la nave: una capilla adosada al transepto septentrional, y una sacristía en el muro norte del ábside, que luego fue derribada en la segunda mitad del siglo xx, pero de la que pervive, tapiada, una puerta arquitrabada. El brazo norte del transepto se divide en dos espacios. Uno de ellos da acceso a una estrecha capilla en cuyo muro parecen distinguirse restos de policromía tras un retablo, y el otro genera un recoveco configurado por la concavidad que forma la base del campanario, en donde se conserva el tesoro parroquial, detrás de unos barrotes forjados. Las particularidades formales originadas a partir de los arcos abiertos tanto al Evangelio como a la Epístola vienen dadas por las transformaciones que ha experimentado el edificio.
El aparejo constructivo de Sant Martí de Romanyà, completamente descubierto después de las obras de restauración terminadas en 1986, muestra, casi en su práctica totalidad, una pequeña sillería granítica parcialmente alineada, siendo ésta de mayor tamaño y calidad en las pilastras y las esquinas del templo. Por otra parte, el pavimento del templo presenta un enlosado de piedra de apariencia antigua. Sant Martí es un edificio construido en un momento en el que la tradición altomedieval daba paso a las nuevas formas románicas. La estructura principal de la iglesia y sus elementos de sustentación muestran revelan la tradición prerrománica, aunque también puede hablarse de un primer románico rural de finales del siglo x o principios del xi. Asimismo, sus formas evolucionan hacia el románico pleno, como muestran las ventanas abocinadas, así como el campanario y parte del muro meridional, que deben consideraras obras ya de los siglos xii o xiii.
A los pies de la nave, bajo el óculo abierto en la fachada, se expone una campana del xvi, los vestigios de unos bancos de madera con inscripciones y los batientes de una puerta, todo ello procedente de la iglesia desacralizada de Sant Cebrià dels Alls, en el vecino municipio de Cruïlles, Monells y Sant Sadurní de l’Heura.
Texto y fotos: ANA VICTORIA PAUL MARTÍNEZ – Planos NURIA PICAS CONTRERAS
Bibliografía
Badia i Homs, J., 2003, I, pp. 43-70; Blanco de