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Vista general de Sant Salvador de Vilanova de Meià

Identificador
25250_07_011
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41.995055,1.0210494
Idioma
Autor
Juan Antonio Campos
Albert Reig Florensa
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Sant Salvador de Vilanova de Meià

Localidad
Vilanova de Meià
Municipio
Vilanova de Meià
Provincia
Lleida
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Sant Salvador de Vilanova de Meià

Descripción

VILANOVA DE MEIÀ

                                 Iglesia de Sant Salvador de Vilanova de Meià

La iglesia de Sant Salvador se encuentra en el corazón de Vilanova de Meià, en lo más alto de la población medieval que se levantó de nueva planta entre finales del siglo xi y principios del siglo xii, en sustitución del asentamiento del Puig de Meià que poco a poco se había ido despoblando. Los ataques musulmanes primero, las disputas señoriales por el lugar después, la peste posteriormente y las ventajas de vivir en el valle, fueron motivos suficientes para buscar un nuevo asentamiento. Aunque las primeras noticias sobre el templo datan de finales del siglo xiii se sabe que debió de existir ya desde finales del siglo xi, cuando Ramon I de Meià edificó su castillo y, en torno a él, una nueva población. Prácticamente no queda nada de la fortaleza, pero se tiene constancia que su pequeña capilla con el tiempo se convirtió en la actual iglesia parroquial de Sant Salvador, la cual relegó a mera ermita dependiente a la de Sant Cristòfol del Puig de Meià. Ambas entraron en la órbita del monasterio de Santa Maria de Meià con anterioridad a 1040, cuando se realizaron importantes donaciones por parte de Guillem de Meià, que fueron refrendadas por su nieto Ermengol en 1095.

 

La iglesia, dedicada a san Salvador es actualmente un imponente edificio que presenta cierto eclecticismo en sus formas, en las que se mezclan elementos tardorrománicos con otros claramente góticos, además de los añadidos realizados durante el siglo xviii, cuando se incorporó un coro, se alargó el brazo norte, se levantó la zona alta del campanario y se reformó el tejado. A su única y espaciosa nave rectangular se le adosaron dos capillas laterales, la del Rosario y la del Santísimo, que crean la sensación de planta de falsa cruz latina. La nave está cubierta con una gran bóveda de cañón de perfil apuntado, en la que tres arcos fajones determinan otros tantos tramos. El ábside, de planta semicircular y una de las partes más destacadas, aúna en su estructura elementos románicos y los primeros atisbos de formas góticas, fusionándolos perfectamente en un estilo de transición característico de finales del siglo xiii y principios del siglo xiv. Asimismo, concentra una importante cantidad de capiteles e impostas profusamente decoradas. En su exterior es una estructura sencilla y austera en la que se aprecian dos niveles claramente diferenciados. La parte inferior corresponde a una primera fase constructiva románica, y está formada por un paramento semicilíndrico liso, compuesto de sillares regulares, alargados, muy bien trabajados y encajados, en el que se abren tres sencillas ventanas de arco de medio punto. La parte superior, de planta poligonal, se construyó posteriormente en época gótica, y en ella se abren una gran ventana de arco ojival en su centro y un rosetón en uno de los paños laterales.

 

En el interior de la cabecera, también se aprecian claramente las dos fases constructivas vistas en el exterior. Así, la parte inferior sigue el estilo románico característico de la escuela de Lleida, mientras que la parte superior muestra unas soluciones y unos elementos de transición hacia la novedad imparable que representa el gótico. Las tres ventanas románicas son de doble derrame y están enmarcadas por seis pequeñas columnas adosadas al muro cuyos capiteles de estructura troncocónica están ricamente decorados. Su temática, esencialmente figurativa, presenta en tres de las cestas sendas parejas de rostros humanos de una caricaturesca gestualidad, acompañados en una de ellas de unas puntas de diamante y en otra por un personaje de cuerpo entero en posición invertida. Otro de los capiteles incluye la cabeza de un animal junto a otro rostro humano, entre profusa y esquemática decoración vegetal. Un quinto incorpora una escena de difícil interpretación formada por tres rostros humanos bajo los que unas figuras muy desgastadas parecen entrelazar sus brazos de tal forma que algún autor ha sugerido que podría tratase de una escena de lucha. Finalmente, un capitel incorpora un Cristo crucificado con dos ángeles sobre los brazos de la cruz. Algún especialista ha querido detectar una hipotética diversidad en la ejecución de estas piezas, que ha sido explicada por una supuesta intervención de varios artistas. Al igual que la lectura de buena parte de ellos, su datación es igualmente una incógnita, si bien la presencia de la crucifixión ha llevado a algún autor a considerarlos posteriores a mediados del siglo xiii.

 

Una imposta profusamente ornamentada divide los dos niveles de la cabecera y la recorre perimetralmente por encima de los capiteles, a la altura de sus  cimacios, los cuales incorpora en la secuencia decorativa. Presenta diferentes motivos geométricos en relieve, como dientes de sierra, trenzados, zigzag o espirales, algunas decoraciones florales, una luna menguante con las puntas hacia abajo, una serpiente enroscada en un árbol o un escudo heráldico compuesto por dos ciervos afrontados y dos estrellas, que posiblemente pertenezca a la familia Cervera, lo que podría confirmar la cronología anteriormente comentada para los capiteles. La factura de la talla es bastante esquemática. En la zona alta, unas columnas adosadas rematadas en capiteles conectan las del nivel inferior con los gruesos nervios de la bóveda de crucería, los cuales se juntan en un medallón en la clave en el que se representa a un Agnus Dei.

 

La gran bóveda apuntada que cubre la nave representa un ejercicio de experimentación de los constructores en el afán por encontrar, en pleno periodo de transición al gótico, soluciones cada vez más ligeras y resistentes para la cobertura de amplios espacios. Arranca de una imposta corrida que se extiende por casi por todo el perímetro y que en el tramo oriental está decorada por puntas de diamante, mientras que en el resto es una moldura biselada lisa. Los arcos fajones nacen de unos capiteles troncocónicos apoyados sobre semicolumnas que se integran en el muro sin llegar hasta el suelo. En el muro norte, se abrieron en época gótica dos pequeñas y sencillas capillas formadas por sendos arcos ojivales, la de san Antonio, que guarda una virgen policromada de época gótica y otra destinada a la impartición del sacramento del bautismo, en la que se conserva una pila bautismal que no es románica.

 

Dos son los accesos al templo, la gran portada principal, conocida como la Porta de Baix, abierta a los pies de la iglesia a principios del gótico, y la puerta originaria románica, que se encuentra centrada en el lado del mediodía, entre dos contrafuertes y está formada por un arco de medio punto enmarcado por dos arquivoltas lisas y una chambrana. La estructura descansa sobre jambas lisas y seis columnas rematadas por capiteles troncocónicos decorados en bajorrelieve. Dos parejas de columnas unidas entre sí se disponen a ambos lados, bajo el dintel liso, y soportan sendas parejas de capiteles dobles con decoración vegetal. Las dos cestas orientales presentan dos registros de alargadas hojas con nervio perlado, motivo que se repite en uno de los capiteles de la parte alta del ábside, lo que puede ser un indicio de que son de la misma mano, o al menos de época similar. En la otra pareja se representan hojas de helecho con doce lóbulos a cada lado del nervio. Los capiteles sobre las columnas exteriores están igualmente decorados con motivos vegetales, pero formados por hojas entre tallos entrelazados, de acuerdo a modelos que se encuentran, con algunas variaciones, en portadas como las de Castelló de Farfanya, Agramunt, Vinaixa o Santa Maria de Cubells, las cuales se datan a mediados del siglo xiii. Sobre los capiteles y las jambas discurren sendas impostas corridas decoradas con un motivo de entrelazados que algún autor ha relacionado con la cenefa que rodea el Agnus Dei de la clave de la bóveda del ábside. El mismo motivo se encuentra en un sepulcro del monasterio de Santa Maria de Meià que se fue datado a mediados del siglo xiv por Roig y Jalpí. Se accede a esta portada por medio de una escalinata que salva el desnivel del exterior.

 

Los muros laterales, que están reforzados por unos contrafuertes, son bastante gruesos y están formados por un aparejo muy homogéneo compuesto de sillares regulares y bien escuadrados, tallados en una piedra arenisca y dispuestos en hiladas horizontales.

 

Tres pequeñas columnas, rematadas por sendos capiteles, se hallan reaprovechadas y recolocadas en el altar mayor de la capilla de san Salvador, en el brazo norte del transepto. Mientras que dos de ellas tienen capiteles lisos, el de la tercera está ornado con un motivo habitual en el ámbito cisterciense, formado por una sencilla decoración de ocho grandes hojas de lirio. Parece ser que pudieron funcionar como soportes de un sarcófago, de manera similar a como sucede en Bellpuig de les Avellanes. Se les asigna una cronología tardía, entre finales del siglo xiii y principios del xiv.

 

Actualmente, la iglesia guarda la virgen románica de Sant Cristòfol del Puig de Meià, que regresa a su templo de origen en una romería que se celebra cada primer domingo de mayo.   

 

Texto: Juan Antonio Campos - Fotos: Juan Antonio Campos /Albert Reig Florensa - Planos: Albert Reig Florensa

 

Bibliografía

 

Bernaus i Santacreu, R. y Sánchez i Agustí, F., 1999, pp. 265-296; Catalunya Romànica, 1984-1998, XVII, pp. 449-453; Vidal Sanvicens, M. y López i Vilaseca, M., 1984, pp. 556-557.