Sant Miquel de Solans
Iglesia de Sant Miquel de Solans (o ermita de Santa Llúcia)
La antigua iglesia de Sant Miquel de Solans, actualmente dedicada a Santa Llúcia, se halla en la sierra de Falguers y colinda con el pico del Corb. Para llegar hasta este edificio hay que salir de la N-II antes de llegar a la Jonquera. Pasado el punto kilométrico 773 encontramos una rotonda y un desvío que lleva a la población de Cantallops por la carretera GI-601. Después del punto kilométrico 3, encontramos un camino a la izquierda en el que se indica el acceso al templo, que está a unos 4 km.
La iglesia de Sant Miquel de Solans aparece documentada en un diploma del rey Luis de Ultramar (948) entre las posesiones del monasterio de Sant Pere de Rodes: alodem que dicitur Solanes cum ecclesia Sancti Michaelis juxta castrum Bertini. No es hasta el año 1062 que reaparece una nueva cita de la iglesia de Sant Miquel en la venta de un alodio en el condado de Peralada que afronta al norte con el término de Solans. En 1087, se alude también a la parroquia de Sant Miquel en la donación de unas tierras. En 1090, en el testamento del vizconde Ramon Guillem (suponemos que de Rocabertí, porque cita el castillo en herencia a su hermano), también se nombra el Mas de Solans, que aún hoy existe en el lugar. Varios miembros de una familia denominada Solans se mencionan en 1128 (Ramon de Solans) y luego en 1182 (Guisla, Guillem y Ramon de Solans).
Sant Miquel de Solans es un edificio de notables dimensiones, que en esencia mantiene su estructura románica. No ha sufrido reformas o añadidos importantes, a excepción de la “casa del ermitaño”, del siglo xvii-xviii, que se alza en el costado Oeste. Estamos ante un templo de nave única, cubierta con bóveda apuntada, que termina con un ábside de planta semicircular cubierto con bóveda de cuarto de esfera. Ambos cuerpos se unen con un doble arco triunfal en gradación apuntado y adovelado. La bóveda de la nave arranca de una cornisa de cuarto de bocel, que en los puntos de contacto con las ventanas dibuja los arcos de éstas. La misma cornisa decora las pilastras que flanquean la puerta. Por su parte, la cubierta del ábside arranca de otra línea de imposta, situada a menor altura que la anterior, que ostenta una decoración con un friso corrido de dientes de sierra en el que se alternan modillones de perfil triangular, y que también perfila la ventana del ábside. En el interior, a los pies del templo, se levanta un coro correspondiente a una reforma posterior.
La iglesia tiene cuatro ventanas, todas ellas consideradas originales y con una misma tipología, consistente en un tipo de saetera con doble derrame y arco de medio punto adovelado. Una de ellas se abre en el centro del ábside, y descansa sobre un gran alfeizar exterior. En oposición a ésta, en la fachada oeste hay otra abertura que actualmente está parcialmente oculta por la presencia de la mencionada construcción anexa. Las otras dos ventanas restantes se abren en el muro sur. Tanto éstas como la abertura absidal están reseguidas exteriormente en la parte del arco por una línea de dientes de sierra protegida por un guardapolvo. Parece que la ventana situada más hacia el Este era algo más larga, y que se alzó el nivel del alfeizar para no romper la simetría que ambas conforman. Hay que añadir que en el muro que se levanta por encima del arco triunfal se abren dos óculos de doble derrame, conseguidos mediante dos piezas líticas semicirculares superpuestas.
La portada de acceso se localiza en el costado sur. Presenta tres arcos de medio punto en gradación enmarcados por un guardapolvo, dintel monolítico y tímpano liso. En la línea de imposta se observa otra cornisa de caveto sobre la que descansan las arquivoltas y el tímpano. Por su parte, el dintel reposa sobre sendos montantes monolíticos emplazados a lado y lado de la puerta. Este tipo de portada fue muy difundido durante los siglos xii y xiii en la comarca del Empordà, así como en las vecinas de la Garrotxa, el Vallespir y el Rosellón. Sólo por mencionar uno de los numerosos paralelos podemos remitir a la portada de la cercana iglesia de Sant Julià dels Torts.
El edificio reposa sobre un podio que es claramente visible desde la parte sur, y hay que subir cuatro escalones para acceder al interior del templo. Destaca, encastada al lado de la portada, la lápida funeraria en mármol blanco de Berenguer de la villa de Pujarnol, que fue sacristán de esta iglesia y que está datada en 1342. La cubierta del templo es a dos aguas, de teja árabe, y por debajo conserva la cubierta original de losas. Bajo el alero de los muros perimetrales corre una cornisa de perfil triangular. En la parte superior del muro occidental se alza una espadaña de un solo arco. En el exterior, todo el edificio presenta un paramento uniforme de sillares de roca granítica de gran tamaño, bien labrados y dispuestos en hiladas regulares a soga y tizón. Un aspecto a mencionar es que en la fachada sur se observa claramente una fractura del muro que podría corresponder a una juntura de la obra, que en cualquier caso habría tenido una escasa duración, dado que no hay diferencias constructivas ni estilísticas entre las dos partes de la misma.
Si bien este templo aparece documentado desde mediados del siglo x, el edificio que existe en la actualidad es datable, por sus características constructivas y tipológicas, en un momento tardío del románico, entre finales del siglo xii y principios del siglo xiii. Según Badia i Homs, pertenece a un grupo de templos con líneas similares localizados en el área del Alt Empordà, al que también pertenecerían las iglesias de Agullana, la Vajol, Darnius o Maçanet de Cabreny. Para finalizar, hay que decir que está muy bien conservado, tanto en su interior como en su exterior, gracias a que la asociación “Amics de Santa Llúcia” ha velado por la conservación tanto del propio edificio como de sus accesos.
Pila bautismal
En el interior del templo se guarda una pila bautismal monolítica, en piedra granítica, de grandes dimensiones. Tan sólo se conserva la copa, que arranca de un estrecho basamento cilíndrico. Mide unos 82 cm de altura y tiene un diámetro de 105 cm en su punto máximo. No ostenta decoración alguna. Pese a que muestra algunos desperfectos en su parte superior, su estado de conservación es aceptable. Parece que se restauró siendo repicada, lo que modificó su aspecto primitivo. Aunque no se puede descartar su posible datación en época románica, la pieza no se puede fechar con certeza.
Texto: Marcos Ojosnegros Marín – Fotos: Marcos Ojosnegros Marín / Carlos Javier García Muñoz – Planos: Carlos Javier García Muñoz
Bibliografía:
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