LOCALIZADA A LAS AFUERAS y al este del municipio, próxima a la carretera que conduce al yacimiento arqueológico de Tiermes, se encuentran las ruinas de la iglesia de Santiago en la loma de una pequeña colina. De claro estilo románico en 1830 todavía era frecuentada por un santero, pero ya en 1855 sirvió como cementerio al igual que San Juan. Se trataba de una sencilla iglesia de una sola nave rematada con cabecera de tramo recto y ábside semicircular. En 1928 don Pelayo Artigas describe los restos que se conservaban que eran bastante más numerosos que los actuales. Según este pequeño análisis la nave era un rectángulo de 16,10 m por 7,92 m y el eje total era de 23,40. A los pies se hallaba una espadaña con dos arcos para campanas, y en el muro sur se localizaba la única entrada. En la cabecera se encontraban las tres únicas ventanas, todas ellas saeteras, una situada en el ábside y las otros dos en cada lado del presbiterio. Conservaban los capiteles unos foliados y otros trenzados cuyos cimacios ajedrezados se prolongaban por toda la cabecera a modo de imposta. Hoy en día únicamente se mantienen en pie los muros de la cabecera, parte del muro norte y los cimientos de la espadaña. Asimismo se mantiene la puerta de acceso a la sacristía en el frente sur del presbiterio. Nada se conserva de la decoración de los vanos, en ellos simplemente queda la huella de las partes expoliadas, y de la cubierta abovedada del ábside y presbiterio se percibe el arranque. La construcción era de mampostería recubierta por líneas de sillares de caliza, los cuales se fueron extraídos, sólo queda alguno aislado en la cabecera. Actualmente los restos visibles pertenecen a la mampostería interna de cal y canto. Algo bastante peculiar fue el empleo del tapial para el muro norte, apreciándose los mechinales dejados tras retirar el encofrado de madera, del que se conserva parte del enlucido exterior así como una pequeña hornacina al interior. Según la descripción de los elementos decorativos anteriormente señalada, posiblemente fuese erguida al mismo tiempo que San Juan en el último tercio del siglo XII, ya que se repite la estructura así como la sencillez ornamental.