Sant Esteve de Avinyonet
Iglesia de Sant Esteve
La iglesia de Sant Esteve d’Avinyonet se encuentra en el centro del pueblo, al lado de los restos del castillo. Se trata, en realidad, de un edificio construido en el siglo xiv para sustituir la primitiva parroquia románica, situada en otro emplazamiento, a orillas del río Manol, que fue derruida por una riada.
La primera noticia histórica de la parroquia de Avinyonet data del año 983 y menciona la iglesia como Sant Esteve de Manol, en referencia al río que rodea el pueblo por el Sur. En 1075 vuelve a aparecer en la documentación conservada la parroquia de san Esteban de Manibulo, esta vez en un testamento. Se repite la misma advocación en la definición de unos bienes que Bernat Arnau de Soler hace, en 1131, al abad de Santa Maria de Vilabertran. De hecho, desde 1132 la pequeña parroquia fue posesión de la canónica agustiniana de Vilabertran, como queda patente en una bula del papa Alejandro III del año 1176. La relación entre Santa Maria de Vilabertran y la parroquia de Avinyonet se mantendrá a lo largo de los siglos, si bien la influencia ejercida por el monasterio fue perdiendo importancia con el tiempo. Buen ejemplo de ello son las colaciones que hace el capítulo de Vilabertran, o su arcipreste, del rector de Avinyonet, de las que hay constancia hasta el siglo xviii.
Poco se conoce de la vida parroquial en Avinyonet a lo largo de los tres primeros siglos del milenio, y apenas se conservan algunas noticias de enfeudación del diezmo de la parroquia, que poseía el obispo de Girona. Mucho más interesante es la documentación relativa a la construcción del edificio actual, tras la crecida del río Manol que destruyó la primera iglesia románica. El primer documento que hace referencia a ello, fechado el 2 de marzo de 1346 (Archivo Diocesano de Girona, libro U-9, folio 184), explica que la iglesia llevaba derruida un tiempo a causa de la riada. El objeto del documento es autorizar al traslado de la Eucaristía y las reliquias a una casa hasta que se pudiera reparar el templo. Sin embargo, la idea de reparar el antiguo edificio no agradó a toda la población, parte de la cual quería cambiar el emplazamiento de la iglesia para evitar daños en riadas futuras. Un documento fechado en enero de 1347 (ADG, l. U-10, f. 165v) emplaza a los fieles a decidirse por la futura ubicación de la iglesia, así como a acordar las aportaciones para la nueva construcción. En marzo, los parroquianos aún no se habían decidido, por lo que se intentó crear una comisión, presidida por el abad Ermengol de Vilabertran, que zanjase el asunto. Parece que la comisión pudo llevar a cabo su cometido, puesto que en abril los vecinos acordaron reconstruir la iglesia dentro del pueblo. Aún así, las discusiones prosiguieron todavía largos años. No parece que estuviera resuelta la cuestión en el año 1390, cuando se informa en un documento (ADG, l. Q-2, f. 13) de la destrucción de la parroquial realizado por las tropas francesas de Juan III de Armañac, que atacaron el pueblo durante la ocupación de los condados del Rossellón y Empúries de 1389-1390. No está claro si dicha parroquial era todavía el antiguo templo, uno nuevo que estaba en proceso de construcción, o quizás alguna casa o edificio que ejercía temporalmente como iglesia.
En realidad, hasta 1416 no se tienen nuevas noticias de la construcción de la iglesia de Sant Esteve. Un año más tarde se había decidido emplazar definitivamente la iglesia dentro los muros del pueblo, se habían construido ya los cimientos y se dio licencia para reaprovechar las piedras de la iglesia antigua (ADG, l. U-117, f. 102). El 26 de noviembre de 1427 se dio por terminada la nueva parroquial y se autorizó a trasladar a ella los ornamentos (ADG, l. U-127, f. 63). Se cerraba, así, un capítulo de gran importancia para comprender la iglesia actual de Avinyonet de Puigventós.
El resto de documentación conservada relativa a Sant Esteve es menos convulsa, si bien no deja de ser interesante. En 1680, el obispo de Girona aconsejó enguixar y enlluir la bóveda per major ornato y decencia (enyesar y enlucir la bóveda para mayor ornato y decencia) y en 1734 el visitador alabó la iglesia por estar molt limpia y ab gran esplendor. Además, propuso la reducción del coro y recomendó hacer una nueva sacristía, ya que la que había era demasiado pequeña; los feligreses siguieron el consejo del visitador. Más tarde, en 1780, se construyó la capilla honda, tal y como indica la inscripción de una de sus ventanas.
La actual iglesia de Sant Esteve d’Avinyonet es fruto pues, en su mayor parte, de la construcción que se llevó a cabo entre los años 1417 y 1427. Se trata de un edificio de dimensiones notables y aspecto fortificado, de planta rectangular y muros culminados por almenas. Modernamente se usaron dichas almenas para sobrealzar el edificio y crear un altillo. Una de las reformas más notables que ha sufrido el templo es el cambio de orientación de la cabecera. En un primer momento la iglesia tenía el ábside al Este, mientras que por el Oeste se efectuaba la entrada. En un momento indeterminado se giró la orientación y se situó el ábside en el lugar de la antigua entrada, abriéndose una nueva en el muro oriental. Este hecho provocó que se cerrase la portada original, que constaba de una abertura de medio punto cuya silueta aún es visible a causa del burdo tapiado.
Como se ha dicho, el templo conserva ciertos elementos de época románica incorporados a la fábrica tardía, elementos que fueron trasladados del edificio antiguo. Se trata de dos arcos, tres ventanas y un tímpano. Los arcos se sitúan hoy a los pies de la iglesia, aunque antiguamente debían de ser cercanos a la zona presbiteral. Son arcos apuntados incrustados en el muro, que forman unas pequeñas capillas empotradas en el vano de la pared. Están realizados con sillares y dovelas de dimensiones considerables, y con una labor idéntica a los elementos de las aberturas románicas. Respecto a las ventanas, una de ellas está ubicada en la actual cabecera, otra en el muro sur y la última en la fachada. La ventana situada en el actual frontis se tapió en época moderna para emplazar un ojo de buey. Sin embargo, aún son perfectamente visibles los sillares y antiguas dovelas en el paramento de la fachada oriental. Además, su cara interna sólo fue tapiada parcialmente, por lo que aún hoy en día se puede observar el sesgo interior. Las ventanas son de arco de medio punto, de doble sesgo y con las vertientes muy abiertas.
La portada de la iglesia, situada en el muro este, conserva un tímpano también de factura tardorrománica. En el centro del mismo hay el relieve de un crucifijo, muy erosionado, lo que no permite discernir la factura de la escultura y su filiación formal o cronológica. Seguramente este tímpano, al igual que las ventanas, también fue recuperado del antiguo templo. Puede que la abertura tapiada en el muro occidental, y que antaño ejercía de entrada a la iglesia, recuperase también la portada de la iglesia románica, de la cual procedería el tímpano con el crucifijo.
Por el uso de arco apuntado, el labrado de los sillares y la morfología de las aberturas, los elementos que provienen del antiguo templo muestran una factura propia del románico tardío, por lo que su cronología sería de finales del siglo xii o principio del xiii. Cerca de la Font de la Torre (que se halla próxima al llamado mas de la Torre), aún perviven restos de la antigua iglesia románica que fue destruida por la riada del Manol. Se trata de restos de muros y de sillares reutilizados en elementos modernos de la masía. Su factura y labrado se corresponde perfectamente con los elementos reutilizados en la iglesia actual.
Texto: Clara Poch Gardella – Fotos: Clara Poch Gardella/Carlos Javier García Muñoz – Plano: Carlos Javier García Muñoz
Bibliografía
Badia i Homs, J., 1977-1981, II-A, pp. 25-26; Catalunya Romànica, 1984-1998, IX, pp. 412-413; Freixas i Camps, P., 2003, pp. 140-141; Marquès i Planagumà, J. M., 1991, pp. 1-48; Marquès i Planagumà, J. M. y Riera y Berga, J., 1978, pp. 56-66; Zaragoza Pascual, E., 1997, p. 27.