Identificador
40190_01_026
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41º 0' 3.83" , -4º 8' 26.95"
Idioma
Autor
Carlos Álvarez Marcos,José Manuel Rodríguez Montañés,Pedro Luis Huerta Huerta
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Bernuy de Porreros
Municipio
Bernuy de Porreros
Provincia
Segovia
Comunidad
Castilla y León
País
España
Claves
Descripción
EL DESPOBLADO DE SAN MEDEL se halla en el término municipal de Valseca, aunque incluimos su estudio en Bernuy de Porreros, de donde dista dos kilómetros al oeste, al vincularse tradicionalmente y hasta su ruina a éste de un modo más estrecho. Las ruinas de la que fue ermita de San Medel, junto al arroyo del mismo nombre, son bien visibles próximas al cruce entre las carreteras de Segovia y de Turégano. Según Pedro Luis Siguero Llorente, el topónimo parece derivar de una antigua forma castellana de San Emeterio, a quien habría estado dedicado el templo. Las escasas noticias que se conocen sobre este lugar se reducen a las referencias documentales del doble elenco de préstamos eclesiásticos de 1247 (el de la mesa episcopal y el de los canónigos), la visita pastoral de 1446-1447, el censo parroquial de 1587, el censo de la Corona de Castilla de 1591 y las informaciones de Floridablanca de 1785. No parece que fuera un núcleo importante en la Edad Media, pues a mediados del siglo XIII Santmeder sólo contribuía a las rentas eclesiásticas de la diócesis con ocho maravedíes y medio. A mediados del siglo XV se constata cierta dejadez, pues en la visita pastoral se señala que el templo tiene “la madera echada e non tejada de tres años a esta parte por culpa de Luys García de Çamarramala quela tenía en cargo”. Su decadencia se fue acentuando con el paso de los siglos y en 1591 ya estaba yermo, quedando únicamente una venta y un molino en el siglo XVIII (1773). A mediados del XIX era ya un despoblado anejo a Bernuy de Porreros aunque en término de la vecina Valseca. Del antiguo templo sólo se mantienen en pie los muros de la nave y la sencilla espadaña que corona el hastial occidental. Se trata de un sencillo edificio que sigue los patrones constructivos y estructurales característicos de la arquitectura románica de la provincia. Consta de una sola nave levantada en mampostería, con refuerzo de sillería caliza en las esquinas del muro occidental, y un ábside semicircular totalmente derruido que se asentaba sobre una sólida base de sillería constituida por grandes bloques de granito. Estos aparejos iban totalmente enfoscados, aunque sólo se ha conservado el recubrimiento del paramento interior. En el muro de poniente se abre la única aspillera conservada -hoy cegada- y sobre él la citada espadaña con dos troneras. El acceso al interior se realizaba a través de dos portadas abiertas en los muros norte y sur de la nave, ambas protegidas por pórticos de los que sólo han quedado los canes que soportaban las vigas de madera. La ruina provocada por el abandono en que se encontraba la iglesia obligó al desmonte de los elementos más importantes y su traslado posterior a la capital segoviana, donde se les buscó un nuevo emplazamiento en la Biblioteca Pública, lugar en el que hoy se conservan. Las piezas ubicadas en la planta baja del edificio fueron una portada completa con su tejaroz, un arco de medio punto sobre columnas provistas de capiteles figurados, otro arco de menores dimensiones decorado con boceles, una ventana con columnillas y dos canecillos lisos. En una inscripción tallada al lado de la puerta románica se hizo constar que el conjunto había sido donado por don Benito de Frutos el 8 de noviembre de 1941, aunque no fue montado hasta cuatro años después. Otros dos capiteles procedentes de San Medel ingresaron en el Alcázar de Segovia en la década de 1960 mientras que una basa fue a parar a la iglesia de la Vera Cruz. El acceso al interior de la Biblioteca se hace a través de una arco de medio punto soportado por dos columnas provistas de capiteles figurados y cimacios moldurados con boceles y escocias. En el capitel del lado izquierdo se intuye la presencia de dos parejas de leones afrontados con el lomo encorvado y las cabezas agachadas, repitiendo una composición muy repetida en el románico segoviano. Por otra parte, el capitel de la derecha representa a cuatro seres híbridos, a modo de arpías, con pezuñas en los cuartos delanteros y cola de serpiente en los traseros que entrelazan en el frente de la cesta. Dos de ellas portan cabezas femeninas tocadas con caperuzas de finos pliegues y las otras dos masculinas, todas ellas atrapadas entre tallos vegetales, siguiendo una fórmula muy repetida en otros repertorios ornamentales de los talleres que desarrollan su actividad en el horizonte cronológico de 1200. Desconocemos la ubicación de este arco dentro de la iglesia de San Medel, aunque por su estructura y dimensiones bien podría tratarse del triunfal. Traspasada esta puerta se accede al descansillo que precede a la sala de lectura, iluminado por una ventana románica compuesta de un arco de medio punto y una arquivolta de bocel que descansa sobre capiteles decorados con aves y grifos afrontados. El guardapolvo, decorado con lises, presenta abundantes marcas de bujarda que hacen pensar en una reciente restauración. Aunque no hay constancia de su primitiva colocación, es posible que se trate de la ventana absidal ya que en los muros de la nave no parece que hubiera más ventanas que la del hastial occidental. En el lado opuesto se abre un pequeño arco de medio punto con arquivolta y guardapolvo de bocel. Sus dimensiones parecen adaptarse al hueco dejado en la vieja iglesia por la portada meridional. La portada principal de la iglesia de San Medel sirve hoy de acceso a la sala de lectura de la biblioteca segoviana. Estuvo colocada en el muro septentrional del antiguo templo, orientada posiblemente hacia el pueblo que se extendería por la suave loma que desciende hasta el arroyo de su nombre. Todavía se aprecia en lo que queda del muro el hueco de la puerta y la altura del tejaroz. Está formada por un cuerpo de sillería en el que se abre un arco de medio punto con bocel en las aristas, que se extiende por las jambas, seguido de una arquivolta también de bocel y un guardapolvo muy restaurado ornado con lises. Rematando la portada se dispone un tejaroz sobre nueve canecillos, algunos lisos y otros decorados con rollos y hojas. Otros dos capiteles procedentes de San Medel se trasladaron al Alcázar de Segovia en la década de 1960, colocándose junto a la puerta de uno de los patios interiores. Ambos van colocados sobre un corto fuste apoyado sobre basas con bolas en los ángulos y van tallados por tres de sus caras lo que indican que estuvieron adosados a un soporte mural. Se decoran con temas muy parecidos a los vistos en el arco de acceso a la Biblioteca Pública; uno con dos leones afrontados muy deteriorados (48 x 33 x 47 cm) y el otro (50 x 35 x 47 cm). con dos grandes arpías con el cuello vuelto hacia atrás colocadas en las esquinas, sobre ellas otras dos más pequeñas que ocupan el centro de la cesta y en los laterales dos más. Se desconoce cual pudo ser su primitivo emplazamiento dentro de la iglesia románica. En el archivo fotográfico del Padre Benito Frutos custodiado en el Santuario del Henar de Cuéllar se conservan varias fotografías antiguas en las que se aprecian las piezas anteriormente descritas ya desmontadas de su emplazamiento original y otras cuyo paradero actual desconocemos. Mención especial merecen cinco capiteles de ángulo, al parecer procedentes del mismo edificio, cuya decoración y estilo parecen apuntar a un taller diferente al que labró las otras piezas. Tres de estos capiteles muestran cabezas antropomorfas de grandes ojos almendrados flanqueadas por hojas rematadas en volutas y un ábaco decorado con cenefas reticulares y de contario. Una de las cabezas, probablemente femenina, aparece cubierta con velo mientras que las otras dos, una de ellas barbada, presentan larga melena con raya central y mechones paralelos que en uno de los ejemplares describen ondas. Los otros dos capiteles fotografiados son de temática vegetal y geométrica. Uno muestra la mitad inferior en forma de escocia y la superior con un nivel de hojas picudas sobre el que se elevan dos ramilletes de dobles volutas. Este capitel es muy similar a uno de la ventana del absidiolo norte de San Martín de Segovia, probablemente labrado por la misma mano. La otra cesta presenta un esquema decorativo poco usual en el románico segoviano, con puntos de trépano, cenefa perlada y un nivel superior de hojas lanceoladas entre las que a veces se intercalan volutas. Ignoramos cual pudo ser el emplazamiento original de estos capiteles dentro de la iglesia de San Medel, aunque por su forma y dimensiones cabe pensar que estuvieron colocados en algunas ventanas desaparecidas. De ser así, éstas no pudieron tener otra ubicación que el ábside, acompañando probablemente al otro ventanal conservado, si bien parece extraño que siendo de mayor calidad plástica no fueran trasladados con el resto a la biblioteca de la capital. Tampoco podemos descartar que formaran parte de arquerías decorativas dispuestas en los muros del presbiterio, como en otras iglesias segovianas, si bien el total derrumbe de esa parte del templo nos impide poder certificar esta hipótesis. Por último, en otra de las fotografías del mencionado archivo se aprecia uno de los capiteles ya mencionados que fue a parar al Alcázar, elevado en este caso sobre un corto fuste de dos tambores y una basa formada por un toro sogueado y una escocia poblada de cuatripétalas. Esta última pieza la hemos podido localizar actualmente en la iglesia de la Vera Cruz, aunque desconocemos como llegó hasta allí.