SE TRATA DE UN EDIFICIO construido en su mayor parte a lo largo del siglo XVI que conserva como único testimonio románico la portada dispuesta en el muro sur, resguardada por un pórtico del siglo XVII. Dicha portada se nos presenta muy limpia y reconstruida, con notorias mutilaciones y desperfectos en sus arquivoltas. Parece que en origen debía sobresalir del muro, circunstancia que apenas se aprecia debido a la construcción de dependencias colaterales. Consta de un arco de ingreso de medio punto, cuatro arquivoltas y una chambrana con motivos de cuatripétalas inscritas en círculos. Las arquivoltas combinan filas de billetes, un baquetón, escocias y una cenefa vegetal con zarcillos, hojas de vid y cuatro animales -dos dragones alados y dos serpientes de colas enroscadas- que se intercalan entre los tallos. Apoya todo el conjunto en una sencilla imposta corrida sin ningún tipo de decoración. El peso de la chambrana, arquivoltas e imposta recae en dos jambas de arista viva y columna acodillada con burdo capitel de motivos vegetales -similar al de otras iglesias de esta comarca-, doble collarino sogueado, fuste liso y basa con escocia.