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Detalle de los aparejos de la torre

Identificador
40480_01_004
Tipo
Fecha
Cobertura
41º 13' 9.85" , -4º 31' 43.89"
Idioma
Autor
Ignacio Hernández García de la Barrera
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Nicolás

Localidad
Coca
Municipio
Coca
Provincia
Segovia
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
EN LA PARTE SEPTENTRIONAL de la localidad, próximos a la confluencia de los ríos Voltoya y Eresma, coronando un fuerte desnivel que llega desde el primero, se encuentran los restos de la antigua iglesia de San Nicolás. Las últimas restauraciones e intervenciones en su entorno remarcan su apariencia de resto aislado, casi arqueológico, “faro gigantesco”, en palabras de Quadrado. De su existencia se tiene constancia documental desde 1247, aunque los restos que nos han llegado testimonian una época anterior. Parece que en 1513 ya no cumplía función parroquial y que en 1589 se trasladó el reloj de su torre a la de Santa María, templo al que no mucho más tarde -1602- quedaría anexionada su fábrica, sufriendo poco a poco un proceso de degradación que a la larga ha resultado irreversible. En 1715, mantenía uso como ermita rural y sesenta años más tarde se afirmaba que estaba “casi arruinada”. Se trata de una imponente torre construida a partir de mampostería de cal y canto, de esbeltísimo aspecto; como se ha venido poniendo de manifiesto, las semejanzas con los restos de la torre de Santa María de esta misma localidad son evidentes, por lo que parece lógico pensar que la ubicación de esta sería a su vez similar, situándose al norte de la cabecera. Se compone de dos enormes cuerpos; el inferior presenta cinco series superpuestas (salvo en su flanco meridional, donde se situaba el acceso, en que se disponen únicamente tres) de arquerías de seis arcos de medio punto, distribuidas de tres en tres a ambos lados de un machón central que recorre toda la vertical de la torre, arrancando al nivel de la primera arquería. Se trata de arcos ciegos, doblados, de medio punto, “fraguados en la masa del mortero”, como señala el profesor Ruiz Hernando, lo que acentúa su carácter ornamental. En el cuerpo superior se disponen cuatro series superpuestas de arquerías, formadas por dos arcos cada una, organizándose estas dos series con un vano a cada lado del citado machón. Estos son arcos triples, de medio punto, a pesar de que alguno presenta una apariencia de sospechosa herradura quizá más fruto de los morteros que de su estructura, de una altura que se acerca a los dos metros. El interior es hueco -tras la última restauración se ha situado una escalera metálica en toda su altura--y entre los numerosísimos testimonios de su uso como palomar, se pueden constatar las huellas de lo que debieron ser forjados y escaleras; en la parte superior, la torre se cubre con una bóveda ligeramente apuntada, rematando al exterior en una terraza, aspecto que hace pensar en otras posibles funciones además de las litúrgicas, como serían las relacionadas con la defensa y la vigilancia del enclave. No sin dudas, se viene fechando en el siglo XIII posiblemente en la primera mitad, pero aventurada resulta cualquier precisión cronológica de este elemento que fue declarado Monumento Nacional en 1931.