LA IGLESIA ACTUAL ES PRODUCTO de una gran reforma asumida en tiempos posteriores a los medievales, seguramente durante los siglos XVI y XVII. El resultado de todo ello fue un amplio edificio levantado en mampostería y sillería arenisca, con gran cabecera cuadrada y nave de tres tramos, con sacristía y cementerio adosados al norte, pórtico al sur y torre a los pies. Bajo el pórtico, en el muro meridional, se encuentra la que fue portada principal, obra también de la gran reconstrucción del templo pero que hoy está cegada; en su lugar se ha habilitado otra entrada que se halla en el muro de poniente, bajo la torre, y que constituye además el único elemento románico que sobrevive en la iglesia. Inscrita esta última a ras del paramento de mampostería, está formada por un sencillo arco doblado y apuntado, de dovelas simples que apoyan en pilastras. Muestra además dos columnillas acodilladas que no sostienen a ninguna de las dos arquivoltas sino simplemente a sus correspondientes cimacios, de nacela en ambos casos. Las basas están semienterradas y los capiteles muestran sencilla decoración vegetal, en altas cestas, muy en la línea de los de las dos portadas de San Adrián de las Caldas, como ya señaló M.ª José Álvarez. El septentrional se organiza en dos cuerpos, el inferior estriado y el superior queriendo representar carnosas hojas rematadas en pequeñas pomas; el meridional es una simple sucesión de estrías curvas, verticales, con dos hojas lanceoladas rematadas en frutos ocupando las dos esquinas, con ábaco de segmentos en relieve. No parece que ninguno de los paramentos se pueda remontar también a esa época pues más bien la portada es un elemento remontado por completo, a juzgar por la defomación del arco y por la rara disposición de las columnillas. Su cronología es bastante tardía, pudiendo situarse en el entorno de 1200.