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Canecillos

Identificador
16005_01_042n
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
40º 21' 59.66'' , -2º 16' 35.97''
Idioma
Autor
Iván Amor Carretero Gallarte
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción

Localidad
Albalate de las Nogueras
Municipio
Albalate de las Nogueras
Provincia
Cuenca
Comunidad
Castilla-La Mancha
País
España
Descripción
SITUADA EN LA PLAZA MAYOR, punto más alto de Albalate de las Nogueras, encontramos esta magnífica obra de arte propia del románico inercial, típico de la provincia de Cuenca. Recorriendo las calles que llevan a la iglesia de la Asunción, podemos observar la combinación de elementos arquitectónicos de muy diferente factura, donde destaca el estilo barroco y renacentista, siempre desde un enfoque popular. Pero, sin lugar a dudas, el punto culminante de dicha arquitectura lo constituye la iglesia del pueblo, que, construida delante del Ayuntamiento, otorga a la citada Plaza Mayor un cuadrado casi perfecto, en el que sus lados nos ofrecen los símbolos del otrora poder local, el eclesiástico y el legislativo. La iglesia se erigió justo donde en siglos anteriores se encontraba la mezquita principal de Albalate de Bombarra, según la tradición, por mandato del párroco del pueblo, don Gil de Albornoz, durante su época de Cardenal (1350-1376), en recuerdo de los años en que fue cura de dicha parroquia. Sin embargo, tanto el estilo como las fuentes sobre la edificación, fechan el inicio de la construcción en una época anterior, 1185, es decir, casi dos siglos antes de que don Gil de Albornoz pudiera haber intervenido. Nos encontramos ante uno de los más importantes edificios de fábrica románica de la provincia que, a diferencia de otras construcciones, todavía conserva gran parte de su estructura original. La iglesia presenta planta de cruz latina, cabecera rectangular, crucero al exterior con un cuerpo más elevado a modo de cimborrio, dos pequeñas capillas de planta cuadrada adosadas a los brazos del crucero, una única nave rectangular (de proporciones más reducidas que la cabecera), elegante espadaña al Oeste y dos portadas de acceso enfrentadas en cada uno de los muros laterales de la nave. Según Ricardo Blanco Niño “el hecho histórico que debió influir en su construcción y estilo, fue la llegada de los cistercienses, grandes impulsores y propagadores del románico, al pueblecito de Córcoles, en donde hacia el año 1141, fundaron el Monasterio de Monsalud, desde donde irradiaron su fe, su cultura y su arte por toda esta región”. Partiendo de esta base, la iglesia original constaría de una única nave con ábside semicircular donde se situaría el presbiterio con altar exento, los cuales se perderían en la ampliación del siglo XVII. Pero, para poder estudiarla más en profundidad se dividirá su descripción en dos partes bien diferenciadas, por un lado el exterior y por otro el interior. El exterior, construido mediante sillar, al menos en la parte románica del edificio, presenta un cubrimiento diverso según las partes de la misma (aunque todos resueltos gracias a teja cerámica). La nave es a dos aguas, en el cuerpo central a cuatro y en las distintas capillas laterales a una. Entre los principales elementos destacables de esta impresionante obra constan los distintos canecillos sobre los que se recoge el vuelo de los aleros en la parte de la nave. Hay veinticuatro en el muro norte, que van desde los de decoración vegetal hasta los de decoración antropomorfa y zoomorfa. Son de una factura no repetida en la provincia, pero con gran similitud con la decoración de las ménsulas y ventanas de la nave mayor de la catedral de Cuenca. Siguiendo la dirección entre la cabecera y la espadaña, los distintos modillones se presentan así: el primero es irreconocible, al igual que los que ocupan los lugares cuarto y octavo, mientras que el segundo y el tercero se adornan con una cara y una cabeza (bastante deteriorada), respectivamente. Tras los mencionados, encontramos los siguientes detalles: una piña, otra cabeza, una hoja, una cara de nuevo, una máscara, otra cabeza humana y una cabeza de animal girada, un canecillo liso, un pentágono, seis bolas, una tercera cabeza humana, un felino con grandes orejas afiladas, otro canecillo liso, otro pentágono, una moldura y, para terminar, unas puntas de diamante. En el muro norte se halla la entrada principal al templo. Bajo un tejaroz de losas sobre cornisa y decorados con motivos de cestería, al lado de uno de los contrafuertes correspondientes a los arcos fajones del interior, se sitúa esta bella portada de arquivoltas apuntadas. Dichas arquivoltas se resuelven de diversas formas, así la exterior aparece decorada por cuadrifolias y recercado de puntas de diamantes (muy deterioradas); las centrales con decoración realizada en molduras con cordones, escocias y biseles; y, finalmente, la interior adovelada y decorada con dobles dientes de sierra. Todo ello está montado sobre una fina imposta corrida moldurada y jambas y pedestal lisos. La primitiva portada debió de tener pedestal o base con su moldura corrida. A su vez, entre la basa y el arranque de las arquivoltas habría tres columnitas que, con el paso del tiempo y por diversas circunstancias, desaparecieron y no fueron sustituidas por otras, sino por los sillares que ahora llenan los huecos (siglos XVIII-XIX). Según varios autores, entre los que destaca Miguel Ángel Monedero, esta portada guarda una importante relación o incluso estaría inspirara por la de la iglesia de La Puerta, de la vecina Guadalajara, en la que aparecen elementos decorativos similares a los que aquí encontramos. A la derecha de la portada, y junto al mencionado contrafuerte, se halla una ventana aspillera con saetera enmarcada en arco de medio punto, descansando sobre columnillas con capiteles adornados por decoración vegetal. En el muro que corresponde a los pies de la iglesia destaca la esbelta y elegante espadaña. La cual, pese a la ampliación que sufrió el templo, permaneció estable y, al contrario que en otras iglesias, se acometió en la cabecera, sin lugar a dudas, con gran acierto por parte de los encargados, ya que permitió conservar esta fastuosa espadaña. Es de frontón muy apuntado, estructurada en un solo cuerpo y rematado en forma triangular. Sobre el cuerpo se abren tres troneras o huecos de medio punto para las campanas, situando dos en la base del triángulo y una más en la parte superior, de menor tamaño, para el campanil. Toda esta parte sufrió una pequeña remodelación en 1987, debido al impacto de un rayo. Bajo el cuerpo de las campanas y en línea perpendicular con la tronera más alta se abre otra ventana abocinada, la cual consta de dos arcos de medio punto con dovelas y moldura, que descansan sobre columnillas con un capitel sumamente esquemático, dotando a la nave principal de una débil iluminación. En cuanto al último muro existente de la fábrica original, el muro sur, presenta varias similitudes con el norte. Dicho muro sigue el esquema que presenta su homólogo, sirviendo de puerta de acceso entre el templo y el antiguo cementerio. De este modo, tiene una cornisa de piedra con una veintena de canecillos anacelados bajo un pequeño tejaroz. En esta ocasión el número de canecillos disminuye en dos y, siguiendo una dirección de Oeste a Este, aparecen las siguientes representaciones: dos canecillos con moldura, dos cabezas casi irreconocibles, uno liso, dos con decoración de hojas palmeadas, dos lisos, una esfera, una hoja, otra cabeza, una hexafolia incrustada en un círculo, una tercera cabeza, un rostro humano, un animal, una hoja, uno liso, una cabeza humana, un modillón irreconocible, otra hoja y, finalmente, uno sin ningún tipo de decoración. La portada sur está acotada por dos contrafuertes: el izquierdo, totalmente intacto y que corresponde con uno de los arcos fajones del interior, y el derecho, reutilizado y aprovechado en el muro de la capilla edificada con posterioridad. Esta portada consta de un arco apuntado de triple baquetón sobre imposta, con arquivolta decorada por cordones y escocias que apoyan directamente sobre columnas de capitel vegetal, que descansan sobre sencillos pedestales. A la izquierda de la portada, en paralelo con la del muro contrario, se encuentra otra pequeña ventana aspillera, con sus mismas características, es decir, arco de medio punto adovelado que apoya sobre columnillas de capitel muy esquematizado. Por último, la cabecera, ampliada en el siglo XVII, sustituye a la original y fue realizada, según recoge el informe (noviembre de 1621) presentado por el veedor Francisco del Campo a causa de que: tiene tanta necesidad de ensancharse que ningún día solemne puede juntarse todo el lugar a oír Misa ni a ninguna procesión, que por ser tan pequeña la dicha iglesia y aver ido en aumento el lugar y la gente y al presente ba aumentándose y para el remedio desto e bisto y considerado el ensanche que puede tener… Este problema de espacio se solucionó con la creación de dos capillas a ambos lados de cabecera, lo que le proporciona la actual planta de cruz latina. Acerca del interior de la nave, se ha de destacar que presenta también rasgos totalmente distintivos y que contribuyen a hacer de la iglesia de Albalate de las Nogueras un ejemplar casi único de la provincia de Cuenca. La nave original se cubre con bóveda de cañón apuntada, a la manera cisterciense, y se divide en tres tramos por arcos fajones apuntados, los cuales se corresponden con los contrafuertes que encontramos al exterior, y con moldura de triple rosca. Estos arcos apoyan directamente sobre pilastras compuestas. Todos se coronan con capiteles de variada decoración, en los que algunos autores observan reminiscencias árabes o más propias de la estética gótica, donde predomina la decoración vegetal, mayoritariamente de hidra o roble. La iluminación de la nave se consigue gracias a varias ventanas abocinadas, dos de fábrica románica en el tramo final de la misma y otras dos, sitas en el primer tramo, de construcción similar, pero cegadas y cortadas en su parte inferior por los arcos de entrada a las dos capillas edificadas posteriormente. Dichas capillas, de planta cuadrada al igual que el tramo central del crucero, se cubren mediante cúpula sobre pechinas, y la más cercana a la portada sur está dedicada al baptisterio. Por último, el tramo entre la nave y la cabecera, resuelto mediante arco triunfal, es el postrero arco fajón, pero, a diferencia de los ya explicados, descansa sobre pilastras con moldura de gran dimensión y se remata en capitel vegetal. Al igual que la fábrica primitiva de la iglesia, la pila bautismal de Albalate de las Nogueras es un ejemplar muy interesante y bien conservado. Según Ricardo Blanco Niño, la pila estuvo ubicada a los pies de la iglesia, en el centro de la nave. Sin embargo, en la visita general realizada el 25 de noviembre de 1603, el licenciado Francisco Cortés ordenó al mayordomo de la iglesia que se hiciera una capilla nueva con su reja para albergarla. Señala el mismo autor que esta capilla se construyó en el ángulo de la pared de la espadaña y la pared por donde están las escaleras de subir al coro actualmente. Posteriormente, al colocar el coro en 1689 y las escaleras de acceso, esta capilla bautismal quedó casi oculta, motivo por el que se decidió en 1966 sacar la pila de allí y trasladarla a la capilla de la Vera Cruz, donde hoy se encuentra. Esta pila bautismal (110 x 85 cm) se podría catalogar dentro del grupo de las decoradas con gajos o gallones que tanto abundan en la provincia, sin embargo, presenta sus propias variaciones, que la hacen distinta de las otras. Realizada en piedra, el vaso se divide en dos partes claramente diferenciadas: en primer lugar, la cenefa, enmarcada entre molduras con motivos de cestería y con tres torzales cada cinta, presenta una decoración similar a la de uno de los capiteles interiores sobre los que descansan los arcos fajones de la nave original. En segundo lugar, el vaso se divide en gallones separados por cordones de soga sin torcer y molduras similares a la descrita en la cenefa. Tanto cordones como molduras hacen que los gajos se presenten sin relieve ni abultamiento, llegando hasta su recogimiento en la base de la copa. Completa el conjunto una base cuadrada de fábrica posterior, donde se asienta la pila original. Existen otras dos pilas con características semejantes en la propia provincia de Cuenca. En primer lugar, la del pueblo de Villar del Saz de Navalón, que cuenta con la misma decoración en la cenefa con motivos de cestería trenzados, aunque mucho más toscos y abultados; y, en segundo lugar, la de Villalba de la Sierra, con un cuerpo de vaso totalmente diferente, al haber sido sustituidos los gallones de la pila de Albalate por una arquería que recorre todo el vaso. En definitiva, según Tomás Nieto Taberné, nos encontramos ante de una obra que podríamos calificar dentro del grupo invariante del románico, por lo que su talla debió de realizarse, al tiempo que el templo original que la cobija, en la primera mitad del siglo XIII.