Sant Andreu del Castell de Oliana
OLIANA
Oliana surgió al lado del eje fluvial que facilitaba la comunicación y la provisión de agua. Hay indicios de una colonia romana establecida en la cima en la que actualmente se alzan los restos del castillo. Éste fue la génesis del núcleo antiguo del pueblo de Oliana, asentado en la cima de un cerro en la margen izquierda del Segre, al pie del Roc de les Hores. En el siglo xvi los habitantes se desplazaron en el llano, la ubicación actual del pueblo. El municipio de Oliana, el segundo más poblado de la comarca, comprende, además del propio pueblo de Oliana, les Anoves, las casas del castillo de Oliana, el barrio de la Colonia y la urbanización del Clot de la Guineu. Oliana se halla en el kilómetro 141 de la carretera C14, al norte de Ponts y Artesa de Segre. Oliana ha conservado parte de su recinto amurallado y del trazado urbano medieval. De su antiguo castillo tan sólo subsisten algunos muros y la iglesia de Sant Andreu, la cual es el único edificio que queda en pie de la primitiva población. La primera mención al castro Uliana se remonta a 919, cuando es citado en una operación de venta de dos casas situadas en su término. En la controvertida acta de consagración de la catedral urgelitana, fechada inicialmente en 819, pero que se trata de una falsificación de época realizada entre 1016 y 1024, se hace mención de Uliana Posteriormente, figura en numerosos documentos de los siglos xi y xii, en donaciones de los condes de Urgell, señores del lugar. Oliana fue una de las nueve poblaciones que Jaime I, por el pacto de Lleida (1228), tuvo que rescatar de los Cabrera para Aurembiaix de Urgell, hija del conde Ermengol VIII, a la que habían arrebatado el condado de Urgell.
Iglesia de Sant Andreu del Castell de Oliana
Saliendo de Oliana por la carretera C14 en dirección a La Seu d’Urgell, aproximadamente a 1,5 km, un desvío a la derecha conduce hacia la iglesia de Sant Andreu del Castell, la cual se encuentra al lado de los restos del castillo y del antiguo pueblo de Oliana.
La historia de este templo va estrechamente ligada a la del castillo, pues era la capilla del mismo, si bien desempeñó funciones parroquiales hasta que la población abandonó esta ubicación. Fue consagrado, entre 1037 y 1040, por el obispo Eribau, según se indicaba en un pergamino encontrado, junto a un anillo de dicho prelado, en una lipsanoteca de vidrio que se hallaba en el altar y que no se ha conservado. Posiblemente la construcción pudo haber sido iniciada en tiempos de su predecesor, Ermengol. En 1054 y 1066 se cita la iglesia en sendos documentos de donación. Perdió su categoría de parroquial cuando la población se trasladó al llano. Fue restaurada y reabierta al culto en 1978.
La iglesia presenta una planta compuesta por una nave rectangular, algo irregular, un ábside semicircular precedido de un corto tramo presbiterial que facilita la transición entre ambos espacios, y una torre campanario de planta cuadrada adosada a la parte oriental del muro sur. En el paramento exterior del ábside, cuatro lesenas, que arrancan del zócalo inferior, determinan tres entrepaños, dos de ellos, los laterales, coronados por sendas parejas de arquillos ciegos, mientras que el tercero, el central, es más estrecho y cuenta con un solo arco. En lo alto de este entrepaño se abre una ventana de doble derrame y arco de medio punto. En el tramo oriental del muro sur de la nave, prácticamente pegada al cuerpo de la torre, se encuentra una segunda ventana de similares características, junto a la que había una tercera, que fue cegada con la construcción del campanario, y que todavía es visible desde el interior. Una cuarta ventana, esta vez de derrame simple hacia el interior, se sitúa en la fachada oeste. El acceso al templo se realiza por dos puertas de arco de medio punto que se abren en el muro norte de la nave, lienzo que está reforzado por dos potentes contrafuertes añadidos con posterioridad. El ábside resulta muy esbelto en comparación con los muros laterales de la nave, pues se adapta al desnivel del terreno.
La torre campanario está formada por tres niveles, de los que el inferior es liso, supera la altura de la cubierta de la nave y cuenta con un pequeño vano rectangular en cada una de sus caras. En los dos pisos superiores, de los que el segundo es resultado de una restauración realizada en los años ochenta del siglo pasado, se abren sendas ventanas con arco de medio punto en cada uno de sus frentes, las cuales están flanqueadas por los machones angulares que refuerzan la estructura en estos dos niveles.
En el interior, el ábside se cubre con la habitual bóveda de cuarto de esfera, mientras que en la nave se utilizó una bóveda de cañón reforzada por dos arcos fajones, apoyados en pilastras, que determinan tres tramos. En el lado meridional del primer tramo de la nave, un arcosolio con arco de medio punto enmarca la puerta de acceso al campanario.
El aparejo utilizado en los paramentos está compuesto por sillarejo desigual, toscamente tallado, dispuesto en hiladas más o menos homogéneas. En la parte superior del lienzo septentrional, se aprecia un material diferente, más irregular, que podría ser testimonio de alguna reforma, la cual podría estar asociada con la existencia de los contrafuertes. Numerosos mechinales, alineados vertical y horizontalmente, se abren en los diferentes paramentos del templo, excepto en esta zona del muro norte. En las lesenas, los arquillos ciegos y parte de las piezas de las ventanas, se utilizó piedra toba.
Se ha situado la construcción de este templo en el siglo xi. El campanario pudo ser añadido posteriormente, si bien no mucho más tarde, desde luego en época románica.
Texto: Juan Antonio Olañeta Molina/Roser Gort Riera - Fotos: Xavier Cerqueda Ribó/Roser Gort Riera - Planos: Xavier Cerqueda Ribó
Bibliografía
Baraut i Obiols, C., I, 1978, p. 115; Baraut I Obiols, C., 1979, pp. 61-63; Bertran i Roigé, P., 2010, pp. 26-27; Castells Catalans, Els, 1979, VI (I), pp. 1176-1179; Catalunya Romànica, 1984-1998, VI, pp. 264-265; Rocafort I Sansó, C., s.f., p. 612; Serra i Vilaró, J., 1962-1966, III, pp. 108-109.