Santa Maria de Amer
AMER
Con una superficie de 40 km², el municipio de Amer se encuentra en el extremo nororiental de la comarca de la Selva, entre las comarcas de la Garrotxa, al Norte, y el Gironès, al Este. La mayor parte del término municipal se extiende por el valle bajo del Brugent. Este río discurre de Norte a Sur hasta juntarse con el Ter, del cual es afluente.
La villa de Amer es el centro administrativo del municipio, que cuenta, además, con los vecindarios del Colomer, la Costa de Santa Brígida, la Jonquera, Lloret Salvatge, el Mont, Palou, Sant Climent d’Amer y Sant Genís Sacosta, y con las urbanizaciones de Solivent y la Colonia de la Hidroeléctrica. La carretera C-63 atraviesa el término facilitando la comunicación, que se completa con pistas y carreteras locales.
Se conocen asentamientos íberos y romanos. El primer núcleo de población aparece citado en el año 840. En la localidad tiene lugar un mercado semanal, documentado ya en el siglo xii. Los terremotos del 1427 y en 1428 afectaron gravemente todo el valle, y especialmente la población de Amer. Sólo quedó en pie una parte de la iglesia del monasterio de Santa Maria, que presidía la localidad. Muchas de las casas se derrumbaron, además del palacio abacial y de la parroquia de Sant Miquel. La reconstrucción fue lenta, y el claustro del monasterio, cuyos restos fueron encontradas en unas excavaciones en 1989, ya no se volvió a edificar.
Texto: MJV
Antiguo monasterio de Santa Maria d’Amer
Pocos testimonios románicos quedan hoy de lo que fue el antiguo monasterio de Santa Maria d’Amer, cuya iglesia es hoy la parroquial del municipio, rodeada de varias dependencias que antaño formaron parte del cenobio. Afectado por los terremotos del año 1427, el conjunto tuvo que ser reconstruido de manera muy notable, perdiendo gran parte de sus elementos de época románica.
Los orígenes de Santa Maria de Amer se encuentran en el traslado (en el año 940 aproximadamente) de una pequeña comunidad monástica existente en Sant Medir de Cartellà, agregado del municipio gerundense de Sant Gregori. La noticia más antigua de dicha comunidad data del año 820, momento en que es nombrado Deodat como abad. Las causas probables del cambio de ubicación se deben a la expansión de la comunidad de monjes con diferentes filiales, y la voluntad de una mejor administración de las tierras situadas cerca de Osor, el Far y el valle de Amer, además de ser, según la historiografía, este nuevo emplazamiento un enclave estratégico. Así, en el año 949 el obispo de Gerona Gotmar consagra la iglesia del nuevo monasterio de Amer, la cual estaba dedicada a santa María, san Juan y san Benito.
En sus orígenes, se trataba de una iglesia de planta basilical cubierta con bóveda de cañón, encabezada por un ábside y dos absidiolas laterales. Durante el siglo xii se realizaron obras de ampliación, en las que se añadió un campanario de planta cuadrangular en el espacio noreste antes ocupado por el cementerio, y también una nueva capilla dedicada a san Benito, formando un cuerpo añadido a la planta con una sola nave encabezada por una absidiola semicircular; este añadido dio a la cabecera de la iglesia su aspecto actual, formado por un total de cuatro ábsides. Hoy se conserva solamente una parte de la estructura absidal, con arcuaciones y lesenas típicas del primer románico.
En el año 1657, las tropas de Felipe IV saquearon Amer provocando graves daños en la estructura de la iglesia de Santa Maria y en las dependencias monásticas. Durante los siglos xvi y xvii se reformaron las naves, alargándolas, a petición del abad Joan Antoni Climent (1675-1701); se sustituyeron los pilares de separación de las naves por grupos de cuatro columnas dóricas en cada uno, y se sobrealzó el ábside mayor añadiéndole una galería superior. Debido a los fuertes terremotos, el claustro quedó completamente arruinado a comienzos del siglo xv, y nunca fue reconstruido. En su lugar, ya en el siglo xviii, se construyó una capilla dedicada a la virgen de los Dolores.
En el año 1989 se realizaron unas prospecciones arqueológicas, en las cuales se encontraron algunas dovelas y fragmentos de fustes de columnas que habrían formado parte de la estructura de la galería norte. Las excavaciones pudieron dar una idea aproximada de las dimensiones del claustro, sustentado por columnas dobles con fusto liso rematadas por capiteles con decoraciones vegetales sencillas. Existen, como único testimonio escultórico, dos capiteles encontrados en una excavación más antigua, hoy conservados en la sacristía del templo. Aunque están muy deteriorados, la decoración que se puede adivinar está formada por entrelazados, semiesferas y hojas sencillas en sus cuatro caras, muy próximos a ejemplares como los del claustro de Sant Pere de les Puelles.
A pesar de la devastación del terremoto y las sucesivas reformas del conjunto monástico, en su interior se conservaron hasta 1936 varios elementos escultóricos de época románica, en particular una pila bautismal y una talla de la Virgen. Ambas piezas fueron destruidas durante la Guerra Civil. La pica bautismal, de inmersión, era un ejemplar de forma más o menos circular, que se conoce gracias a fotografías antiguas. Iba decorada con arcuaciones ciegas flanqueando un tipo de decoración vegetal repartidas en dos franjas, y podría datarse entre el siglo x y xi.
La talla románica de la Virgen se quemó en el año 1936. Igual que la pila bautismal, se conoce por una fotografía antigua conservada en el Arxiu Mas de Barcelona. La talla estaba ya mutilada a comienzos de siglo xx, y había sido objeto de varios repintes. Se trataba de una Virgen en majestad con el Niño sentado sobre su rodilla izquierda, y por sus características se supone fechado entre finales de siglo xii y principios del xiii.
Texto y fotos: Marina García Carbonell –Planos: Isabel Font Mercader
Bibliografía
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